Entre magnates anda la cosa. Bill Gates, el multimillonario y fundador de Microsoft, ha querido felicitar a su amigo el inversor Warren Buffett por la reciente celebración de su 90 cumpleaños. Y lo hace con una tarta casera de galletas Oreo.
Gates ha subido un vídeo a su perfil personal en la red social de contactos profesionales LinkedIn en el que se le ve cocinando de primera mano la tarta. El vídeo, de un minuto de duración, está acompañado de un escueto mensaje en el que se limita a señalar: "¡Feliz 90 cumpleaños, Warren!"
Al más puro estilo de una 'intro' de MasterChef Celebrities, se puede ver al copresidente de la Fundación Bill & Melinda Gates tamizar la harina, cascar y batir los huevos, picar el chocolate, ligar toda la masa... El histórico expresidente de Microsoft da toda una lección de repostería.
El golpe final llega cuando, tras decorar la tarta con las conocidas galletas y con nata montada en una manga pastelera, pasa a espolvorear la superficie del postre casero. Con una técnica que en este caso no llega a apreciarse, el magnate y filántropo consigue coronar su pieza con... ¡la cara del propio Warren Buffett!
Sea casualidad o no, lo cierto es que las galletas Oreo son propiedad del grupo alimentario Mondelez International, que llevaba tiempo sonando como posible objetivo de compras del grupo estadounidense Kraft Heinz, donde está invertido Buffett. En una entrevista concedida con motivo de su aniversario, al ser preguntado por esta posibilidad, respondió: "Pienso que la respuesta a eso es no".
El inversor, conocido como 'Oráculo de Omaha' por su habitual tino, cumplió el pasado 30 de agosto 90 años. Apenas un día después anunciaba un drástico giro en sus tesis al apostar por primera vez por compañías japonesas especializadas en el comercio y suministro de materias primas.
Unas semanas antes, también sorprendía al mercado con la entrada de su brazo inversor, Berkshire Hathaway, en la minera especializada en oro Barrick Gold. La particular apuesta de Buffett en medio de la actual fiebre por el metal que ha llevado a la onza a marcar máximos históricos incluso por encima de los 2.000 dólares.