Trump quiere cortarle las alas al proyecto aeronáutico chino. Más concretamente, dejarle sin motores. El Gobierno de Estados Unidos está valorando impedir el suministro de motores producidos por General Electric a la empresa china Comac. Esta compañía pública tiene en desarrollo el modelo C919, un avión concebido para competir con el 737 MAX de Boeing y el A320 de Airbus.
El próximo 28 de febrero está previsto que Estados Unidos tome una decisión firme sobre está cuestión. Una medida que llegaría en paralelo a la negociación que en estos momentos la Administración Trump y el gigante asiático están llevando a cabo en el marco de los acuerdos comerciales entre ambas potencias.
La decisión sobre los motores estaría más alineada con la transferencia de tecnológica estadounidense a China que también afectaría a otros sectores como las telecomunicaciones.
El C919 es una aeronave fabricada por Comac dirigida al mismo segmento que las familias 737 de Boeing y A320 de Airbus. El avión C919 tiene una capacidad para transportar entre 158 y 168 pasajeros, y un rango de 4.075 a 5.555 kilómetros. Una configuración que lo situaría como rival de los productos estrella de Boeing y Airbus.
En reiteradas ocasiones, desde Comac han defendido que este avión ha sido desarrollado "de forma independiente por China de acuerdo con las regulaciones de la aviación civil internacional" y que "posee derechos de propiedad intelectual independientes".
Unas aclaraciones que, precisamente, intentan hacer frente a las acusaciones que se han realizado sobre el país asiático de imponer a los fabricantes aeronáuticos abrir fábricas en su territorio a cambio de pedidos de aviones que habrían ocasionado transferencias tecnológicas.
Según los críticos con esta decisión, esta estrategia intentaría que China se hiciera con conocimiento industrial que le permitiría desarrollar sus propios aviones, algo nunca demostrado hasta el momento.
Actualmente, este avión ha concluido el estudio de viabilidad. El programa ha entrado en la fase de desarrollo de ingeniería. El 5 de mayo de 2017, el C919 realizó su primer vuelo de prueba.
La compañía china dice contar con un total de 815 pedidos de 28 clientes, por lo que se espera que el avión se convierta en una realidad comercial a lo largo de este año. Un plan que la decisión de Trump de vetar los motores de General Electric haría saltar por los aires.
Respuesta China
Como pasa en en estos casos, este veto actuaría como una pieza de dominó que pondría en marcha una reacción en cadena. China tiene multitud de posibilidades para responder a Estados Unidos ante esta decisión.
El abanico iría desde decisiones que impacten en la factoría que Boeing tiene en Zhoushan, situada al sur de Shanghái, hasta los propios pedidos que las aerolíneas chinas tienen pendientes de recibir o pendientes de realizar.
China ha sido el campo de batalla más importante para Boeing y Airbus durante la última década. Una circunstancia que no va a cambiar, por lo menos, en los próximos 20 años.
Diferentes estudios señalan que durante las dos próximas décadas las aerolíneas del gigante asiático van a necesitar 8.000 aviones para modernizar y ampliar sus flotas.
Estas previsiones de apetito aeronáutico han motivado el desarrollo de los proyectos de Comac y la implantación de Airbus y Boeing en territorio chino. Si Trump sigue adelante con sus planes para boicotear el C919, la respuesta del gigante asiático podrían modificar sustancialmente el reparto del potencial negocio aeronáutico de la región.
Además, el parón que vive Boeing por la crisis del 737 MAX ya está tensionando el conjunto del mercado. Airbus no tiene capacidad para afrontar los pedidos que su rival estadounidense tiene pendientes de entregar.
Aún sin el veto a los motores, Comac no ha demostrado ser capaz de hacer que uno de sus proyectos se convierta en una realidad comercial. En el otro lado, las aerolíneas de todo el mundo necesitan aumentar sus flotas para dar respuesta a la creciente necesidad de los ciudadanos chinos de desplazarse.
Así las cosas, el próximo día 28 veremos la primera mano de una partida que promete alargarse en el tiempo. Si algo ha demostrado Trump desde su llegada a la presidencia de los Estados Unidos es su capacidad de ir de farol durante unos meses para después llegar a acuerdos que no difieren mucho de la situación inicial.
El conflicto de los motores del C919 parece que engrosará la lista de partidas que el mandatario estadounidense tiene a medioterminar.