Airbus terminará a finales de 2023 el demostrador tecnológico 'C295 FTB2' en el que lleva diez años trabajando para que los aviones de defensa puedan reducir sus emisiones de CO2 hasta un 43% y también para que el ruido de despegue sea hasta inferior al habitual.
La compañía ha elegido Sevilla como escenario para los vuelos de prueba de este demostrador tecnológico, que se ha instalado en el avión C295, que tradicionalmente se fabrica y se ensambla en la capital andaluza. Esta semana tendrá lugar el noveno y último vuelo de prueba.
El siguiente paso será electrificar el avión, una tarea que se lleva a cabo desde una consola en tierra y que se realizará desde el centro de Getafe. Los diferentes pasos habrán culminado a finales de 2023, según ha explicado a EL ESPAÑOL-Invertia José Antonio Urbano, ingeniero jefe de I+D de aviones militares de Airbus.
Certificar la tecnología
Posteriormente, Airbus trabajará para certificar esa tecnología y que se pueda instalar en las aeronaves. Hasta la fecha, solo se ha podido emplear en vuelos internos de la compañía, pero la previsión es que la certificación se consiga en unos tres o cuatro años, según ha apuntado la directora de Tecnología de Airbus Defensa y Espacio, Belén García.
En definitiva, hasta el momento se ha modificado el avión C295, uno de los productos estrella de Airbus en España, y se le ha instalado esta tecnología. Una vez que el demostrador tecnológico se haya certificado se podrá instalar en esta aeronave o en otras dedicadas a defensa.
Este demostrador tecnológico, que forma parte del proyecto Clean Sky 2, cuenta con fondos del programa de investigación e innovación Horizonte 2020 de la Unión Europea que tiene como fin probar tecnologías para los aviones del futuro.
Aplicando estas tecnologías, la previsión es conseguir una reducción de hasta un 43% del CO2 y de un 70% de los óxidos de nitrógeno (NOx) en una misión estándar de búsqueda y rescate en unas 400 millas náuticas.
Estas aeronaves se dedican principalmente a tareas de misiones humanitarias como las operaciones marítimas de rescate. Airbus es líder del proyecto y trabaja junto con 60 entidades de 12 países. Para lograr los objetivos medioambientales, se ha trabajado en varios ejes.
En primer lugar, se ha trabajado en su configuración aerodinámica para instalarle una nueva superficie que se adapte mejor a la condición de vuelo. "Como hacen los pájaros", precisa el ingeniero jefe de I+D de aviones militares de Airbus.
Además, se ha reducido el peso. "Hay una equivalencia directa entre peso y consumo de combustible y, por tanto, de emisiones de CO2", ha matizado. De esta forma, se han sustituido materiales metálicos por otros compuestos en algunas partes de la aeronave.
Otra de las novedades ha sido la instalación de controles de vuelo para las superficies de control primarias como los alerones. En concreto, se ha buscado que sean capaces de adaptarse en vuelo y contribuir a una mayor eficiencia del sistema de hipersustentación. Por último, se han aliviado las cargas para que la presión que recibe el ala sea "más liviana".
Socios industriales de Sevilla
La capital andaluza adquiere gran protagonismo en este proyecto de Airbus: el avión se ha montado en Sevilla y se han elegido "muchos partners" industriales de esta ciudad como son Skylife, Aciturri, Fada-Catec o Aertec, entre otros. También se han involucrado las universidades Carlos III, la de Cádiz y la de Sevilla. Curiosamente esta ciudad fue la que acogió en 1997 el primer vuelo de este avión.
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