Contra todo pronóstico, la nueva presidenta de la Comisión Europea, la conservadora alemana Ursula Von der Leyen, ha cumplido su promesa de presentar un plan en materia de inteligencia artificial y gestión de macrodatos durante sus primeros 100 días de mandato. El Ejecutivo comunitario ha aprobado este miércoles su "estrategia digital", una especie de hoja de ruta sobre cómo pretende regular a los gigantes tecnológicos durante los próximos años.
El objetivo de esta iniciativa es recuperar la "soberanía digital" de la UE frente a la posición dominante que ahora ejercen empresas estadounidenses como Facebook, Google o Apple. Bruselas pretende adelantarse a Estados Unidos y China y establecer los estándares mundiales de regulación en sectores emergentes como son la inteligencia artificial y los macrodatos, con especial énfasis en valores como el respeto de los derechos individuales y de la privacidad.
"Presentamos nuestra ambición para modelar el futuro digital de Europa. Nuestra estrategia engloba dominios tan variados como la ciberseguridad, las infraestructuras críticas, la formación digital, las competencias, la democracia o los medios. Quiero que esta Europa digital refleje lo mejor de nuestro continente: la apertura, la equidad, la diversidad, la democracia y la confianza", ha dicho Von der Leyen.
Pero de momento la "estrategia digital" de Von der Leyen es poco más que una declaración de buenas intenciones, con pocas medidas concretas. De hecho, la única iniciativa tangible que figuraba en el borrador inicial, una moratoria de cinco años para las tecnologías de reconocimiento facial que permiten identificar a personas en espacios públicos, ha desparecido de la propuesta final.
El Ejecutivo comunitario sostiene ahora que las reglas de la UE sobre protección de datos ya prohíben en principio el procesamiento de información biométrica con el objetivo de identificar a una persona, salvo por motivos muy restringidos de interés público. Debe basarse en la legislación nacional o de la UE y su uso debe estar debidamente justificado, proporcionado y sujeto a salvaguardas. En su Libro blanco sobre la inteligencia artificial, Bruselas se limita a lanzar un debate sobre las circunstancias que pueden justificar excepciones en el futuro.
La Comisión tampoco propone nuevas reglas sobre cómo compensar a las víctimas de daños provocados por la inteligencia artificial, por ejemplo de un coche sin conductor. Considera que no es necesario reescribir por completo las reglas sobre responsabilidad que ya existen a nivel nacional o de la UE. Por ello, se limita a pedir opiniones sobre cómo garantizar que estas aplicaciones mantengan un alto nivel de seguridad y que las víctimas no tengan más dificultades para ser indemnizadas que en el caso de los productos tradicionales.
Reglas más estrictas para los sectores críticos
Por lo demás, Bruselas aboga por una regulación de la inteligencia artificial basada en el nivel de riesgo. Para los sectores considerados "críticos" -como la sanidad, los transportes, el reclutamiento de personal o las fuerzas de seguridad-, la UE aprobará reglas más estrictas, con procesos de autorización previa rigurosos, controles y sanciones. Para el resto de aplicaciones, la Comisión aboga por un sistema de etiquetado voluntario si se respetan una serie de estándares
El Ejecutivo comunitario deja claro que lo que más le preocupa es el uso de algoritmos sesgados para la selección de personal que den lugar a resultados injustos y discriminatorios, algo que vulneraría las normas de la UE que prohíben la discriminación. Este será uno de los sectores sometidos a una regulación más estricta. Con este marco todavía tan indefinido, Bruselas aspira a movilizar una inversión anual de 20.000 millones de euros para inteligencia artificial tanto de fuentes públicas como privadas.
En cuanto a la estrategia sobre macrodatos, Bruselas aspira a crear un mercado único en el que los datos fluyan libremente dentro de la UE y entre diferentes sectores en beneficio de todos los ciudadanos; en el que las reglas europeas, en particular sobre privacidad, protección de datos y competencia, se respeten plenamente; y en el que las reglas para el acceso y el uso de los datos sean justas, prácticas y claras.
También en este capítulo la estrategia de la Comisión adolece de falta de medidas concretas, al menos de momento. Eso sí, el Ejecutivo comunitario aspira a movilizar entre 4.000 y 6.000 millones de euros para crear espacios europeos de datos, así como una federación europea de infraestructuras y servicios en la nube capaz de competir con los gigantes tecnológicos de EEUU.