El despacho Baker Tilly, designado administrador concursal de Eurofinsa, cifra en 306 millones de euros el 'agujero' de la compañía, frente a un activo de 88 millones de euros. Esto convierte la quiebra de la multinacional de la construcción presidida por Mauricio Toledano en la mayor sucedida en España desde la pandemia.
La administración concursal advierte haber detectado "irregularidades" y denuncia falta de colaboración por parte de los administradores y dueños del grupo español.
La constructora Eurofinsa, creada en 1977 por Samuel Toledano Benzaquen y Victorino Ruíz Rubio, llegó a alcanzar una cifra de negocio cercana a los 500 millones de euros y a estar presente en 25 países, en sus mejores años.
En 2013, Hacienda reclamó 100 millones de euros a la empresa, entre principal, recargos, intereses y sanciones; Eurofinsa ha estado una década litigando contra la reclamación de la Agencia Tributaria, hasta que la Audiencia Nacional, entre los pasados meses de septiembre y octubre, desestimó los recursos presentados contra las reclamaciones fiscales.
El impacto del Covid y la pérdida de contratos en países africanos terminaron por poner la puntilla al grupo, que solicitó directamente la liquidación y fue declarado en concurso de acreedores voluntario el pasado día 23 de diciembre.
Ferrán Zaragoza, el profesional de Baker Tilly nombrado administrador de Eurofinsa por el Juzgado Mercantil número 17 de Madrid, acaba de presentar su informe preliminar sobre el concurso de la compañía, al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL-Invertia.
Irregularidades y falta de colaboración
"A fecha de presentación de este Informe, la Administración Concursal no puede valorar positivamente la colaboración recibida por parte de la Concursada, por lo que se refiere estrictamente a quien tiene la obligación legal de colaboración, esto es, el Administrador único", advierte el informe.
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"Falta de colaboración", añade el administrador concursal, "con su correspondiente déficit de información y documentación, a la que deben añadirse las distintas irregularidades detectadas y que se ponen de manifiesto en el presente Informe".
Una llevanza irregular de la contabilidad de la empresa y/o falta de colaboración por parte de la administración o propiedad de la misma puede desembocar en la calificación de concurso culpable, lo que permitiría el embargo de propiedades de los administradores y activaría su inhabilitación para gestionar bienes durante cierto periodo de tiempo. La fase de calificación de concurso se abre junto a la fase de liquidación, en la que ya se encuentra Eurofinsa.
"La Administración Concursal no ha podido verificar todos los activos ni, en numerosos casos, ha podido disponer de la información y documentación soporte necesaria que acredite tanto la realidad de los bienes y derechos, como su valoración", señala.
Eleva las pérdidas en 2020 hasta los 83 millones
El administrador concursal informa que entre junio de 2003 y marzo de 2012, el capital social de Eurofinsa pasó de un importe de 60.145,36 euros a un valor de cinco millones de euros, sin que haya conocimiento "de ningún otro acuerdo de aumento de capital social".
"Llama poderosamente la atención de esta Administración Concursal que el valor dado por Eurofinsa a las 3.334 acciones de la socidedad (representativas del 50% del capital social antes de la reducción de capital de fecha de 30 de marzo de 2012) lo sea por un valor de 54,9 millones de euros", destaca.
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El informe indica que, en la actualidad, los socios de la compañía son Mauricio Toledano, con el 77% del capital, y Esther Querub, con el 23%. El informe advierte que en Libro de Socios de Eurofinsa consta la compra por parte de Mauricio Toledano de 1.111 acciones nominativas de la compañía, el 6 de abril de 2021. "No obstante, no se dispone de dicha escritura ni se dispone de información acerca de la parte vendedora de las acciones".
El administrador concursal de Eurofinsa reelabora el patrimonio neto consolidado de la compañía así como el resultado obtenido en los ejercicios 2019 y 2020, al considerar que la constructora los había sobrevalorado al no incluir el impacto de salvedades apuntadas por el auditor (Deloitte).
Así, Eurofinsa valora en el ejercicio 2020 un patrimonio neto consolidado de 10,7 millones de euros, cuando según el auditor este debía ser negativo por importe de 67 millones de euros. El grupo registró unas pérdidas ese mismo año de 4,7 millones, pero la administración concursal las eleva a 82,6 millones.
Eurofinsa culpa a Deutsche Bank
Eurofinsa culpa a Deutsche Bank de haber asestado el "golpe definitivo" a la compañía al paralizar el pasado año la refinanciación de sus operaciones en África.
La administración concursal explica que los problemas de la constructora se iniciaron en 2013 con una inspección de la Agencia Estatal de la Administración Tributaria, que terminó con un acta de más de 100 millones de euros, "cantidad prácticamente equivalente a todos los recursos propios de la sociedad".
Eurofinsa firmó el acta en disconformidad, iniciándose así un camino judicial estimado ya entonces en una duración de entre diez y doce años. La compañía pudo continuar su actividad al estimar que de esa inspección se concluiría con un impacto de 12 millones de euros.
Sin embargo, la inspección fiscal provocó que los bancos que financiaban las operaciones del grupo redujeran sus riesgos con la compañía, lo que provocó que Eurofinsa pasara de contar con avales por importe cercano a los 400 millones a menos de 100 millones.
A todo ello se sumó el hecho de que en 2016 la República de Gabón, uno de los principales mercados de Eurofinsa, suspendiera pagos, y a continuación Arabia Saudí y Bolivia anularon los contratos que tenían con la empresa. En 2019 el grupo registró pérdidas de 109 millones.
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La compañía asegura, de acuerdo al informe de la Administración Concursal, que a pesar de todo estaba "cerca de conseguir nuevos contratos en otros países de África por valor de 350 millones de euros", pero que el Covid paralizó toda la actividad internacional.
En 2020 el grupo se encontraba ya en situación límite, pero la moratoria concursal aprobada por el Gobierno fue aprovechada por Eurofinsa para intentar refinanciar su deuda y alargar los vencimientos. En 2021 consiguió una homologación judicial de la refinanciación de su deuda, pero pocos meses después el Ejecutivo denegó a la empresa una ayuda del Fondo de Recapitalización de Empresas afectadas por la Covid-19 solicitada de 25 millones.
Eurofinsa solicitó ayuda a las entidades financieras en julio de 2022, una inyección de siete millones hasta la entrada de dinero que esperaba lograr por contratos en Angola y Senegal. Pero los bancos no dieron respuesta.
"Según indica la Concursada, el golpe definitivo lo asestó Deutsche Bank al paralizar el proceso de financiación de las operaciones 'africanas'", narra el informe concursal. Por último, entre septiembre y octubre del pasado año, la Audiencia Nacional desestimó los recursos presentados por la empresa contra las reclamaciones de Hacienda y a Eurofinsa no le quedó ya más remedio que solicitar el concurso de acreedores.