Cómo hacer que la transición energética sea justa para todos
En 2015, la mayoría de países del mundo firmaron un acuerdo que establecía como objetivo mantener el calentamiento global por debajo de los 2ºC. Para limitar el aumento de la temperatura, la principal herramienta de la que disponemos es la transición energética: dejar atrás los combustibles fósiles y sustituir el modelo de producción de energía actual por uno de bajas emisiones.
¿Qué es la transición energética?
La transición energética es uno de los grandes retos de este siglo XXI, y el abandono de energías contaminantes una necesidad urgente. El propio sector energético es el primero al que se le exige evolucionar y adaptarse a las nuevas necesidades energéticas, pero con un menor impacto medioambiental. Es por ello por lo que, empresas como Naturgy, están ya inmersas en sus propios procesos de transformación para contribuir a una transición energética eficaz y justa con todas las partes implicadas.
¿Qué se ha conseguido hasta ahora?
Una de las ambiciones de Naturgy es convertirse en una empresa con emisiones netas cero en 2050. Para ello ha basado su apuesta en las energías renovables, en incrementar la digitalización y electrificación, y en impulsar de manera notable la implementación del gas renovable para potenciar su papel clave en la transición energética. El hidrógeno, la movilidad, el almacenamiento y la generación distribuida son otros de los focos de inversión de la compañía en los próximos años.
Unidad de referencia: MtCO2eq
Los avances conseguidos a través de estas estrategias en los últimos años le han permitido reducir las emisiones directas de gases de efecto invernadero en un 37% con respecto a 2017.
Dejar atrás el carbón
Una de las principales decisiones en este sentido ha consistido en abandonar la producción de energía mediante carbón, por lo que, en diciembre de 2018, Naturgy presentó la solicitud de cierre de todas sus centrales térmicas en España, un total de 4, lo que permitió a la compañía alcanzar el cese total de su actividad de generación de energía con este combustible fósil en junio de 2020. Tras el cierre de las centrales, que puso fin a 55 años de generación eléctrica a carbón, comenzaron los procesos de desmantelamiento.
Este proceso de desmantelamiento ha dado pie al impulso de varios proyectos sustitutivos a la actividad de las centrales, para que el proceso de transición energética suponga un incentivo económico y de empleo para los territorios que hasta hace solo unos años basaban su actividad en el carbón.
Los mecanismos de búsqueda de alternativas para los territorios y las personas afectadas por el cierre de las centrales es lo que se denomina transición justa. Para abordar el proceso, Naturgy está implementando planes de acompañamiento que buscan fomentar la actividad económica en dichos lugares, a raíz del vínculo histórico que la empresa tiene con estas regiones.
Hasta la fecha, la compañía ha impulsado cuatro de estos planes que permitirán renovar la actividad productiva en las zonas afectadas. Por ejemplo, en el caso concreto de La Robla y Meirama, se están desarrollando proyectos de generación eléctrica renovable, -tres plantas fotovoltaicas en León y tres parques eólicos en A Coruña-, además de estar analizando otros proyectos para estos emplazamientos. Adicionalmente, se plantean diversas actuaciones medioambientales que permitirán rehabilitar y recuperar la biodiversidad en estas zonas.
La transformación sin precedentes del sector energético dará lugar a un modelo productivo sostenible, que sea capaz de generar empleo en zonas rurales y una energía limpia y accesible para todos. Al fin y al cabo, el objetivo principal es que nadie se quede atrás en el paso a una economía verde: ni las personas, ni las empresas ni el planeta.