Sin el sector farmacéutico habría sido imposible. Esa es la gran lección que ha aprendido el mundo tras la crisis del coronavirus, en el que las compañías farmacéuticas han tenido una gran responsabilidad en la mejora de la situación epidemiológica y de normalización de la vida. Algo que se empezó a notar a las pocas semanas desde el inicio de los confinamientos, cuando estas empresas empezaron sus investigaciones para desarrollar medicamentos o vacunas frente a la Covid-19, lo que sirvió para confirmar que es un sector estratégico cuando vienen crisis como la que vivimos.
La influencia de la industria no tiene que ver solo con el campo sanitario. La pandemia ha mostrado que también tiene un gran impacto en la economía y la sociedad, ya que es la que ha permitido que la primera empezara a reaccionar y que la segunda pudiera ir retomando su vida normal tras la interrupción de la rutina. Esto evidencia que las farmacéuticas tienen un papel determinante en salud, economía y bienestar. Lo que motiva que sean imprescindibles en el desarrollo de las sociedades modernas, según un análisis realizado por Farmaindustria.
La investigación y el desarrollo de nuevos productos, el peso industrial y su empleo de calidad o su influencia en el bienestar con los medicamentos que produce son solo tres ejemplos de lo necesario que es este ámbito. En la peor etapa del coronavirus esto quedó demostrado no solo con los ensayos clínicos, sino que el mantenimiento de la producción y la capacidad logística de las farmacéuticas evitó que faltaran medicamentos en los peores momentos.
Estas circunstancias son la base de las propuestas que ha realizado Farmaindustria al Gobierno para demostrar que es capaz de contribuir a la reactivación económica y que sería un gran refuerzo al modelo productivo. Una serie de fortalezas que se recogen en un decálogo elaborado por la asociación que representa a las compañías farmacéuticas innovadoras y que sirven para resumir por qué el farmacéutico es un sector estratégico.
1. La esperanza de vida crece con la innovación farmacéutica
Los avances en la medicina nos permiten vivir más años que antes. El mayor ejemplo está en la primera década de este siglo. Según datos de la OCDE, en los países desarrollados se ganó 1,74 años de vida gracias a los nuevos medicamentos y su efecto sobre la salud de la población.
2. Crecimiento económico
Los datos muestran que invertir en el sector sanitario genera riqueza. Según un informe de Analistas Financieros Internacionales (Afi), invertir en sanidad aumentaría el PIB español en 427.000 millones en el periodo 2025-2040. En términos interanuales, el PIB crecería de media 0,25 puntos, por lo que el saldo positivo final sería de cuatro puntos más en 2040.
3. Ahorro para el sistema sanitario
Las innovaciones farmacéuticas facilitan la reducción del gasto del sistema público y de la sociedad. Numerosos estudios muestran que un euro invertido en medicamentos ahorra entre 2 y 7 en otros ámbitos. El paradigma de esta circunstancia son las vacunas y medicamentos frente al coronavirus.
4. España, referencia en los ensayos clínicos
Las grandes condiciones de nuestro país para desarrollar ensayos clínicos de nuevos medicamentos traen otras consecuencias positivas. Para empezar, esta oferta es una oportunidad de inversión internacional para el sistema sanitario. Además, estos procesos son los que pueden dar respuesta a los pacientes graves.
También servirían para mejorar la calidad de las prestaciones, ya que los profesionales que participen en los mismos desarrollan sus conocimientos. Actualmente, las empresas del sector destinan un 60% de su inversión en I+D a la investigación clínica.
5. Un entorno líder en I+D
Solo la automoción iguala a la industria farmacéutica en la inversión en investigación y desarrollo. El dato concreto recogido por Farmaindustria señala que uno de cada cinco euros invertidos en I+D en España son de la industria farmacéutica. Algo que genera una inmensa oportunidad de crecimiento para el país desde el ámbito sanitario, a través de mecanismos como la colaboración público-privada, para lo que es necesario que existan las regulaciones adecuadas y se fomente el acceso a nuevos medicamentos.
6. La productividad como seña de identidad
El valor añadido por empleado no ha parado de crecer, con un alza del 11,7% entre los periodos 2009-2013 y 2014-2018. Esto supone que haya unos 173.000 euros de valor añadido bruto por cada trabajador, doblando así al resto de sectores industriales, hasta el punto de que solo le supera el refino de petróleo en este aspecto.
7. Protagonista en las exportaciones
Las compañías han aumentado exponencialmente sus exportaciones. El dato que habla por sí solo es que representa el 5,4% del total de las exportaciones españolas, tras haber batido un récord en 2021 con 17.076 millones de euros en ventas al exterior. También destaca en el campo de la alta tecnología, liderado por el sector aeroespacial, en el que la exportación de productos farmacéuticos es el 24% del total.
8. Referente en creación de puestos de trabajo y valor añadido
A pesar de las malas expectativas económicas provocadas por el coronavirus, la industria farmacéutica ha aumentado sus plantillas. Esta situación deja claro que es uno de los ámbitos en el que se crea empleo ininterrumpidamente, con el ejemplo de que en 2021 fueron contratadas 5.756 personas. Actualmente, hay más de 210.000 puestos de trabajo asociados a las empresas farmacéuticas entre directos, indirectos e inducidos. Estos datos se amplían con los que reveló un informe de la Fundación Weber, que constató que por cada empleo directo generado se crean otros cuatro indirectos o inducidos.
Sobre el valor añadido, las 82 plantas de medicamentos en España producen lo que corresponde a 15.800 millones de euros. Como señala el mismo informe de la fundación Weber, un euro que surja del sector se traduce en entre uno y dos euros para otros campos profesionales.
9. Empleo de calidad
La estabilidad es un rasgo definitorio. Los contratos indefinidos llegan al 93,4%, y solo el 1% trabaja a tiempo parcial.
10. Valores en igualdad y diversidad
El impulso al empleo femenino en los últimos años ha llevado a que las mujeres sean mayoría en la industria, al suponer el 53%. Si se miran los departamentos de I+D, ese porcentaje crece hasta el 67%. Esta apuesta por la igualdad hace que el farmacéutico sea uno de los tres sectores de la economía española, junto a Confección y Sanidad y Servicios Sociales, en el que el empleo femenino es mayoritario. Su presencia también se nota en los puestos directivos, ocupados ya por un 45% de mujeres.
A esto hay que sumar el impulso en las contrataciones de jóvenes y de mayores de 50. Lo que implica dar más oportunidades a los colectivos que presentan las tasas más altas de desempleo.