El cofundador y CEO de Airbnb, Brian Chesky, publicó el pasado martes un hilo en su cuenta de Twitter para describir los cambios que está experimentando el negocio de los alojamientos turísticos en la nueva normalidad que ha traído el avance de la vacunación en el primer mundo.
En estos últimos meses, la plataforma para reservar pisos ha detectado un cambio de tendencia entre sus clientes que ahora pasan más noches que antes en sus alojamientos, han comenzado a visitar nuevas localizaciones (6.000 lugares del mundo han sido objeto de sus reservas por primera vez este año) y en el caso de las familias, han comenzado a extender sus viajes a lunes y martes.
Son cambios que Chesky atribuye al avance del trabajo en remoto y que han provocado un cambio en el negocio de la conocida plataforma de reservas que su fundador resumió en esta frase: "La gente ya no solo está trabajando en Airbnb, ahora están viviendo en Airbnb".
Este caso práctico fue el elegido por el director de Innovación de ESADE, Iván Bofarull, este miércoles para ilustrar los cambios que afronta el mundo y que también obligan a repensar la educación a las universidades y a las escuelas de negocio.
Un contexto que ha acelerado una transformación en ESADE que el comité de dirección de esta institución que encabeza, Koldo Echebarría, presentó este miércoles en Barcelona.
"El contexto actual exige también abordar las necesidades de un mundo empresarial postpandémico y de sus líderes", señaló Echebarría desde su campus en la Ciudad Condal.
Entre otros, la escuela ha decidido ampliar su oferta académica de grados con foco en la tecnología para preparar a los profesionales para la era de la Inteligencia Artificial, que creará 97 millones de nuevos empleos en 26 países ya en 2025, según el informe The Future of Jobs Report 2020 del Foro Económico Mundial.
Al mismo tiempo, la escuela de negocios ha rediseñado el modelo de sus programas de formación ejecutiva con una nueva propuesta en la que el directivo podrá personalizar los créditos de su máster en función del contenido que necesite su puesto de trabajo y la disponibilidad presencial u online.
Según explicó Bofarull, la revolución digital ha traído un mundo de 'hiperconexión' e 'hiperabundancia' que también afecta a las universidades.
Para muchos economistas, el conocimiento se ha convertido en una nueva commodity (materia prima) y las universidades se enfrentan al reto de competir con multitud de plataformas que se dedican a la Educación. Son cambios que la dirección de la escuela de negocios ha querido implementar ahora que la actividad económica y empresarial está retomando la normalidad en un mundo que ha experimentado muchos cambios.
Inversión en tecnología
Con esta nueva estrategia, ESADE pretende reforzar su internacionalización y adaptarse a las demandas de esta 'nueva normalidad' tras haber invertido nueve millones de euros desde el inicio de la pandemia en adaptar sus aulas con la tecnología necesaria para dar respuesta a las nuevas demandas digitales.
Tras facturar entre 2018 y 2019, 103,5 millones de euros, la escuela de negocios sufrió una caída de ingresos en el siguiente curso (marcado por la Covid-19), hasta los 101 millones de euros, lo que se tradujo en unas pérdidas de 700.000 euros.
Sin embargo, en las cuentas del curso 2020-2021, esa cifra de negocios se recuperó hasta alcanzar los 106 millones de euros con un beneficio de cuatro millones de euros. Una cifra que Echebarría achaca a la mejora de su eficiencia y a la reducción de gastos. Todo ello, en un año en el que la escuela de negocios logró un récord de estudiantes internacionales (con un 66% de matriculados extranjeros, en su mayoría de Europa).
Con la rentabilidad recuperada, ESADE se ha marcado como objetivo reforzar la presencia de esos estudiantes extranjeros entre sus alumnos, al tiempo que se prepara para retomar su objetivo de crecer en Madrid, con un nuevo campus, y reformar el de Barcelona.
También apostará con más firmeza por su área de Impacto Social con la que ha repartido en el último curso 296 becas a alumnos con bajos ingresos tras elevar su presupuesto hasta los 3,7 millones de euros. Con la idea de que ningún estudiante quede atrás, la escuela reforzará sus programas de ayuda para cubrir necesidades vitales del becado más allá de la matrícula.