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El Instituto de Ciencias del Empleo y las Relaciones Laborales (ICER), entidad internacional independiente, de carácter científico y técnico, que tiene por objeto el análisis e investigación del mercado laboral, concluye en su informe 'Europa: Previsiones ante un escenario de conflicto' que las tensiones internacionales provocadas por el conflicto de Ucrania y su posible generalización, agravadas por la crisis de Oriente Medio están creando profundas tensiones en la estabilidad económica y social.

El informe 'Europa: Previsiones ante un escenario de conflicto', elaborado en colaboración con Ceprede, la Universidad Nebrija y TBS Education Barcelona, destaca que la clave de la resiliencia para afrontar esta situación y mitigar este impacto estará en la rápida adaptación a las nuevas circunstancias, así como en el desarrollo de políticas de empleo inclusivas y el fomento de la colaboración público-privada a través de la innovación, la diversificación y la inversión en sectores emergentes.

El sector de la construcción ha sido gravemente afectado por la paralización de proyectos y el incremento de los costes de materiales debido a interrupciones en las cadenas de suministro. En un escenario prolongado, se prevé que muchas pequeñas y medianas constructoras enfrenten reducciones de plantilla o incluso cierres. Sin embargo, el informe de ICER señala que las empresas del sector están adoptando estrategias para adaptarse, como la implementación de tecnologías innovadoras (construcción modular y materiales sostenibles) y la diversificación en mercados internacionales para reducir la incertidumbre local.

El sector automovilístico, altamente dependiente de componentes importados, enfrenta grandes retos como la reducción de producción y posibles cierres de líneas debido a la caída de la demanda y la interrupción de suministros, afectando tanto a fabricantes como a empresas de componentes. Sin embargo, a pesar de estas dificultades, el sector está acelerando su transición hacia vehículos eléctricos y autónomos, lo que reduce la dependencia de combustibles fósiles y crea nuevas oportunidades de empleo en tecnologías limpias e innovación

El sector turístico se vería gravemente afectado por una caída drástica en el número de visitantes, impactando a hoteles, restaurantes, aerolíneas y otras industrias relacionadas, con especial afectación a las PYMES en zonas costeras. Esta caída también afectaría a sectores indirectamente dependientes del turismo, como la construcción, agricultura e industria cultural. Según ICER, la recuperación del sector sigue siendo frágil y podría verse nuevamente golpeada por los costes energéticos y las tensiones internacionales, especialmente en las zonas costeras que dependen del turismo internacional. El descenso en la demanda de servicios turísticos podría aumentar significativamente el desempleo, agravando las tensiones sociales en las regiones más dependientes del turismo.

En el caso de la sanidad, el conflicto económico repercutirá en el acceso a servicios médicos, sobrecargando hospitales públicos debido a la falta de financiación y aumentando la demanda de centros privados, siendo los pacientes crónicos los más afectados. Por su parte, las empresas farmacéuticas enfrentarían problemas en la producción y distribución de medicamentos, con impacto en la investigación y el desarrollo, ralentizando la innovación médica e impactando en las empresas que dependen de ella para crecer.

No obstante, ICER identifica ciertas áreas que podrían ver un aumento en la demanda de empleo. La transición energética es un ejemplo clave, con un aumento de la inversión en energías renovables, impulsado por la necesidad de reducir la dependencia del petróleo y gas importado. Esto creará oportunidades para ingenieros, técnicos especializados y trabajadores cualificados en sectores verdes.

La ciberseguridad enfrenta riesgos crecientes en un contexto de inestabilidad geopolítica, con un aumento de los ciberataques que amenazan infraestructuras críticas como redes energéticas, hospitales y sistemas de transporte. Esta situación pone en peligro tanto los servicios esenciales como la seguridad de los datos. ICER advierte que la falta de protección frente a estos ataques podría generar una pérdida de confianza en la economía digital, afectando sectores clave como el comercio electrónico y los servicios financieros.

Sin embargo, estos riesgos también presentan oportunidades. El auge de la ciberseguridad impulsará la demanda de profesionales especializados, ya que las empresas tecnológicas y de seguridad necesitarán redoblar sus esfuerzos para proteger los sistemas. Esto supone una gran oportunidad para la diversificación del mercado laboral, pero también señala la necesidad de invertir en formación y reciclaje profesional para que los trabajadores puedan acceder a estas nuevas oportunidades laborales.