Una década después de tomar las riendas de Inditex, Pablo Isla (Madrid, 1964) dejará la presidencia del grupo textil el próximo 31 de marzo. Pocos altos ejecutivos españoles pueden presumir de un legado similar en ese tiempo. Isla se despedirá de la compañía con una revalorización de las acciones de Inditex del 167% en 10 años. Y lo hará cumpliendo, además, con el cometido que le encomendó su predecesor en el cargo y fundador de la empresa: garantizar el proceso de sucesión familiar que culminará cuando el 1 de abril Marta Ortega se convierta en presidenta de la firma con Óscar García Maceiras como consejero delegado.
Isla se convierte así en un 'soltero de oro' para el mundo empresarial. No solo dentro de España. Su perfil es admirado en todo el mundo y su gestión ha sido estudiada en las escuelas de negocios más prestigiosas del planeta, donde Inditex y su modelo de negocio son un business case (análisis estratégico) recurrente para inspirar a los directivos.
En febrero de 2020, justo antes de la pandemia, Pablo Isla recibió el premio al mejor CEO de la década por la revista Forbes. Ese mismo año, la consultora Advice Strategic Consultants lo señaló como uno de los mejores empresarios del país. Pero su nombre también ha sido destacado en publicaciones internacionales. La Harvard Business Review lo señaló en 2017 como el mejor presidente ejecutivo del mundo, tras haberlo clasificado años antes en el puesto tres de ese podio. Su nombre también ha aparecido entre los 50 mejores empresarios del mundo ocupando el puesto número 26 de este listado que elabora la revista Fortune.
Ejecutivo discreto, Isla siempre ha despuntado allí donde ha figurado. Licenciado en derecho, fue el primero de su promoción en las oposiciones de abogado del Estado. Fue director de Servicios Legales del Banco Popular y entre los años 2000 y 2005 fue presidente de Altadis, donde trabajó con César Alierta, uno de sus mentores.
La relación entre ambos ejecutivos fue estrecha. Tanto es así que Isla formó parte del consejo de administración de Telefónica entre 2003 y 2017, cuando con la llegada del nuevo presidente, José María Álvarez Pallete, consideró apropiado dar un paso atrás y abandonar ese sillón.
En esos años, Isla había abandonado Altadis para dar el salto a Inditex, donde se convirtió en el delfín de Amancio Ortega al ser nombrado vicepresidente en el año 2005. Desde entonces y hasta hoy, las acciones de Inditex han subido más de un 500%, desde poco más de cuatro euros hasta 28,59 euros a pesar del contexto de pandemia.
Pese a la relevancia de Isla en el mundo empresarial son pocos los detalles que han trascendido de su vida privada. Casado con María de la Vega es padre de tres hijos (Santiago, Belén y Cecilia).
La prudencia y mesura de sus apariciones públicas han sido una de sus grandes virtudes. Si España fuera a elegir un presidente del perfil de Mario Draghi en este momento, Isla podría ser la persona más indicada ahora que se queda libre. Sin embargo, nunca ha querido entrometerse en política.
En sus apariciones en foros, presentaciones de resultados o en sus contadas entrevistas con medios de comunicación, Isla siempre ha preferido hablar de aquello en lo que considera que es un referente: su gestión empresarial y el desarrollo de Inditex.
En abril de 2021, entrevistado por este periódico en Wake Up, Spain!, el presidente de Inditex sí pidió ejecutar los fondos europeos "con el mayor consenso posible". Lo hizo después de que la CEOE lo eligiera como el líder empresarial más indicado para leer el decálogo de conclusiones de la Cumbre que las grandes empresas españolas celebraron en junio de 2020 para presentar una 'hoja de ruta' con la que reconstruir la economía española.
Y es que durante el año más difícil de la pandemia, Isla fue un referente no solo para las empresas españolas, sino también para la sociedad. Siempre apoyado por el primer accionista de la compañía, Ortega, Inditex no solo dio ejemplo al no acogerse a las ayudas públicas para financiar los ERTE de sus trabajadores en los momentos en los que tuvo que cerrar todas sus tiendas. También desempeñó un papel fundamental en la logística para traer material sanitario desde Asia a España en estrecha colaboración con las autoridades españolas.
Asumir este papel fue posible por el legado de una cultura empresarial que lleva años implementando en Inditex. Si se repasan los hitos de la compañía, desde 2011, se puede ver el avance de los números no solo en volumen de negocio, sino también en gobernanza y sostenibilidad, dos de los mayores activos para las grandes corporaciones internacionales en este momento.
En 2012, el grupo alcanzó las 6.000 tiendas y en 2015, las 7.000. Pero ese ejercicio, por primera vez sus empleados participaron en los beneficios del grupo. Un año después, Isla recibió el reconocimiento en materia de sostenibilidad como líder del Dow Jones Sustainability Index y encabezó la clasificación Detox Catwalk de Greenpeace.
Objetivizar este logro ha sido uno de los grandes retos en materia de sostenibilidad que ha asumido Isla, para quien este principio es "absolutamente irrenunciable". Y junto a ello, la digitalización del negocio de Inditex ha sido la otra de sus grandes tareas en este tiempo, en los que el grupo textil ha desarrollado una plataforma tecnológica propia.
Es posible que Isla ya tenga jugosas ofertas para dar su próximo salto profesional en España o en el extranjero. Y si cumple con lo que ha divulgado hasta ahora, elegirá su próximo destino pensando en la felicidad personal por encima del dinero.
Lo hará con la misma discreción con la que ha pilotado este relevo generacional en Inditex, un gigante mundial que vale en Bolsa la friolera de 88.760 millones de euros. Y sin perder esa visión de líder empresarial que le hace pensar en el mañana antes que en el hoy y teniendo presente lo que para él es lo más importante: el equipo humano que le acompañe en su próxima aventura.