Federico Linares, presidente de EY España y del Consejo Social de la Universidad de Cádiz, ha sido el encargado de impartir la conferencia inaugural del “Tour del Talento 2024”, que comienza hoy en la ciudad de Cádiz, bajo el título: ¿Qué está pasando en el mundo? Necesitamos saberlo.

Gaditano de nacimiento, Federico Linares ha comenzado su ponencia dirigiéndose a los más jóvenes para invitarles a reflexionar sobre si es el mundo el que cambia o son nuestros valores; y aludió a conceptos como el prompt -instrucciones, estímulos, preguntas o frases para solicitar una respuesta- de inteligencia artificial para concluir que esto es lo que ya hacía Sócrates y lo llamaba Mayéutica. “Un método que buscaba cuestionar las propias creencias y opiniones dialogando, preguntando, estimulando el pensamiento crítico a través de preguntas e instrucciones”, ha afirmado el presidente de EY.



En referencia a las transiciones geopolíticas, el presidente de EY España ha puesto de relieve que “es indiscutible que habitamos un mundo enormemente impredecible. Uno de los espejos principales donde mejor se refleja la época que atravesamos es el de las relaciones comerciales y la economía. La nueva etapa en la que ha entrado el comercio mundial -podríamos denominarla de slowbalization- y el auge del nacionalismo económico, unido a las crecientes tensiones entre EEUU y China -que prefiguran un nuevo ciclo bipolar para el corazón del S.XXI- suponen importantes transformaciones en la configuración de las cadenas de valor, en las decisiones y destino de las inversiones y, por lo tanto, en la materialización de la globalización con relevantes consecuencias económicas, políticas y sociales”.

Inteligencia Artificial

Asimismo, ha indicado que “tenemos la oportunidad histórica de redefinir el papel de Europa en el mundo y, paradójicamente, las crisis nos están uniendo, nos están acercando. Ante la crisis sanitaria: nos unimos para el desarrollo de vacunas; ante la crisis climática: Pacto Verde; ante las Guerras: Política Común de Defensa; ante el desafío tecnológico: somos la primera región en el mundo que regula la inteligencia artificial”.



Sobre la crisis climática y pérdida de biodiversidad, Linares ha recordado algunos datos, como la estimación para 2030 de que el mundo será 1,5 grados más cálido que durante la época preindustrial. “Si las temperaturas aumentan más allá de esa línea, nos enfrentaremos a escenarios climáticos que cuesta incluso imaginar; más sequías, inundaciones, calor extremo y en consecuencia pobreza para cientos de millones de personas. Especialmente -y como siempre pasa- para las más vulnerables”.

Y ha apuntado que “las políticas contra esta crisis climática exigen avanzar más rápido en los acuerdos globales de lucha contra el cambio climático. No tenemos tiempo que perder. Por eso es tan estratégica y urgente la transición energética. Esto supone, a su vez, una oportunidad extraordinaria para nuestro avance económico y social”.



En lo referido a la transición demográfica, el envejecimiento y la inmigración, el presidente de EY ha señalado que, en el año 2030, 8.600 millones de seres humanos poblaremos el planeta y en la tercera década de este siglo, seremos casi 9.000 millones. “De aquí en adelante, el mundo quedará dividido en dos campos: uno que crece y otro que decrece”. El primero, es el caso del África subsahariana y el sur de Asia. Y en el otro extremo, aquellas partes del mundo donde el tamaño de la población se está estancando o disminuyendo, a la cabeza, la Unión Europea, con proyecciones en el entorno de los 500 millones para 2030. Una tendencia que se complementa con una segunda: la longevidad.



“Es evidente, por tanto, que las economías desarrolladas, y España en particular, deberán seguir haciendo frente al desafío del envejecimiento demográfico. En nuestro país, este reto será mucho más intenso porque además de nuestra alta esperanza de vida, tenemos una de las tasas de fecundidad más bajas de los países desarrollados. Tan solo 1,19 hijos por mujer en edad fértil”, comentó. Además, “de cómo seamos capaces de activar y retener el talento senior dependerá en parte importante la sostenibilidad de nuestro modelo.

Asimismo, será clave la forma en la que se incorporen ágilmente los jóvenes al mercado laboral. Y finalmente, será determinante nuestra capacidad para atraer trabajadores extranjeros. En todos esos frentes se jugará la eficiencia de nuestro mercado laboral y la sostenibilidad de nuestro sistema de bienestar social”.



En último lugar, Federico Linares ha abordado el desafío que supone la transformación digital, “la mayor revolución tecnológica de la humanidad”, en sus palabras. Y ha hablado de la inteligencia artificial como algo que va mucho más allá, destacando los pasos de gigante que se han dado, por ejemplo, en materia de neurociencia, con tecnologías como el "Brain-Computer Interface" (BCI), que permite la comunicación directa entre el cerebro humano y un dispositivo externo, como una computadora o un dispositivo electrónico. Algo que pude aplicarse a una amplia gama de campos, incluyendo la medicina, la rehabilitación, los videojuegos, la realidad virtual, la investigación científica y la seguridad.

“La combinación de medicina genómica e inteligencia artificial tiene el potencial de transformar radicalmente la práctica médica, permitiendo un enfoque más preciso, personalizado y predictivo para el diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades como el Alzheimer”, dijo.



Relacionado con este campo, Federico Linares, ha señalado que cada vez hablamos más de inmortalidad digital, es decir, la posibilidad de que la presencia y la identidad de una persona puedan persistir virtualmente después de su muerte física. También de sus riesgos en términos de privacidad, control social, discriminación o empleo, donde la inteligencia artificial afecta ya al 40% del empleo en el mundo y donde el 30% de las horas trabajadas en países como EEUU son potenciales de ser automatizadas.

“Ante estos riesgos y también oportunidades es determinante contar con una codificación de sistema ético. Un código ético que en ningún caso debería ser global, debería estar adaptada a cada región, y en el que revisemos muchas cuestiones éticas y morales. Y, en cualquier caso, queda prohibido el catastrofismo; si esta transición se gestiona bien, nos dirigimos a un mundo mejor. La tecnología podría contribuir de manera sustantiva al crecimiento económico, a las mejoras de la productividad y al incremento de la riqueza mundial”, advirtió.



¿Realmente está cambiando el mundo? Federico Linares reflexionó sobre un mundo en cambio y cómo a lo largo de la historia han tenido lugar muchos momentos de transformación, recordando grandes hitos históricos, acaecidos en importantes ciudades: Atenas y su primer sistema democrático; Roma y su Compromiso Cívico; Florencia y su Renacimiento; París y sus principios de libertad, igualdad y fraternidad; Filadelfia y la Convención Constitucional de 1787; Y -en un guiño a su ciudad natal- Cádiz, capital del liberalismo ilustrado donde surgió la primera Constitución con el ideal de soberanía nacional y división de poderes, reconocimiento de los derechos fundamentales, representación popular y el derecho de sufragio.

“De todos estos momentos históricos, tenemos grandes lecciones que podemos extraer, en forma de maneras de interpretar el mundo. Una brújula ética y un código humanista ya demostrado como útil en el pasado y fundamental para interpretar este tiempo histórico que nos ha tocado vivir”, recordó a todos.



El presidente de EY España concluyó su intervención afirmando que sí estamos ante un mundo en cambio y que, a lo largo de la historia, hemos pasado por muchos capítulos de cambios profundos. Momentos caracterizados por grandes incertidumbres. Instantes que terminan configurando auténticas fronteras en el tiempo. “El pasado es, desde ese punto de vista, un gran banco de pruebas. La mejor de nuestras fuentes. En él se encuentran distribuidas muchas pistas en forma de lecciones que pueden ayudarnos a interpretar el tiempo que nos ha tocado. Este que habitamos y el que está por venir. El mundo vuelve a cambiar, pero nuestros valores, no”.