La ciudad de Nueva York ha acogido recientemente la Semana del Clima, una cumbre que ha reunido a los principales líderes mundiales de gobiernos, empresas y organizaciones internacionales para evaluar los progresos alcanzados hasta ahora en materia climática y abordar temas como la actual crisis energética.
António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, señaló durante el evento que “se avecina un invierno de descontento a escala global y tenemos el deber de actuar. La energía renovable genera el triple de puestos de trabajo, resulta ya más barata que los combustibles fósiles y es el camino hacia la seguridad energética, los precios estables y las nuevas industrias”.
Ante este escenario es necesaria una acción conjunta de administraciones, empresas y sociedad civil y, como grupo empresarial de referencia a nivel internacional, Iberdrola ha estado presente en esta cumbre climática para reafirmar el compromiso de la compañía con la transición energética. Ignacio Galán, el presidente de Iberdrola coincidía en este sentido con Guterres: “Creo que es muy importante que el secretario de Naciones Unidas haya indicado que la única manera de ayudar, no solamente a la descarbonización sino a la autosuficiencia, es acelerar la construcción de energías renovables, de redes y de almacenamiento y desgraciadamente en los últimos años no ha ido a la velocidad que deseábamos”.
El presidente de Iberdrola ha querido recalcar durante su paso por la Semana del Clima de Nueva York el importante papel que las empresas juegan a la hora de alcanzar los objetivos en cuanto a renovables, y la necesidad para ello de contar con marcos jurídicos que favorezcan este tipo de inversiones: “Las empresas estamos comprometidas y deseamos poder acelerar este proceso, pero dependerá también de los marcos en los cuales nos tengamos que mover. Si los marcos son incentivadores, atractivos, estables y predecibles seguro que alcanzaremos los recursos financieros necesarios para este desarrollo”.
La energética española ha destinado hasta el momento 140.000 millones de euros en la transición energética a nivel global y tiene previsto continuar con estas inversiones para generar un impacto positivo, no solamente en la economía sino también sobre el medioambiente. Es por ello que para 2030 la compañía ha aprobado un nuevo plan de biodiversidad “con el compromiso de ser positivos netos para la naturaleza”, ha afirmado Ignacio Galán.
Aun con presencia en más de una decena de países, la historia de Iberdrola en Estados Unidos, en concreto, ha resultado todo un éxito, pues en menos de dos décadas la compañía ha logrado posicionarse como uno de los mayores grupos del sector eléctrico norteamericano a través de su filial Avangrid. Es por ello que Nueva York, y la semana del clima, se erigían como el escenario perfecto para anunciar que Iberdrola acelerará su crecimiento en Estados Unidos e invertirá 15.000 millones de euros en el país hasta 2025.
Las inversiones se centrarán principalmente en el negocio de redes, al que destinará el 88% de esta inversión: unos 13.000 millones de euros en los próximos tres años. El resto irá dirigido al negocio de renovables, lo que permitirá aumentar la potencia instalada de la compañía un 13%, con 1.100 MW más de renovables.
En estos momentos, Iberdrola emplea de forma directa a más de 7.350 personas en el país norteamericano y contribuye a la creación de unos 70.000 puestos de trabajo indirectos. Su filial estadounidense está presente en 24 estados y cuenta con más de 8.500 MW de potencia renovables instalada. Pero mirando hacia el futuro, la compañía posee, además, una cartera de proyectos de energía renovable de más de 25.000 MW, con el objetivo de mantener un crecimiento estable en Estados Unidos al mismo tiempo que contribuye a los objetivos de descarbonización del país.
A través de este plan de inversiones para los próximos años Iberdrola espera alcanzar la neutralidad en carbono de todas sus actividades, directas e indirectas, en 2030. Con actuaciones como estas también contribuye de forma activa a acelerar la transición energética, condición ineludible para abordar la crisis climática a la que ya nos enfrentamos.