Las próximas semanas marcarán el futuro de la planta de Nissan en Barcelona. El proceso abierto tras la decisión de la firma nipona de cerrar esta instalación afronta su recta final con multitud de frentes abiertos tanto en el lado político como en el empresarial. Un proceso que se va a extender durante todo 2021 pero que ya tiene su primera fecha marcada en el calendario: 31 de marzo.
Durante los últimos meses compañías de distinta índole han mostrado interés por las instalaciones de Nissan en Barcelona. Fabricantes de baterías, de vehículos eléctricos e incluso empresas que pretenden reconvertir el centro en un espacio donde las mercancías serían las protagonistas.
Un interés real pero que no ha cristalizado en un acuerdo en firme por diferentes motivos que van de lo empresarial a lo político. Y es que, la reinvención de la planta de Nissan en Barcelona es un puzle con más de una pieza de difícil encaje.
Una ecuación en la que no sólo es clave descifrar el "quién" será la empresa que ocupe este espacio. El "para qué" tiene tanta o más importancia. Sobre todo en el caso de reconvertirse en una factoría para construir baterías destinadas a vehículos eléctricos, el planteamiento esbozado por el Ministerio de Industria pretende cerrar algo parecido a un círculo virtuoso.
Carambola a tres bandas
Uno de los puntos clave para reforzar el futuro de los actuales fabricantes de automóviles ubicados en territorio nacional es que España cuente con capacidad para producir baterías. El efecto ancla de esta instalación tendría mucha más fuerza si los componentes que se produjeran en su interior nutrieran directamente a alguna de las fábricas de coches españolas. Y es en este punto donde se complican los acuerdos.
La operación soñada busca que el proyecto que se instale en la actual planta de Nissan encaje con los planes de futuro de alguna de las factorías ubicadas en Barcelona, Aragón o la Comunidad Valenciana. Un punto en el que Seat partiría como pieza que mejor encajaría en este rompecabezas.
Durante las últimas semanas han trascendido contactos al más alto nivel entre representantes del grupo Volkswagen, matriz de la firma española, y Moncloa en los que se habrían tratado los detalles que garantizarían que la compañía alemana siguiera teniendo a España como un territorio clave en su estrategia de futuro.
Uno de los mayores temores que se extiende desde la industria es que las plantas de los distintos fabricantes instalados en España se queden en centros dedicados a los modelos de motorizaciones fósiles mientras los nuevos vehículos eléctricos se fabrican en otras sedes. Los contactos a nivel autonómico y central se han redoblado para entender qué condiciones necesitan estas compañías para que sus modelos eléctricos se fabriquen en España.
El papel del litio español
El plan ideal para la planta de Nissan no termina en este punto. Además de pretender que las baterías que se fabriquen en esta ubicación se ensamblen en factorías españolas, la ecuación buscada también señala a otro punto de la península. Concretamente a Extremadura.
El interés por los yacimientos de litio situados en esta comunidad autónoma se ha disparado desde final de año. Un proceso que ya tiene interesados del más alto nivel y que contaría con una serie de trámites administrativos avanzados. La última pieza del círculo virtuoso proyectado desde el Ministerio de Industria pretendería que el fabricante de baterías que se hiciera con las instalaciones de Nissan se nutriera del litio extremeño para fabricar los componentes que luego se ensamblarían en una factoría Española.
Una carambola a tres bandas que cuadra en los excels de aquellos que están diseñando el futuro de la instalación de Nissan en Barcelona pero que exige alinear demasiados intereses en un sólo golpe.
Un calendario apretado
Y es que, en esta combinación de ingredientes, ya de por sí potentes, aún queda uno más por añadir: el tiempo. La fecha límite marcada por Nissan en su acuerdo con los trabajadores señala el 31 de diciembre. Una fecha que, según los marcos temporales de la industria de la automoción, deja muy poco tiempo a la improvisación.
Por ello, las próximas semanas van a ser decisivas. En concreto, se espera que a finales de marzo se cierre el proceso de contactos con todas las empresas interesadas para que realicen una propuesta en firme.
En ese momento comenzaría un proceso en el que se tendrían en cuenta el resto de factores detallados para valorar cómo cuadrarían esas opciones, tanto con la posibilidad de aprovechar los recursos de litio español como de nutrir de esas baterías a fabricantes ya instalados en la península. La siguiente etapa del proceso debería cerrarse a finales del mes de junio.
De cumplirse estos plazos, el nuevo responsable de las instalaciones de Nissan en Barcelona contaría con un periodo de seis meses en los que debería trabajar a contra reloj. En este tiempo debería valorar las necesidades que podrían cubrirse tanto con los actuales empleados como con los actuales socios industriales de esta instalación para, una vez arranque 2022, comenzar el proyecto ya con una nueva dirección al frente.
El grupo de trabajo y los representantes de los trabajadores de Nissan tienen previstas nuevas reuniones en las próximas semanas. Unos encuentros en los que se esperan sellar avances más sólidos que los conseguidos hasta ahora.
Así las cosas, durante el mes de marzo debería encararse la recta final de un proceso que tendrá como fin garantizar una nueva vida para la planta de Nissan en Barcelona. Una instalación que puede pasar de denostada a desempeñar un papel clave en el futuro de la electrificación de la automoción española. Todo depende de la pericia de los negociadores encargados en propiciar la carambola que resuelva todas las incógnitas de esta compleja ecuación.