La Comisión Europea ha autorizado este jueves la compra del fabricante estadounidense de relojes inteligentes y pulseras de actividad Fitbit por parte del gigante tecnológico Google. No obstante, el Ejecutivo comunitario ha impuesto una serie de condiciones a la operación cuyo objetivo es restringir el uso que podrá hacer Google de los datos recogidos con los dispostivos de Fitbit y garantizar que las empresas rivales sigan teniendo acceso a Android.
"Podemos aprobar la adquisición de Fitbit por parte de Google porque las condiciones garantizarán que el mercado de los wearables y el naciente espacio de salud digital se mantendrán abiertos y competitivos", ha asegurado la vicepresidenta de la Comisión y responsable de Competencia, Margrethe Vestager.
"Las condiciones determinan cómo Google podrá utilizar los datos recogidos para objetivos de publicidad, cómo se salvaguardará la interoperabilidad de dispositivos rivales con el sistema operativo Android y cómo los usuarios podrán seguir compartiendo sus datos de salud y actividad, si así lo desean", explica Vestager.
El Ejecutivo comunitario ha tomado la decisión de autorizar la compra de Fitbit por parte de Google después de una investigación en profundidad, en la que ha consultado con compañías rivales, las autoridades de competencia de todo el mundo y el Comité Europeo de Protección de Datos.
Fitbit tiene una cuota de mercado limitada en Europa en el creciente mercado de los relojes inteligentes, en el que están presentes rivales mucho más grandes como Apple, Garmin y Samsung. La transacción dará lugar a muy pocos solapamientos entre las actividades de Google.
Por ello, la investigación de Bruselas se ha concentrado en los datos recogidos por los dispositivos de Fitbit y en la ineroperabilidad de las pulseras de actividad rivales con el sistema operativo Android. La conclusión preliminar del Ejecutivo comunitario es que la compra podría tener un impacto negativo sobre la competencia.
En respuesta a las preocupaciones de la Comisión, Google ofreció una serie de medidas correctivas que ahora se convierten en jurídicamente vinculantes. Entre ellas, el gigante tecnológico se compromete a no utilizar los datos recogidos a través de Fitbit para los anuncios de Google Ads. Además, mantendrá una "separación técnica" de los datos de los usuarios de Fitbit.
Asimismo, Google se compromete a garantizar la interoperabilidad con Android del resto de relojes inteligentes y pulseras de actividad física, lo que incluye la promesa de no degradar la experiencia de los usuarios ni imponer a sus rivales condiciones discriminatorias de acceso al Google Play Store.
La duración de estos compromisos es de 10 años, pero puede prorrogarse. Un árbitro independiente, que se nombrará antes de que se cierre la transacción, se encargará de vigilar su cumplimiento.