La crisis del Mobile deja a España como víctima de la guerra EEUU-China por la falta de iniciativa política
El Gobierno se ha visto sobrepasado por la oleada de cancelaciones de empresas al evento de la GSMA en plena batalla tecnológica con China.
14 febrero, 2020 02:37Noticias relacionadas
Tras la guerra comercial, son varios los expertos internacionales que han advertido de que el coronavirus se ha convertido en un nuevo arma para Estados Unidos en su lucha por mantener la hegemonía global ante el avance de China. De por medio, España ha perdido el MWC, un evento que coloca cada año a Barcelona en el foco de la vanguardia tecnológica mundial y que genera un impacto económico próximo a los 500 millones de euros.
El devenir de los acontecimientos, que arrancó el 5 de febrero con el anuncio de que la coreana LG suspendía su asistencia a la feria por este virus, ha sobrepasado al Gobierno. Fuentes del sector consideran que el Ejecutivo español tardó en reaccionar y no hizo lo suficiente a través de sus diferentes ministerios para contener la cascada de cancelaciones de empresas al evento.
Prácticamente la mitad de las grandes compañías del mundo de la tecnología y las comunicaciones que decidieron anular su asistencia a la feria son estadounidenses. Si bien entre el resto figuran grupos de todas las nacionalidades, el detalle del alto volumen de empresas de EEUU que cancelaron su presencia no ha pasado desapercibido entre quienes han seguido de cerca la evolución de la suspensión de un evento que iba a reunir a 2.800 empresas en Barcelona.
Al poner contra las cuerdas una gran feria con repercusión mundial como el MWC se ha reforzado el mensaje de que este virus de origen chino, que ya afecta a cerca de 52.600 personas, es una amenaza mundial.
España se habría convertido así en una víctima colateral de una batalla silenciosa entre Estados Unidos y China que va más allá de la guerra comercial, ya que afecta a otra lucha más de fondo: la carrera tecnológica. Prueba de ello, es el hecho de que otras grandes ferias mundiales se van a celebrar a pesar de que el coronavirus, ahora bautizado como Covid-19, es una "amenaza global".
Esta visión no es compartida por el discurso oficial de la GSMA, organizadora del Mobile World Congress. Su director, Mats Granryd fue preguntado por la posibilidad de que el evento se hubiera cancelado por un nuevo episodio de la reciente guerra comercial y rechazó esa idea."Sin lugar a dudas no ha habido motivos ocultos", afirmó.
Sin embargo, el investigador de la Fundación Civismo, Javier Santacruz, considera que detrás de muchas de las anulaciones de empresas en los últimos días hay un intento de esas corporaciones de golpear a una feria en la que la tecnología china ha ido adquiriendo gran protagonismo en los últimos tiempos por su importancia en el mercado.
"La innovación tecnológica está cada vez más influenciada por la tecnología china. EEUU y aún más, Europa se están quedando atrás en esta gran batalla. Llamó la atención que entre las primeras empresas en cancelar figurasen algunas compañías de redes", señala Santacruz. Es en este punto imposible olvidar el reciente conflicto entre Washington y Huawei.
Lucha geopolítica
Sin referirse al caso concreto del MWC, en una conversación con este periódico para evaluar los daños económicos que ha ocasionado el virus, el presidente de la Cámara de Comercio de España en China, división Pekín, Alberto Lebrón, advertía el pasado miércoles de que tras la alarma internacional por el coronavirus se esconde la "batalla geopolítica entre Estados Unidos y China".
Como ejemplo, Lebrón señalaba las palabras del secretario de Salud de Estados Unidos, Alex Azar, cuando declaró una emergencia de salud pública en norteamérica por este virus.
"Si realmente estuviéramos ante una crisis sanitaria mundial, veríamos a las potencias mandar ayuda masiva a China y no este tipo de declaraciones", reflexionaba el representante español.
Hasta ahora, la OMS no ha lanzado la recomendación de no desplazarse a nivel internacional, pese a que sigue muy de cerca la evolución de la enfermedad.
Sin embargo, con el argumento esgrimido por las tecnológicas de que es peligroso que sus empleados viajen y asistan a una feria, España se ha quedado sin el MWC después de que la GSMA se viera forzada a cancelar el evento.
La versión del Gobierno
El Gobierno español insistió este jueves en que no había ningún motivo sanitario para suspender la feria. La vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, aludió a "otras razones", aunque evitó entrar en el detalle de estas.
También la vicepresidenta y ministra de Economía, Nadia Calviño, rechazó que el motivo para cancelar la feria fuera sanitario.
El hecho de que España no haya declarado la alerta sanitaria ha sido un varapalo para los organizadores, que ahora tendrán más complicado reclamar las coberturas de sus pólizas de seguros.
Para mitigar ese impacto, el director de la GSMA, explicó este jueves que el evento se ha cancelado por "razones de fuerza mayor". "Las prioridades han sido salud y seguridad", concluyó.
Sin embargo, desde la Fira de Barcelona, su presidente, Pau Relat, insistió en que "ni Barcelona, ni Cataluña, ni España" están en zona de riesgo de coronavirus.
El virus, la puntilla
La cancelación del Mobile World Congress que iba a celebrarse entre el 24 y 27 de febrero por el coronavirus es la puntilla a varios años en los que la feria se ha visto salpicada por el enrarecido clima político que hay en Cataluña.
A esos hechos se sumaría ahora la incapacidad demostrada por el Gobierno central y la Generalitat de poner en marcha su maquinaria para retener una feria vital para España y para el sector de las telecomunicaciones y la tecnología, algo que en el medio plazo podría acabar afectando a la decisión de la GSMA sobre si mantiene su sede en Barcelona, advierte Santacruz.
Con todo esto, en el sector se espera que lo ocurrido este año sea una lección para que en el futuro todas las autoridades y sectores implicados cierren filas entorno a la feria para trabajar porque Barcelona siga acogiendo un evento cuya cancelación ha afectado al empleo en unos 15.000 puestos de trabajo, según la patronal Fomento del Trabajo.