César Alierta, el abogado zaragozano que fue presidente de Telefónica y Tabacalera, ha fallecido este miércoles a los 78 años en un centro hospitalario de la capital aragonesa en el que llevaba ingresado desde las pasadas navidades por problemas respiratorios.
Nacido en Zaragoza el 5 de mayo de 1945, César Alierta será recordado sin duda como uno de los directivos que más ha influido en la economía española durante las últimas décadas.
Su trayectoria estuvo marcada por éxitos empresariales como la expansión internacional de Telefónica y la apuesta de la operadora por la digitalización y los contenidos durante su presidencia. Pero también por su fuerte perfil político y algunas sombras como las acusaciones de corrupción en 'Tabacalera'.
Tras conocerse su muerte, la compañía ha querido despedirse del que fuera su presidente durante casi 16 años. "Con el corazón lleno de tristeza, expresamos nuestro más sentido pésame a la familia y amigos del querido expresidente de Telefónica, César Alierta. Siempre recordaremos con enorme gratitud y cariño su inmensa obra en Telefónica", señala la operadora en la red social X.
En la antigua Twitter también le ha dedicado unas palabras el que fuera sucesor y actual presidente ejecutivo de la compañía, José María Álvarez-Pallete. "Es un día amargo para la familia Telefónica. A fuerza de latir y de querer nos deja César, un corazón abierto de par en par. Muchas gracias querido amigo", recoge en su tuit.
Inicios
César Alierta se licenció en Derecho por la Universidad de Zaragoza en 1967 y en 1970 se sacó un Máster en Administración de Empresas por la Universidad de Columbia (Nueva York).
Tras su etapa formativa, comenzó su carrera profesional como analista financiero en el Banco Urquijo, entidad en la que fue escalando posiciones hasta convertirse en director general del área de Mercado de Capitales.
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En 1985 dejó el Banco Urquijo y fundó Beta Capital junto a varios socios. Alierta ejerció durante años como presidente de la firma de inversión. Posición que a partir de 1991 compatibilizó con la presidencia del Instituto Español de Analistas Financieros y de la Asociación Española del Mercado de Valores (AEMV). También formó parte del consejo de administración y de la comisión permanente de la Bolsa de Madrid.
En 1996, vendió el 30% que aún poseía de Beta Capital al banco holandés Mees Pieerson y abandonó la AEMV para acceder a la presidencia de Tabacalera a propuesta del Gobierno de José María Aznar. Alierta fue el encargado de ejecutar su privatización y su fusión transfronteriza con la compañía francesa Seita. Nació así Altadis, empresa que presidió hasta julio de 2000.
Telefónica
Sin embargo, su gran legado profesional será sin duda la transformación y expansión que registró Telefónica bajo su presidencia. Aunque ya formaba para del consejo de administración de la operadora desde 1997, fue en julio de 2000 cuando fue designado presidente de la compañía de telecomunicaciones en sustitución de Juan Villalonga. Un cargo en el que permaneció durante casi 16 años.
Cuando asumió la presidencia de Telefónica en el año 2000, la compañía se encontraba inmersa en una crisis de identidad, con una deficitaria filial de medios de comunicación y con problemas para entrar en el nuevo mundo digital que por aquel entonces comenzaba a abrirse paso en la economía global.
Alierta logró tomar las riendas de una compañía marcada por las luchas internas y una todavía excesiva vinculación al poder político (su privatización se completó en 1997) y llevarla a la primera división mundial. Las acciones de Telefónica, conocidas popularmente como 'Matildes', alcanzaron los 22 euros en 2008 y la compañía llegó a ser incluso la tercera operadora de telecomunicaciones del mundo por capitalización.
Bajo su presidencia, Telefónica registró una expansión internacional sin precedentes. Destaca su apuesta por América Latina (región a la que, años después el grupo ha ido reduciendo su exposición) y el desembarco del grupo en Reino Unido y en Brasil, que hoy son dos de los cuatro mercados claves de la compañía, junto a España y Alemania.
Otro de los hitos de la era Alierta en Telefónica fue la apuesta decidida por las infraestructuras. El directivo fue el responsable de la integración en 2006 de Telefónica Móviles, inicialmente una compañía cotizada independiente, dentro del grupo. Además, lideró el despliegue de la fibra óptica, convirtiendo a Telefónica y a España en referentes en el desarrollo de esta tecnología. De hecho, durante años nuestro país tuvo más fibra que Alemania, Reino Unido, Francia e Italia juntos.
También fue el impulsor de los servicios convergentes con la creación de Movistar Fusión, que por primera vez unía en una única tarifa servicios fijos y móviles. Además, sentó las bases de la apuesta de la compañía por los contenidos, que comenzó con la creación de Imagenio (luego Movistar+) y que culminó con la compra en 2015 de DTS, la antigua Canal+.
Caso Tabacalera
Pese a todos estos éxitos empresariales, la carrera profesional de César Alierta también ha tenido sus sombras. Probablemente, su peor momento fue todo el proceso judicial que rodeó a la denuncia presentada contra él por corrupción durante su gestión al frente de Tabacalera.
En noviembre de 2002, la Asociación de Consumidores y Usuarios de Servicios Generales de Banca y Bolsa (AUGE) presentó una querella contra Alierta y su sobrino Javier Placer por el uso de información privilegiada o insider trading y prevaricación en una operación de compraventa de acciones de 1997.
La querella no se admitió hasta junio de 2003 y tras declaraciones y un largo proceso judicial, en 2010 el Tribunal Supremo (TS) les absolvió aceptando la prescripción del delito.
Aunque el caso Tabacalera generó un gran revuelo, pocos periódicos cubrieron el juicio. Entre lo que sí lo hicieron estuvo El Mundo, dirigido en ese entonces por Pedro J. Ramírez. El diario no dejó de publicar todos los detalles del proceso pese a las presiones del empresario, algo que dolió personalmente a Alierta.
Política
La influencia de Alierta no se limitó al ámbito económico, sino que traspasó también a la esfera política. El directivo fue el ideólogo e impulsor del Consejo Empresarial para la Competitividad, una organización que aglutinó a las grandes empresas españolas, que representaban el 35% del PIB español.
Nació a principios de 2011 con miembros tan relevantes como Isidoro Álvarez, Emilio Botín, José Manuel Lara, Leopoldo Rodés y el propio Alierta. De la mano de Telefónica, BBVA, Santander, CaixaBank, El Corte Inglés, Iberdrola o Ferrovial, su voz fue clave para reivindicar el papel de las empresas españolas en medio de una de las mayores crisis económica globales.
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De hecho, el Consejo se convirtió en interlocutor con el Gobierno, con organismos internacionales y con la propia Casa Real y el emérito Juan Carlos I. La aventura acabó en diciembre de 2017 con gran parte de los miembros fundadores ya fallecidos o retirados de la vida pública.
Pero la influencia política de Alierta no se limitó a su papel en el Consejo Empresarial para la Competitividad. Bastante polémica causaron también algunos fichajes procedentes de la esfera política que realizó la compañía de telecomunicaciones bajo su presidencia. Casos que popularmente se conocen como "puertas giratorias".
Entre ellos, destaca el de Rodrigo Rato. El que era vicepresidente del Gobierno y ministro de Economía cuando Alierta accedió a la presidencia de Telefónica fue nombrado años después miembro del consejo asesor de la operadora para Latinoamérica y Europa.
También fue muy sonado el fichaje de Iñaki Urdangarin, entonces marido de la Infanta Cristina, como consejero de Telefónica Internacional en 2006 y posterior delegado en Estados Unidos. Otros políticos que han pasado por la compañía han sido Eduardo Zaplana, Narcís Serra o Trinidad Jiménez.
Zaragoza
Una de las últimas aventuras empresariales de Alierta ha sido el Real Zaragoza. En julio de 2019 se hizo con el 49% del club de fútbol (porcentaje que posteriormente elevó a un 51%). Una participación que vendería casi tres años después a un grupo de inversores liderado por los hermanos Mas Santos.
Su decisión de convertirse en accionista del Real Zaragoza fue sólo uno de los muchos guiños que el directivo tuvo a lo largo de toda su vida con su tierra natal. De hecho, en 2010 le fue concedida por parte del Ayuntamiento de la localidad aragonesa la 'Medalla de Oro de la Ciudad de Zaragoza'.
Los que le conocieron definen a Alierta como un hombre campechano y cercano, pero también como una persona visionaria, visceral, personalista, con carácter y poco dada a aceptar un "no" por respuesta. De hecho, nunca tuvo problemas en expresar tanto en público como en privado sus opiniones y fue directo en sus mensajes.
En una de sus últimas intervenciones públicas, en octubre de 2019, cuando ya sólo era presidente de la Fundación Telefónica, Alierta cargó contra las grandes compañías tecnológicas estadounidenses y advirtió del riesgo que suponían estos grandes gigantes digitales para la privacidad y la libertad de las personas.
El directivo mostró a todos los asistentes al evento su teléfono móvil, que no era un smartphone sino un antiguo Nokia sin conectividad de Internet. Y a continuación dijo: "El único que soy libre soy yo, porque tengo este teléfono y ni Google, ni Apple ni Facebook saben mi vida".
En estos últimos años, la fama de Alierta llegó incluso al mundo de la prensa del corazón. Tras el fallecimiento en 2015 de Ana Cristina Placer, la que fuera su mujer durante 50 años, inició una relación sentimental de tres años con la exnovia del rey Felipe VI Isabel Sartorius que le llevó a las portadas de las revistas.