La Comisión Europea ha dado este martes el primer paso para establecer un salario mínimo europeo, una de las promesas estrella de la nueva presidenta, la conservadora alemana Ursula Von der Leyen, para conseguir la investidura. El objetivo no es establecer un SMI idéntico en toda la UE, sino fijar una serie de criterios para que en todos los Estados miembros el salario mínimo garantice un "nivel de vida digno", según ha explicado el comisario de Empleo y Asuntos Sociales, Nicolas Schmit.
En la actualidad, las diferencias entre los salarios mínimos de los países de la UE son brutales: su importe oscila entre los 286 euros al mes en Bulgaria y los 2.017 euros en Luxemburgo. Bruselas cree que en algunos de estos Estados miembros, el SMI no garantiza un nivel de vida digno.
Además, en Dinamarca, Finlandia, Suecia, Italia, Chipre y Austria carecen de un SMI por ley. Schmit ha resaltado que la mayoría de estos países ya tienen salarios altos y "podrán conservar sus sistemas de negociación colectiva, no tendrán que introducir un salario mínimo por ley".
"El hecho de que la Comisión diga que hay que hacer algo con los salarios en general y sobre todo con el SMI, que hay que garantizar que en todos los Estados miembros el salario mínimo garantice un nivel de vida digno, es un cambio de paradigma. Porque hace no tanto tiempo, prevalecía la idea de que hay que reducir el salario mínimo, algo que se ha hecho en varios Estados miembros", ha resaltado el comisario de Empleo.
Coincidiendo con en anuncio del Ejecutivo comunitario, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha asegurado que cumplirá la "palabra dada" y subirá el salario mínimo hasta el 60% del salario mínimo (es decir, hasta 1.200 euros) a lo largo de la legislatura, aunque ha eludido poner fechas. Según los datos de Bruselas, España es el país de la UE en el que el SMI es más bajo en relación con el salario medio, apenas el 40%. Pese a ello, la Comisión ha avisado varias veces de que una subida del salario mínimo tendrá un "efecto negativo" en el crecimiento del empleo.
En su comunicación de este martes, Bruselas alerta de que, pese al crecimiento moderado de los salarios de los últimos años en la mayoría de Estados miembros, "la situación de los trabajadores con bajos salarios ha empeorado y las desigualdades salariales han aumentado".
Alrededor de uno de cada seis trabajadores en la UE tiene un salario excesivamente bajo y este porcentaje sigue creciendo: aumentó de media del 16,7% en 2006 al 17,2% en 2014. La tasa de trabajadores pobres también se ha incrementado desde el 8,1% en 2005 hasta el 9,6% en 2018.