La matriz de Abengoa está en disolución. El juzgado de lo Mercantil de Sevilla ha desestimado este pasado viernes el recurso presentado contra la apertura de la liquidación de esta multinacional sevillana tras 81 de años luces y sombras.
Fue fundada un 4 de enero de 1941 en la capital andaluza por los ingenieros del Instituto Católico de Artes e Industrias Javier Benjumea y José Manuel Abaurre. Junto con tres amigos más y algunos familiares constituyeron la Sociedad Limitada, con un capital de 180.000 pesetas (unos 1.082 euros).
En un primer momento, su objetivo era fabricar un contador de energía de cinco amperios, pero los problemas de aprovisionamiento del país impidieron el desarrollo del proyecto. Solo dos años más tarde entra en la elaboración de proyectos, estudios técnicos y montajes eléctricos.
A pesar del bache inicial, comenzó su expansión por Andalucía y en su primera década llegó a tener una facturación de 45 millones de pesetas (270.456 euros). Algunos años más tarde, el 20 de marzo de 1952 fue transformada en Sociedad Anónima.
En la década de los 50, Abengoa se expande por el territorio nacional y alcanza una facturación de 827 millones de pesetas (casi cinco millones de euros). Es con la llegada del 25 aniversario de la empresa cuando inicia su salida al mercado internacional, estrenándose con proyectos en Colombia, Venezuela y Guatemala y creando su primera oficina internacional en Argentina. Por aquel entonces, la facturación alcanzó los 4.800 millones de pesetas (casi 30 millones de euros).
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A partir de 1970, nacen algunas empresas bajo el paraguas de Abengoa, con el lema de 'innovación como norma y con el mejor servicio al cliente'. Para entonces, la facturación había superado los 52.000 millones de pesetas, es decir, unos 300 millones de euros.
La ya multinacional andaluza decide centrarse en la innovación de las energías renovables y el biocombustible para entrar en los 2000 con unas cuentas con una facturación que rebasaba el equivalente en pesetas a los 865 millones de euros.
Es entonces cuando se adentra en actividades de mayor componente tecnológico y, a partir de 2004, consigue posicionarse como empresa líder en países como China, India o Estados Unidos.
Con su amplia experiencia en materia de la generación eléctrica llegó a construir parques eólicos, las termosolares, las placas fotovoltaicas y las plantas de biomasa, y ofreció soluciones hídricas en las áreas de desalación, potabilización, tratamiento y reutilización de aguas residuales urbanas e industriales, entre otros hitos.
Con esa cartera de negocios, sus acciones de clase A y B estuvieron admitidas a negociación oficial en las Bolsas de Valores de Madrid y Barcelona y en el Sistema de Interconexión Bursátil Español (Mercado Continuo). Las primeras pasaron a ser admitidas en 1996, mientras que las de clase B lo hicieron desde 2012.
Para 2016 ya habían llegado las curvas y el grupo esquivó el concurso de acreedores con una deuda de casi 9.000 millones de euros. Lanzó tres rescates financieros en los años siguientes.
Sus pérdidas netas alcanzaron los 1.498 millones en 2018 y los 517 en 2019. A pesar de ello, el tamaño del grupo era tal que, en 2020, tenía 308 sociedades, 270 sociedades dependientes, 16 asociadas y 21 negocios conjuntos. Pero llegaron las curvas.
Para tratar de hacer frente a la estrechez económica, en agosto de 2020, Abengoa suscribió un acuerdo de reestructuración para la Sociedad y su grupo. Fue entonces cuando nació Abenewco, que agrupa los activos más importantes de la compañía, y la matriz quedó como una sociedad vacía.
Un mes mas tarde, la compañía informó a la CNMV de que había obtenido las mayorías necesarias para aprobar la operación, a falta del compromiso de apoyo financiero de 20 millones de euros por parte de la Junta de Andalucía.
En ese momento, miles de accionistas minoritarios se unieron y sindicaron sus votos en la plataforma AbengoaShares. Entendieron que ese plan solo miraba por los intereses de los acreedores y que daban por perdido sus ahorros, llegando a aupar poco más tarde a Clemente Fernádez a la presidencia de la matriz.
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Antes de que su anterior presidente dejara la matriz, en febrero de 2021, la empresa solicitó el concurso voluntario de acreedores, acordándose que Ernst & Young Abogados sería quien llevase la batuta en este proceso.
Entre tanto, la empresa recibió la oferta del fondo estadounidense Terramar, para hacerse con el 70% de Abenewco 1. Una propuesta que fue vinculante con la condición de que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) otorgase a seis filiales un préstamo de 249 millones.
Finalmente, la SEPI no consideró que la empresa fuera elegible para recibir esta inyección económica y el fondo retiró la oferta. Por tanto, el juez dio inicio el 1 de julio de este 2022 a la fase de liquidación de la matriz.
El entonces presidente, Clemente Fernández, presentó un recurso de reposición, acompañado de una propuesta de convenio junto con una oferta de RCP y Sinclair con unos 200 millones el 4 de julio.
El magistrado decidió desestimarlo al considerar que contiene errores de tiempo, forma y contenido por lo que la liquidación de la matriz de Abengoa sigue su curso, mientras 27 filiales están ahora en preconcurso de acreedores.
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