Alfonso Cortina (Madrid, 13 de marzo de 1944) ha fallecido en la madrugada de este lunes, 6 de abril, por coronavirus. El conocido empresario estaba ingresado en el Hospital de Toledo, donde ha muerto a los 76 años.
Hijo del que fuera ministro de Asuntos Exteriores en los últimos años del franquismo, Pedro Cortina Mauri, y nieto del que fue alcalde de Madrid en dos ocasiones bajo distintas dictaduras, Alberto Alcocer y Ribacoba, Alfonso Cortina ha sido uno de los hombres del mundo de la empresa más importantes de los últimos años en España.
Casado con Miriam Lapique desde hacía 40 años, Cortina siempre fue un hombre discreto y razonable, con un perfil público muy distinto al de su hermano Alberto Cortina y su primo, Alberto Alcocer, la conocida pareja que formaban 'los Albertos' y que tanto protagonismo coparon en el mundo de los negocios y de la prensa rosa.
Sin embargo, pese esa discreción, Alfonso Cortina fue uno de los hombres de más peso en la esfera empresarial española de los años en los que se gestó el 'milagro económico'.
Presidente de Repsol
Su nombre figuró en el listado de ejecutivos a los que el Gobierno de José María Aznar colocó en puestos clave en los años de sus privatizaciones.
Era la época en la que primero Juan Villalonga, y después César Alierta llegaron a la cúspide de Telefónica. También los tiempos en los que Francisco González alcanzó la presidencia de BBVA y Manuel Pizarro la de Endesa. El destino de Alfonso Cortina fue tomar los mandos Repsol como presidente en 1996.
"Hay una serie de personas que hasta ahora no habían estado en primera línea y que representan un nuevo talante, una España distinta. Gente como Juan [de Villalonga], Ernesto [Sáenz de Buruaga]... o Paco González, el de Argentaria, o Alfonso Cortina en Repsol, que también es un tipo muy valioso".
De este modo describía José María Aznar a una estirpe de hombres de confianza en una conversación con Pedro J. Ramírez que mantuvo durante una comida en el jardín de La Moncloa el 4 de septiembre de 1997, una escena que el director de EL ESPAÑOL recoge en su libro, El Desquite.
Sin embargo, años después, con la llegada del PSOE al poder, Alfonso Cortina abandonó la presidencia de la petrolera. Su salida se produjo a finales del mismo año en el que José Luis Rodríguez Zapatero ganó sus primeras elecciones. Fue sustituido por el actual presidente, Antonio Brufau.
Su amistad con Alejandro Agag hizo que su nombre apareciera ligado a un supuesto escándalo de pagos de viajes a Venezuela del yerno de Aznar y otros hombres ligados al PP. Pero esas acusaciones nunca pudieron ser concretadas y quedaron en nada.
Gran aficionado al vino, tras su marcha de Repsol montó una bodega en las tierras de Castilla La Mancha en las que fue contagiado por el coronavirus. Con una importante producción, su bodega Pago de Vallegarcía consiguió la Denominación de Origen hace algunos meses.
Sus primeros años
Lejos quedaban los años en los que Cortina -Ingeniero Superior Industrial y economista- empezaba su carrera profesional en el Banco de Vizcaya, puesto desde el cual pasaría después al Hispano Americano y más tarde a la presidencia de Sociedad de Tasación.
Alfonso Cortina también compartió algunos negocios con 'los Albertos'. Con ellos, se aventuró en el negocio de Portland Valderrivas, una empresa que abandonó en 1996.
En esos años también estuvo ligado a PRODUSA, una sociedad integrada por FCC y Caja de Madrid, entre otros, que se constituyó para concluir la construcción de las emblemáticas Torres KIO de Madrid.
En unos años en los que la construcción marcaba el paso económico en España, Alfonso Cortina tuvo un destacado en este sector. Fue consejero de Ferrovial y FCC. También llegó a presidir la inmobiliaria Colonial (2004-2006).
En los años de la crisis económica, Cortina fichó por la firma de capital riesgo TPG como representante para buscar inversiones en España.
Vida personal
Pero fue en los Montes de Toledo donde el empresario centró su vida en los que, probablemente, no esperaba que fueran sus últimos años. Se refugió en sus viñedos de la finca de Retuerta del Tajo, en el área de influencia del Parque Nacional de Cabañeros.
Allí fue contagiado por el voraz COVID-19. Estuvo acompañado por su mujer, Miriam Lapique, hermana de la conocida Cari, esposa de Carlos Goyanes.
Con Miriam se casó en 1979 en la parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación (Marbella, Málaga) en una ceremonia en la que estuvieron presentes numerosas personalidades de la época, entre ellas Carmen Franco.
La pareja tuvo dos hijos, Carlos y Felipe Cortina Lapique, que han recibido una exquisita educación enfocada al mundo financiero. Fue un matrimonio muy unido al que se pudo ver en actos sociales como el cumpleaños de Mario Vargas Llosa.
Solían pasar temporadas en su impresionante mansión en Formentor (Mallorca), una casa con imponentes vistas que les dio algunos disgustos por un conflicto judicial con vecinos de la zona por temas urbanísticos. Un episodio que incomodó a un hombre conocido pero al que no le gustaba acaparar el foco mediático.