El grupo automovilístico francés Renault entró en números rojos en 2019 por primera vez desde 2009, al registrar una pérdida de 141 millones de euros, frente a los 3.302 millones de beneficios que obtuvo en 2018, informó hoy.
Las razones de ese hundimiento fueron el descalabro de la contribución de sus socios chinos, de Daimler, pero sobre todo de Nissan, así como el empeoramiento de su propia actividad automovilística, explicó este viernes Renault al presentar sus resultados anuales.
Nissan únicamente contribuyó con 242 millones de euros a sus resultados el pasado año, tras los 1.509 que le había supuesto en 2018, explicó el grupo francés en un comunicado.
En cuanto a los chinos y Daimler, en conjunto le acarrearon incluso un agujero de 432 millones de euros en comparación con los 31 millones positivos de un año antes.
Pero más allá de lo que hicieron los demás, el resultado de explotación del propio Renault se redujo a 2.105 millones de euros, frente a los 2.987 de 2018, mientras la facturación descendió un 3,3 %, hasta 55.537 millones.
En consecuencia, el margen operativo se quedó en el 4,8 % del volumen de negocios, 1,5 puntos porcentuales menos.
Y si se excluye la actividad financiera (los préstamos a la compra de vehículos), en la que mejoró ligeramente la rentabilidad, el margen operativo del puro negocio automovilístico (y dejando aparte la filial rusa Avtovaz) se redujo a un exiguo 2,6 %, tras un 4,3 % en 2018.
Todo eso refleja, en particular, el hundimiento de las ventas de Renault en mercados importantes como Argentina, Turquía y Argelia. Las matriculaciones del grupo del rombo cayeron globalmente un 3,4 %, hasta 3.753.723 vehículos.
Además, el fabricante tuvo que encajar un efecto negativo por la disminución del peso de las matriculaciones de vehículos diésel.
En Argentina y Chile, ante el descalabro comercial sufrido, unido a la depreciación de sus divisas, el grupo francés decidió proceder a una depreciación de activos por 300 millones de euros.
El flujo de caja operativo del negocio automovilístico quedó reducido a 153 millones de euros, frente a los 607 millones del ejercicio precedente.
El consejo de Renault propondrá a la junta el reparto de un dividendo de 1,10 euros por acción, lo que significa menos de la tercera parte de los 3,55 que se distribuyeron a cuenta de 2018.
Y por lo que respecta a las perspectivas, son todavía menos favorables a la vista de las previsiones del mercado automovilístico para el que augura una caída a escala global, con un descenso de al menos el 3 % en Europa y también del 3 % en Rusia, que no podrá ser compensado con la subida del 5 % en Brasil, país clave para la compañía.