Liberalizar un mercado tiene sus ventajas pero también sus riesgos. En el caso de un sector tan sensible como el control aéreo, además, hay que tener en cuenta una serie de circunstancias que lo convierten en estratégico. El próximo tres de febrero, se cierra el plazo para presentar las ofertas para renovar la gestión de 12 torres de control liberalizadas de aeropuertos españoles. Una decisión que tendrá un gran impacto en el sector aéreo.
El indicador más evidente de la importancia de este concurso lo encontramos en la gran expectación que ha generado entre potenciales interesados. Un grupo entre los que se encuentran tres compañías públicas de Alemania, Italia y Noruega. Esta circunstancia cuenta con una singularidad: el control aéreo de esos tres países se gestiona en régimen de monopolio público.
La alemana Das, la italiana Enav, la noruega Avinor y la finlandesa ANS estudian en estos momentos presentar ofertas para hacerse con alguno de los tres lotes en los que se han divido las 12 torres de control de los aeropuertos de A Coruña, Alicante-Elche, Cuatro Vientos, Fuerteventura, Ibiza, Jerez, La Palma, Lanzarote, Sabadell, Sevilla, Valencia y Vigo.
Además de estas empresas públicas, se espera que los actuales gestores de las torres, Ferronats y Saerco, presenten ofertas para continuar gestionando estos centros. Un grupo de interesados que se completaría con dos propuestas más: un grupo de ex-controladores canarios de Enaire y la Escuela de pilotos de Jerez. En el caso de estas dos últimas, jugarían el rol de socios locales de propuestas en las que también estarían presentes compañías internacionales.
De confirmarse este nivel de interés, el próximo 3 de febrero el concurso de estas 12 torres contaría con más concurrencia y competencia que en la anterior licitación llevada a cabo en 2011. Una circunstancia que en principio siempre es positiva pero que, en este caso, desde el sector apuntan a que puede abrir la puerta a potenciales conflictos.
Igualdad de condiciones
Y es que, la presencia de operadores públicos que no cuentan con competencia en sus mercados podría tener un efecto en las ofertas presentadas. Para estas compañías el interés por operar fuera de sus fronteras es muy alto. Actualmente existen pocos países que hayan seguido la senda de España abriendo a operadores no estatales su control aéreo. Reino Unido y Suecia serían los otros mercados más destacados.
Esto sumado a la duración de los contratos, en el caso de las 12 torres españolas es de siete años ampliables a tres más, hace que imponerse en uno de estos concursos tenga un gran valor. Más aún en un contexto en el que durante los próximos años se espera que otros países vayan liberalizando parte de sus torres. Para estas empresas contar con experiencia en un mercado maduro como el español multiplicaría el atractivo de sus propuestas a la hora de pujar por futuras licitaciones en otros países.
Esta circunstancia hace que el componente económico pase a un segundo plano en el caso de las propuestas provenientes de monopolios públicos. El montante del concurso asciende a 140 millones de euros durante los siete años. Una cantidad muy accesible para las compañías públicas que les abre la puerta a realizar ofertas muy competitivas en precio.
Ante esta circunstancia, desde el sector señalan que las compañías que no cuentan con el respaldo público van a tener que exprimir sus propuestas. Algunos operadores públicos que han entrado en otros mercados como el británico han llegado a ir a pérdida en estos concursos para contar con experiencia fuera de sus países.
Criterios técnicos y económicos
El concurso español tendrá diferentes etapas. El próximo 3 de febrero se cierra el plazo de presentación de ofertas. En ese momento comenzará un periodo, que se calcula durará un mes, en el que Aena valorará las ofertas técnicas. Las compañías que pasen este filtro llegarán a una subasta final en la que se tendrá en cuenta la parte económica. Si el proceso no sufre modificaciones, se espera que el próximo mes de marzo se anuncien los ganadores definitivos.
Este formato abre la puerta a que, una vez superada la criba técnica, donde además de certificaciones necesarias se tiene en cuenta que los interesados tengan experiencia probada de gestionar 150.000 operaciones al año, el componente económico sea el que finalmente se imponga.
Así las cosas, el concurso por la gestión de las torres de control aéreo se presenta como un hito que marcará la próxima década del sector. Un periodo en el que se espera que Aena siga ahondando en la senda liberalizadora. Sin ir más lejos, en 2018 la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) emitió un estudio en el que no sólo valoraba muy positivamente esta experiencia sino que, además, animaba a incorporar más instalaciones a este tipo de concursos. Esta claro que empresas interesadas en participar en ellos, no faltarán.