La sostenibilidad en las empresas es cada vez mayor y ha llegado para quedarse. Los expertos coinciden en que, si bien hace unos años este concepto estaba más bien ligado a la responsabilidad social corporativa (RSC) de las cotizadas, hoy es una tendencia imparable que se extrapola a más instituciones y ámbitos y que es “transversal” a las diferentes áreas de negocio, “un impulso” para las mejores prácticas cuando se trata de hacer llegar los productos y servicios a los clientes e inversores y que cae en cascada, desde los directivos hasta los empleados, por lo que es “integradora”.
Así se desprende del debate online sobre ‘Sostenibilidad vs. Greenwashing’ que ha celebrado EL ESPAÑOL e Invertia en colaboración con Evercom, en el que han participado cinco expertos de compañías que son punta de lanza en sostenibilidad.
Los participantes han puesto como punto de partida de esta ‘marea verde’ el año 2015, cuando se aprobaron los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas. “Hasta entonces, el sector privado no había sido invitado a trabajar en este aspecto, y ahora sí lo estamos. Sin nuestra participación, no se van conseguir esos 17 objetivos. Nos tenemos que quitar cualquier tipo de complejo. Tenemos que hacer negocio pero de forma ética y cumpliendo todos los principios. La Agenda 2030 es una llave para salir de la crisis”, ha afirmado Mónica Oviedo, responsable de Sostenibilidad del grupo Iberdrola.
Desde entonces, son muchas las iniciativas internas que han bullido dentro de las compañías. Cambio climático y huella de carbono, tratamiento de los residuos y el agua, economía circular, diversidad de género o integración de las personas con discapacidad son algunas de ellas, desde el sector financiero hasta el energético.
Un elemento clave para dar a conocer todos estos esfuerzos por parte de las empresas son los estados de información no financiera (EINF) en aquellas que cotizan en el Ibex 35. Este informe ha mejorado de forma sustancial en los últimos años: del 20% en 2017 al 94% en 2019, según un barómetro reciente de EY.
El “equity reputacional”
Por ejemplo, MAPFRE elabora un informe no financiero desde 2005, y en 2017 empezaron con el informe integrado. “Antes, estos informes solo eran tenidos en cuenta por analistas y consultores”, ha recordado Clara Bazán, directora corporativa de Sostenibilidad de MAPFRE. Aunque la práctica de que los consumidores y los inversores los consulten va ganando enteros. Sin embargo, Bazán es crítica con su presentación: “Sigo pensando que estos informes son muy técnicos, no creo que sean los que interesan al público en general”. A su juicio, la información que se pide a las empresas a través de la Ley de Información No Financiera y Diversidad “no se contextualiza”, y es por eso que “hay que darle un sentido”.
A ese fin se dedican agencias de comunicación y consultoría como Evercom. “El primer punto es que las compañías sean sostenibles. Pero el gran reto es que ese trabajo de transformación llegue a los stakeholders”, según Alberte Santos, consejero delegado y experto en comunicación financiera de Evercom. “No solo hay que dejarlo en la esquina de lo institucional, hay que lograr generar convencimientos”, ha animado, en una búsqueda del “equity reputacional”.
Uno de los grandes objetivos que se persiguen es “poner al mismo nivel la información financiera y la no financiera”, ha apuntado José Miguel Tudela, director de Organización y Sostenibilidad de Enagás. “Hay que dar escenarios de futuro, información que ayude a tomar decisiones a los inversores. Porque hay mucha historia de storytelling con la sostenibilidad, pero también hay muchas cifras de interés para los inversores”, ha defendido. Enagás está en el top-100 de los mejores informes a nivel mundial.
Un elemento de apoyo fundamental para las cotizadas son los índices bursátiles ligados a la sostenibilidad. Destaca por encima de todos el Dow Jones Sustainability Index, pero hay muchos más, como el MSCI ESG Leaders, FTSE4Good, Carbon Disclosure Project o el propio de la bolsa española, el FTSE4Good Ibex Index. Este último se lleva promoviendo desde 2008. Son muy relevantes porque espolean a las compañías a avanzar en sostenibilidad, limitan las prácticas de greenwashing y, mediante sus cuestionarios anuales, también las hacen aprender.
“Se puede ver por dónde va el mercado. En las últimas actualizaciones de estos índices, han introducido preguntas sobre el agua o la ciberseguridad”, según MAPFRE. No obstante, desde Enagás piden “una homogeneización de criterios”.
En este sentido, “las bolsas tienen un rol central dentro de la economía”, como ha subrayado Gonzalo Gómez Retuerto, director general de Renta Fija de BME. Como gestor de los mercados españoles, “nosotros intentamos dar ejemplo a las compañías cotizadas e intentamos dar visibilidad a la financiación sostenible”. Y lo hacen mediante el desarrollo de estándares o promoviendo segmentos específicos de cotización.
La Covid, un acicate
“Las compañías sienten cada vez más la necesidad de estar en estos índices. Son una nota y una clasificación al buen hacer”, según BME.
La pandemia de coronavirus ha acelerado esta tendencia. En lo que llevamos de año, en España se han emitido 13.000 millones de euros en bonos sostenibles, un 60% más que el año pasado, con datos de BME.
Ante las críticas recibidas desde algunos flancos sobre las supuestas prácticas de greenwashing que llevan a cabo algunas compañías con tal de salir bien en la foto de la sostenibilidad y las inversiones socialmente responsables, todos los expertos del debate han negado que esto sea verdad. “Estamos muy comprometidos”, han coincidido todos.
Si acaso, “habría que hablar de rainbow-washing”, ha especificado Iberdrola, en referencia a los distintos ritmos de incorporación de la sostenibilidad que hay o a las prácticas minoritarias de lavados de imagen o mala praxis en aspectos concretos del marketing que aún colean en algunos grupos. Pero son la excepción y no la norma.
Las energéticas han ido un paso más allá y, por ejemplo, Iberdrola ha ligado los objetivos de sostenibilidad al bonus estratégico o variable de sus altos directivos. Enagás los ha vinculado a todos los empleados de la compañía.
Cada pequeño avance que se haga en esta materia será en realidad un gran avance para la sociedad. “Los consumidores demandan productos y servicios más sostenibles y los índices postpandémicos lo demuestran. En los primeros meses de la Covid, muchas empresas pasaron a ser ciudadanos corporativos. En momentos de crisis, se comportan más allá de su propia actividad. Con fair play, pero las compañías tienen que competir para que haya un estímulo mayor”, opinan desde Evercom.