Cevisama, la mayor feria industrial de España, volverá a celebrarse la semana que viene, del 27 de febrero al 3 de marzo. La última edición del certamen de la cerámica, el baño y el mármol tuvo lugar en 2020, durante los estertores de la vieja normalidad. La pandemia y las graves consecuencias económicas para el sector de la guerra de Rusia en Ucrania impidieron las dos últimas fechas.
Pero la cita regresa con fuerza. Contará con más de 500 marcas que llenarán ocho pabellones de Feria Valencia, un espacio similar al ocupado recientemente en Ifema por la Feria Internacional de Turismo (Fitur). "Será una edición especial, por ser la del reencuentro y por presentar las novedades acumuladas de los últimos tres años", explica la organización.
La cifra de asistentes es inferior al récord de 800 que ha llegado a aglutinar Cevisama, "pero se trata en realidad de una magnitud impresionante en el contexto mundial de contracción de las ferias internacionales desde la pandemia", contraponen sus impulsores.
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Y más si cabe al tratarse de la cumbre del sector cerámico, aquejado por el fuerte incremento del gas, el combustible por excelencia de los hornos que producen los azulejos. La difícil coyuntura es, precisamente, un atractivo extra en la presente edición, en la que las empresas podrán exhibir su estrategia de mercado para responder a esta crisis.
"Tres años dan para muchas novedades, tanto en el producto como en los procesos o en la maquinaria", subraya la organización. La presencia en esta edición de las empresas de maquinaria, que se produce cada dos años, es, de hecho, otro de los alicientes.
Cevisama, además, se expande en la presente edición al negocio en auge de la construcción industrializada, que se convertirá en una de las exhibiciones exóticas en el presente certamen.
"Se trata de una modalidad de construcción con muchísimo potencial por su agilidad y su reducción de costes, y en la que la cerámica desempeña un papel determinante. La construcción modular se está realizando ya con módulos que llegan al destino prácticamente terminados, con el revestimiento cerámico realizado de fábrica", relatan.
Los impulsores de la feria, en línea con lo ocurrido en otros certámenes que se han reactivado durante los últimos meses en Feria Valencia, auguran una gran asistencia en la presente edición.
Lo mismo parecen esperar grandes firmas como Pamesa, pese a su ausencia. Con el objetivo de reducir costes, la compañía no acudirá a Cevisama por primera vez en décadas. Pero ha programado un showroom privado justo en las mismas fechas para aprovechar el tirón del certamen, como ha hecho tradicionalmente Porcelanosa.
Algunas otras compañías, en previsión de una afluencia notable, incluso han programado servicios de transporte para recoger a los asistentes en Feria Valencia y trasladarlos a sus dependencias. En la presente edición se espera una importante presencia de compañías extranjeras, que representarán el 34% del total. El resto serán nacionales, un 50% valencianas y un 16% del resto de España.
Dos premios Pritzker
Como atractivo adicional, Feria Valencia ha apostado también por invitados de altura para el Foro de Arquitectura que se celebrará el martes durante la feria. El cabeza de cartel será Francis Kéré, ganador en 2022 del premio Pritzker -considerado el Nobel de la arquitectura-. Estarán también su antecesora en el galardón, Anne Lacaton -vencedora en 2021- y el célebre David Chipperfield, autor, entre otras obras, del icónico edificio Veles e Vents de La Marina de Valencia
Cevisama, más de mil días después, volverá a ser un hervidero de corbatas corporativas al acecho del comprador de siempre y de nuevos clientes, de negociación en múltiples idiomas pero con el característico acento de Castellón, la provincia del grueso de las empresas españolas.
El lunes que viene, después de demasiado tiempo, volverá a ser una mañana de nervios por comparar el stand propio con el de la competencia. Los años de distancia social y mascarillas dejan al fin paso a la gran reunión de un sector que trata de reinventarse una vez más para superar la difícil coyuntura.