El precio de la energía y la sequía complica el negocio de las fábricas de papel y hunden la producción un 6,3%
Aspapel destaca que, pese a crecer en ingresos, la inflación está lastrando la competitividad de la industria papelera y pide apoyo al Gobierno.
2 octubre, 2023 02:29La industria de la celulosa y el papel cerró el año 2022 con un incremento de la facturación del 34%, según recoge el informe anual publicado por la patronal Aspapel. Pero estos datos, que en otra época hubieran sido una buena noticia para cualquier sector, enmascaran un escenario enormemente adverso marcado por el fuerte incremento de los precios y una caída de la producción del 6,3%.
Factores como el "desbocado" crecimiento de los precios de la energía, la sequía (hay fábricas de celulosa que han tenido que parar su producción por la falta de agua en los ríos) o la subida de las materias primas han supuesto en los últimos años importantes trabas para un sector que se encuentra en pleno proceso de transformación.
"Facturamos más, sí. Pero en un contexto de inflación que no supone que aumentemos los beneficios", resume a EL ESPAÑOL-Invertia Manuel Domínguez, director general de Aspapel. Una situación que pone en riesgo la competitividad de un sector del que forman parte empresas que llevan operando desde el siglo XVII.
Ingresos y producción
En concreto, la industria del papel y la celulosa facturó en 2022 un total de 6.991 millones de euros, un 34% más que el año anterior. Sin embargo, según insiste Domínguez, estos datos tienen un "poco de trampa", ya que se obtuvieron en un escenario inflacionista "descomunal".
En este sentido, detalla que la industria del papel es gas intensiva y electro intensiva, de ahí que las fuertes subidas que han registrado en los últimos dos años los costes energéticos hayan supuesto un duro golpe. Y es que los gastos de energía suponen más del 30% de sus costes totales.
Un ejemplo. En el verano de 2022 el precio del gas industrial, que se usa principalmente para los procesos de secado dado que es la única fuente que permite alcanzar las temperaturas necesarias, registró una media de 200 euros por megavatio hora (MWh), diez veces que su precio habitual, con picos de hasta 350 euros MWh.
Este aumento de los precios de la energía, junto con los elevados volúmenes de stocks en la cadena de suministro, provocó que la producción de las 69 fábricas papeleras españolas se redujera un 4,6% en 2022, hasta algo más de 6,35 milones de toneladas. Mayor fue la caída de la producción de celulosa, que bajó un 13,1%, hasta los 1,54 millones de toneladas.
En cuanto a 2023, Domínguez remarca que, aunque los precios de la energía han bajado considerablemente respecto a los máximos del verano del año pasado, siguen estando muy por encima de sus niveles habituales. En concreto, en la actualidad el gas cuesta 40 euros MWh, el doble que hace sólo un par de años.
A la subida de los costes de la energía, se ha sumado también la de las materias primas que emplean en la fabricación de sus productos. En conjunto, todo estos ha desencadenado en una necesaria subida de precios de los productos papeleros, pero no lo suficiente para compensar el impacto de todos los vientos en contra.
Sequía
Y a todo esto hay que sumar un impacto negativo más: el de la sequía. De hecho, Domínguez explica que uno de los motivos de la bajada de la producción de fibra de celulosa en 2022 fue que una de las principales plantas estuvo parada porque el caudal del río de la cuenca a la que pertenece no le permitía operar.
Así, apunta que muchas empresas situadas en determinadas cuencas hidrográficas miran constante el nivel de reserva hídrica con el temor de que les llamen para parar la producción. "Ahora que parecía que empezamos a levantar la cabeza tras la crisis del Covid y la energética, la sequía se convierte en un gran riesgo para gran parte del sector", incide.
A este respecto, el director general de Aspapel deja claro que la industria papelera "usa agua", que no es lo mismo que "consumir agua". De hecho, explica que al final del proceso de fabricación de celulosa, el agua se depura y se devuelve al río con "una calidad mejor de la que se capturó".
Lo preocupante es que todos estos factores están lastrando la competitividad de la industria papelera española, que exporta alrededor del 50% de los productos que fabrica. Uno de esos mercados es Estados Unidos, donde, según el director general de Aspapel, el coste del gas por megavatio hora ronda actualmente los siete euros.
Pérdida de competitividad
Esta "importante pérdida de competitividad" se extiende también al mercado único europeo. En este sentido, señala que en otros países del Viejo Continente las empresas papeleras han recibido apoyo público para hacer frente a los costes energéticos, algo que no ha ocurrido en España, ya que las ayudas anunciadas para 2023 no se han resuelto aún.
"Competimos con una desventaja importante porque hemos tenido que hacer frente a costes energéticos sin un apoyo económico por parte del Estado que el resto de países sí han tenido", incide Domínguez, quien recuerda que las empresas papeleras están repartidas por todo el territorio nacional y dan empleo "de calidad" a casi 17.000 personas.
En este sentido, advierte de que ya están notando como materiales y productos papeleros que se fabrican en otros continentes están entrando en Europa y en España a "un precio mucho más barato" en comparación con el que pueden poner las plantas españolas debido a sus costes energéticos.
Para hacer frente a este contexto, las fábricas papeleras han hecho una "apuesta clara por la rentabilidad", ajustando sus procesos productivos, manteniendo la inversión y operando "con un elevado riesgo de operación". "Aunque no todos los sectores de la industria atraviesan la misma situación, hay empresas que llevan semestres en números rojos", alerta.
Las exportaciones de papel y cartón producido en España registraron en 2022 una caída el 11,7%, frente al incremento del 8,9% conseguido en 2021. En conjunto, el pasado año se exportaron 2,49 millones de toneladas, alrededor del 40% de la producción. Por su parte, las importaciones aumentaron un 3,6%.
En esta misma línea, la exportación de celulosa se redujo considerablemente en 2022 hasta las 800.000 toneladas, un 25,4% menos que en 2021. Por el contrario, su importación se incrementó un 8,2%, hasta los 1,22 millones de toneladas.
Transformación
Esta crisis provocada por la subida de los precios llega además en nuevo momento de transformación de la industria del papel y la celulosa. Por ejemplo, la parte gráfica (libros, periódicos o publicidad en papel) ha ido perdiendo peso en favor de la fabricación de papel para envases y embalajes, que supone ya el 54% de la producción.
Pese a que los costes energéticos están "mermando" esa capacidad de transformación, la ratio de inversión sobre facturación del sector ascendió el pasado año hasta representar casi un 7% de los ingresos, 1,5 puntos porcentuales más que en 2021 y por encima del 4,5% que destina, de media, el sector industrial.
En concreto, los 485 millones de euros que se invertieron en 2022 se destinaron a innovación y renovación tecnológica (33,5% del total), incremento de la capacidad de producción (17,4%) y calidad y medioambiente (17,5%). Uno de sus objetivos es la descarbonización, aunque Domínguez incide en que, hoy por hoy, todavía no hay ninguna tecnología que le permita llevar a cabo este proceso a un coste asumible.
El director general de Aspapel subraya que la industria papelera está acostumbrada a invertir y a transformarse. Pero la sucesión de varias crisis en los últimos años (covid, energía y sequía), hacen que empresas con siglos de historia "vean complicado su futuro". Pese a todo, es optimista y ha confiado en que 2024 crezca de nuevo la producción y la demanda para que el sector pueda seguir generando riqueza y empleo en España.