Uno de los retos más importantes a los que se enfrenta las compañías dedicadas a la construcción y el mantenimiento de infraestructuras es reducir su impacto ambiental. Los estrictos objetivos de descarbonización y la limitación de las emisiones de gases contaminantes hacen que estas empresas tenga que repensar en los próximos años su forma de operar.
La construcción de obra civil en la mayor parte de los casos se ve obligada a recurrir a combustibles fósiles para proveer de energía a la maquinaria y el equipamiento necesario para realizar sus tareas. La inexistencia de redes de energía cuando un proyecto se realiza en un lugar de difícil acceso provoca que este tipo de combustibles sea la única alternativa a la que las empresas de construcción pueden recurrir para cubrir sus necesidades energéticas.
Estas prácticas deberán ir desapareciendo paulatinamente para dar paso a soluciones que permitan operar a la maquinaria sin contaminar. Un objetivo que se encuentra en el centro del origen del proyecto Aurora, un sistema móvil que permite suministrar energía renovable en lugares remotos. Gracias a que su sistema no requiere de suministro externo de energía, Aurora pone a disposición de los equipos necesarios, energía eléctrica de forma inmediata, independiente y autónoma.
La singularidad de este proyecto es que se trata de una estación que puede ser transportada en un contenedor marítimo de 12 metros por tierra, mar o aire a cualquier ubicación en la que no hay facilidad para obtener energía. Cual navaja suiza energética, despliega sus placas solares y una hélice para captar energía, almacenarla y distribuirla.
Cada estación produce electricidad procedente de fuentes renovables (fotovoltaica, eólica y pila de hidrógeno) y almacena la energía no consumida en baterías. Además, cuenta con un sistema de monitorización y gestión que permite su control de forma remota.
De esta forma, soluciona dos necesidades en el ámbito de las energías renovables. Por un lado, la continuidad del suministro, el cual no es fácil asegurar con tecnologías como la eólica y la fotovoltaica puesto que depende de las condiciones atmosféricas. Por otro lado, la creciente demanda de energía hace cada vez más necesario llevar el suministro a lugares más remotos.
Además, en el caso de incluir pila de hidrógeno, el único residuo que genera es vapor de agua y, además, oxígeno de alta pureza, que puede llegar a aprovecharse para uso hospitalario en emplazamientos remotos. Y es que, además de su aplicación en el ámbito de la construcción, Aurora puede servir como fuente de energía en situaciones de catástrofe.
Cada unidad cuenta con un sistema fotovoltaico, mediante paneles fotovoltaicos; una solución eólica, mediante turbinas para la generación de energía eléctrica; una celda de combustible opcional que genera hidrógeno y oxígeno de forma renovable y un sistema de baterías, que permite la acumulación de energía en el momento en que se esté generando y no se está consumiendo.
El sistema es configurable tanto en capacidad de producción de electricidad como en el almacenamiento de ésta. Todos los equipos de producción de energía están instalados en uno o varios contenedores estándar en donde se alojan los paneles fotovoltaicos. Según número paneles la potencia puede ir desde 24,4 kWp hasta 92 kWp.
Solución modular
Por su parte, las turbinas eólicas van desde 5,5 kWp hasta 20 kWp. En el caso del banco de baterías, su formato modular va de los 50 a los 250 kWh. Desde este punto de partida, la solución permite realizar diseños a la medida de las posibilidades
de generación según la localización de uso del equipo, horas solares y viento y la capacidad de almacenamiento necesaria en función del consumo potencia y horarios.
El proyecto Aurora ha sido impulsado por Sacyr Construcción y se ha desarrollado en consorcio con Kemtecnia y Ariema Enerxia. Del mismo modo, ha contado con la colaboración de la Universidad de Huelva y la financiación del CDTI a través del programa Feder Innterconecta.
Los creadores del proyecto han optado por la denominación Aurora como homenaje a la diosa del mismo nombre cuya principal característica es que vuela para anunciar la llegada del sol. Una característica alineada con el fin último de este tipo de instalaciones.
"Está pensada para situaciones de desastres naturales, en las que las comunicaciones y los sistemas eléctricos son los primeros en comenzar a fallar, para zonas aisladas en las que la llegada de sistemas eléctricos convencionales puede ser inviable técnica o económicamente, para obra civil, no requiriendo ningún tipo de instalación adicional, hospitales de campaña o campamentos provisionales de acción humanitaria" comenta José María Larrinaga, del área de planificación y operaciones del departamento de maquinaria de Sacyr Ingeniería e Infraestructuras.
Cavosa y Sacyr Infraestructuras ya están utilizando estaciones Aurora. En los primeros proyectos en los que se ha utilizado provocó una reducción del uso de diésel del 37% en el primer año, del 46% en el primer año y medio y del 90% en dos años. Sacyr está estudiando la posibilidad de utilizar este tipo de soluciones para las plantas de aglomerado asfáltico en proyectos distintos países.
En definitiva, una solución que abre la puerta a una nueva etapa en las fuentes de energía para la obra civil con la reducción de emisiones en el horizonte. Un objetivo que cada vez ocupará un lugar más importante en las prioridades del sector de la construcción.