El consumo de platos preparados aumentó un 38% entre 2015 y 2018, según datos de Kantar. Los supermercados lo saben y por eso están buscando iniciativas que cumplan con la demanda de los consumidores. El último en sumarse ha sido Lidl. Sin embargo, el supermercado alemán llega a este segmento desoyendo a las tendencias del mercado.
Todas las voces del sector se repiten afirmando que los clientes cada vez están más comprometidos con el medioambiente y están más concienciados con su entorno. En definitiva, cada vez que entramos al supermercado miramos ya no solo la etiqueta del producto, sino también su envase.
Aquí llega el primer tropiezo de Lidl. La mayoría de sus platos preparados están envasados en plástico. De hecho, todos los platos que se venden en frío (pasta, paella, rissotto) están envasados en bandejas de este material. También lo está el pollo asado en la sección de platos calientes.
Cabe destacar que Lidl fue pionero eliminado las bolsas de plástico de su sección de frutas y verduras. Tanto es así que en el caso de los productos frescos bio -de envasado obligado- ha optado por unas mallas de material reciclado y bandejas de cartón compostables. Sin embargo, la protección al medio ambiente no ha estado en el centro durante la puesta en marcha de su sección Listo para comer.
Los platos que ha puesto a la venta Lidl se venden en raciones individuales ya envasadas, por lo que para dar de comer a más de una persona es necesario comprar más de un envase.
En materia de sostenibilidad, Lidl también deberá trabajar en el desperdicio alimentario. Según han explicado los responsables de la compañía, la comida caliente no estará más de cuatro horas a la venta. Si no consiguen dar salida a esos productos, estos terminarán en la basura. Se trata de un aspecto en el que la cadena seguirá trabajando, pero que de momento puede tener un impacto bastante negativo.
Pocas opciones vegetarianas
En cuanto al surtido de platos, desde Lidl no descartan que se vaya ampliando. Sin embargo, actualmente cuentan con pocas opciones aptas para vegetarianos, todavía menos para veganos. Es sorprendente que teniendo en cuenta la cantidad de opciones no cárnicas que han surgido, Lidl no haya puesto a la venta -en caliente- ninguna hamburguesa vegetariana o vegana.
De hecho, de las preparaciones calientes, solo un wrap de falafel (pasta de garbanzos) es apto para los 4 millones de españoles que se declaran vegetarianos, según el informe The Green Revolution.
El mismo documento apunta que Lidl “intenta concentrar buena parte de su oferta vegetariana y vegana, incluyendo su propia marca My Best Veggie”. Además, la cadena alemana permite filtrar en su página web las opciones aptas para cada dieta.
Si nos fijamos en los platos fríos, el catálogo para las personas que no comen carne no es mucho más amplio: solo el rissotto de setas y la ensaladilla rusa se libran de la carne.
Por otra parte, los platos calientes están más inspirados en la dieta estadounidense (hamburguesas, alitas de pollo o nuggets) que en la mediterránea. Aunque desde Lidl defienden que se pueden combinar con ensaladas, no dejan de ser preparaciones de alto nivel calórico.
Menos cómodo que la competencia
En Lidl tienen claro que quieren ser los más baratos sin que afecte a la calidad-precio del producto. Y eso tiene sus consecuencias. Como por ejemplo que las tiendas donde están a la venta estos platos no tienen un espacio donde degustarlos, tampoco tienen microondas donde calentar las preparaciones que se venden refrigeradas. Desde la cadena insisten en que se trata de un test y que están estudiando la instalación de microondas.
Este es uno de los aspectos que los diferencia de Mercadona, por ejemplo, o incluso de Dia&Go. Ambos cuentan con zonas para comer e incluso utensilios como cucharillas o tenedores, algo que tampoco está disponible en Lidl.
La puesta en marcha parece más un intento de no perder la ola de los platos preparados que una auténtica apuesta por liderar este segmento.