El tiempo apremia para la industria fintech. A pesar de dos años de retrasos, España todavía tiene la oportunidad de colocarse a la vanguardia del sector en Europa si consigue aprobar su sandbox regulatorio antes de que acabe el año. Solo así conseguiría aprovechar el vacío de Londres por el ‘brexit’ y adelantarse a los planes de Italia en la materia.
El marco regulatorio blando o sandbox que a mediados de 2018 prometía colocar a España como referente mundial en el desarrollo de la industria fintech sigue sin ver la luz. No obstante, Rodrigo Garcia de la Cruz, presidente de la Asociación Española de Fintech e Insurtech (AEFI), considera que “la oportunidad que teníamos es ahora incluso mayor”, tanto por el “impulso a la digitalización que ha impuesto el coronavirus” como por la evolución de otros factores externos en este periodo.
Uno de los factores clave que podría ayudar a que el sandbox español no llegue tan tarde como marca el calendario es la salida de Reino Unido de la Unión Europea. En este sentido, Jaime Bofill, socio del despacho Hogan Lovells, ha subrayado en un encuentro digital organizado este miércoles por AEFI que “Londres se ha ido y eso supone que ahora ya no hay un sandbox de referencia en Europa Continental”.
Ventajas que aguantan
En opinión del experto en regulación fintech, el sandbox británico “era el que más sombra podía hacer” al proyecto español, que aún se encuentra en trámite parlamentario. Y es que Bofill subraya que “Holanda y Dinamarca no han sido tan audaces en sus planteamientos y están lejos de haberse convertido en los centros de desarrollo que esperaban” para el sector.
Las ventajas con las que según ambos expertos sigue contando el sandbox español después de tantos imprevistos y tardanzas -elecciones anticipadas, cambios de Gobierno y una pandemia- son su apertura a cualquier proyecto domiciliado en la Unión Europea y su desarrollo a través de convocatorias de periodicidad semestral. Una conjunción de factores que, explican, no se da en el resto de la región, pero que Italia sí ha recogido con el objetivo de lanzar su propio marco a principios del año que viene.
Este es el acicate por el que Bofill considera que “no se puede permitir que el trámite parlamentario se alargue y nos quite la ventaja”. Desde la patronal AEFI consideran que el consenso político sobre la bondad de esta herramienta podría facilitar que, finalmente, el proyecto llegue al Senado antes de agosto, con lo que podría tener el visto bueno definitivo de los parlamentarios en septiembre y echar a rodar con su primera convocatoria “en octubre o noviembre a más tardar”.
En este sentido, el experto de Hogan Lovells ha destacado que “todas las enmiendas que los distintos grupos políticos han presentado en el Congreso tienen el claro objetivo de mejorar el sandbox”. Mientras tanto, García de la Cruz confía en que “a no ser que haya algo como una crisis institucional no debería retrasarse”. Además, ha señalado que los supervisores encargados del proyecto “tienen listos sus equipos desde hace meses e incluso años”.
Objetivo: arrancar en octubre
Desde la patronal del sector se asegura que ya hay “una cola de decenas de proyectos interesados en participar en el sandbox que, en algunos casos, requerirían una financiación de varios millones de euros”. En este sentido, se apunta a la oportunidad de llegar en un momento en el que muchas empresas buscan nuevas soluciones para hacer frente a un nuevo modelo de trabajo y relación con los clientes.
“Hay que potenciar la digitalización de toda la sociedad y el sandbox puede ser una herramienta excepcional para ello”, ha explicado este miércoles García de la Cruz. El presidente de AEFI ha señalado que precisamente esta tendencia ha llevado a que muchas firmas fintech “estén ahora a pleno rendimiento y hasta hayan tenido que incrementar plantilla”. No obstante, reconoce que la dificultad para acceder a financiación en estos tiempos de crisis está haciendo que otras “lo estén pasando mal”.
En opinión de Bofill, el proyecto español es “innovador, valiente y audaz porque permite hacer cosas que ni siquiera el regulador británico se había atrevido”. Eso lo ha colocado en el foco de proyectos domiciliados en toda Europa, y especialmente alemanes. Sin embargo, el sector insiste en que el tiempo apremia para que Italia no pegue el sorpasso y se pierda la que podría ser la última oportunidad de ir por delante en esta punta de lanza de la innovación financiera.