No está claro qué era ni qué función ocupaba en la mitología griega el hipalectrión, mitad caballo, mitad gallo. Quizá fuese una criatura al servicio de Poseidón -el dios de los mares- o un simple motivo decorativo, o una figura de entretenimiento para los niños.
El papel de Leopoldo del Pino Calvo-Sotelo como accionista de Ferrovial pasa algo parecido. No está claro en qué consiste, como tampoco está claro qué era la mencionada figura de la antigüedad helena.
Precisamente Leopoldo del Pino -a través de su firma de capital riesgo, Pantoque- posee una sociedad denominada Hipalectrión, con un avión Airbus 330 como único activo, que alquila a Iberia por cerca de siete millones de euros al año.
El hermano del presidente de Ferrovial, Rafael del Pino, ha sido el único accionista relevante de la compañía que se ha opuesto al traslado de la sede de la multinacional española a Países Bajos, opción contra la que solo un puñado más de inversores se posicionó el jueves en la Junta General celebrada en Madrid.
Leopoldo del Pino, al frente de la sociedad de inversión Siemprelara, con un patrimonio valorado en 2021 en cerca de 1.800 millones de euros, votó en contra del punto 10.1 del orden del día, el referido al cambio a Países Bajos, haciendo valer el 4,1% que posee del capital de Ferrovial
Sin embargo, según ha trascendido, Leopoldo del Pino no venderá sus acciones de la constructora, valoradas en más de 800 millones de euros, con lo que su voto en contra de la mudanza a tierras holandesas no tiene efecto práctico. Entonces, ¿por qué exponer públicamente una posición contraria al consejo de administración de la compañía?
"Leopoldo ha tenido el coraje de decir lo que muchos pensamos, que Ferrovial tenía que haber informado antes al Gobierno de sus planes, haber valorado mejor el impacto de una medida así", comenta una persona cercana a la compañía y que ha tenido trato con la familia Del Pino. Pero también admite esta misma persona que en ocasiones las decisiones de Leopoldo son controvertidas.
"Una vez enviamos a Leopoldo del Pino un informe sobre una inversión que se iba a plantear en una reunión, pero le llegó con un minuto de retraso; el informe era muy bueno, pero a él se le quedó grabado que le había llegado tarde, un minuto, y no valoró ya nada más", recuerda otra fuente cercana a la constructora española. "No es una persona tolerante con los errores de los demás", considera.
La personalidad de cada uno de los cinco hermanos Del Pino y Calvo Sotelo -Rafael, María, Leopoldo, Joaquín y Fernando- está marcada posiblemente por la de su padre, Rafael del Pino y Moreno (fallecido en 2008), de fuerte carácter y uno de los empresarios españoles más relevantes del siglo XX, casado con Ana María Calvo-Sotelo, hermana del expresidente del Gobierno Leopoldo Calvo-Sotelo.
El padre de los cinco hermanos Del Pino Calvo-Sotelo, doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, fundó a principios de los años cincuenta del pasado siglo Ferrovial, que convirtió en una de las mayores multinacionales españolas durante las cinco décadas siguientes.
"Rafael del Pino padre fue estricto en la educación de sus hijos", comenta otra fuente que ha tenido trato con la familia fundadora de Ferrovial. "Rafael [hijo] se sacó la carrera de Caminos a la primera, mientras que a Leopoldo le costó más; en cuanto Rafael terminó la Universidad, su padre le envió a trabajar a Libia, ¡a Libia!", recuerda.
Rafael del Pino y Moreno "fue una persona estricta, volcado en su trabajo, pero también tenía una gran sensibilidad", opina una de las fuentes consultadas cercanas a la familia. Bill Clinton, el expresidente de Estados Unidos, inauguró en 2001 un ciclo de conferencias en la Fundación Rafael del Pino, recuerda. Y allí el padre de los hermanos Del Pino "recitó a Clinton parte de Ulises, un poema de lord Tennyson [poeta británico del siglo XIX]... No creo que Leopoldo o Rafael fueran capaces de hacer algo así".
Mientras que Rafael del Pino fue asumiendo cada vez más responsabilidades en Ferrovial, Leopoldo "se quedó algo atascado con el negocio de los parkings del grupo", señala una de las fuentes consultadas.
[Qué gana y qué pierde Ferrovial con su marcha]
Dos años después del fallecimiento del fundador de Ferrovial, Leopoldo del Pino y su hermano Joaquín entraron en el consejo de administración de la compañía, en 2010, que ya entonces estaba presidido por Rafael del Pino y en el que también se encontraba su hermana María.
Desde 2008 los hermanos Del Pino, a excepción de Fernando, controlaban una participación ligeramente superior al 40% de Ferrovial de forma conjunta, a través de una misma sociedad, Portman Baela. Pero en 2015 rompieron el pacto y cada uno de ellos obtuvo un porcentaje de la compañía que traspasaron a sus respectivas sociedades.
A pesar de no estar ya en el consejo de administración de Ferrovial, Leopoldo se ha hecho notar en varias Juntas Generales de Accionistas del grupo, no solo en la celebrada este jueves en Madrid.
En 2019 requirió a los accionistas de la compañía que votaran en contra de la renovación como consejeros de Joaquín Ayuso y Santiago Bergareche. Y en la Junta General de 2022, solicitó la salida del consejero José Fernando Sánchez-Junco, que llevaba dos décadas en el máximo órgano de administración de Ferrovial. Los accionistas, al igual que el jueves, no validaron con sus votos las propuestas de Leopoldo.
"A pesar de que mucho se ha perdido, queda mucho; y, a pesar
de que no tenemos ahora el vigor que antaño
movía la tierra y los cielos, lo que somos, somos:
un espíritu ecuánime de corazones heróicos,
debilitados por el tiempo y el destino, pero con una voluntad decidida
a combatir, buscar, encontrar y no desfallecer".
Ulises, de lord Tennyson.