En España, los edificios, tanto residenciales como de servicios, representan aproximadamente el 30% del consumo final de energía. Este dato subraya la relevancia de este sector en el contexto de los compromisos de descarbonización del país. Por eso, en este paradigma de la transición hacia el uso de energías renovables, impulsar este tipo de fuentes limpias para el suministro de todo tipo de instalaciones se ha convertido en una prioridad.
Otros datos inciden igualmente en la necesidad de revertir este esquema tradicional. Uno es que, actualmente, los combustibles fósiles constituyen el 63% de ese consumo destinado a los edificios. Otro aspecto característico es que se trata de un suministro cuyo patrón de consumo responde a una alta estacionalidad, concentrándose principalmente en los meses de invierno. Esto es así porque este tipo de combustibles se usan, principalmente, para calentar agua o para la calefacción. Son, en cualquier caso, algunas nociones introductorias que amplía en profundidad el informe ‘El biometano y el almacenamiento estacional de energía’, elaborado por la consultora Frontier Economics y publicado por la Fundación Naturgy.
El documento es muy relevante para obtener una radiografía del panorama energético actual y especialmente de lo que atañe a los edificios. Se extrae, además, otra cifra que pone en valor la conveniencia de apostar por la transición energética: según el informe, si todo el consumo fósil de los edificios se electrificara, se requeriría un almacenamiento estacional de electricidad equivalente al 44% del consumo total.
Biometano frente a otras alternativas
Los expertos de Frontier Economics identifican dos vías preferenciales para alcanzar estas metas: el uso de bombas de calor eléctricas y la incorporación de biometano u otros gases renovables.
La electrificación mediante bombas de calor, aunque prometedora, plantea desafíos importantes que el documento también analiza pormenorizadamente. Su eficiencia se sitúa entre un 48% y un 73% en función de la zona climática y el grado de aislamiento del edificio, apunta el informe. No obstante, la necesidad de almacenar estacionalmente la energía que se consume también tiene asociados unos costes que elevan el total de los costes.
Por eso, el biometano se posiciona como una alternativa sólida, sostenible y con la capacidad de compensar la menor eficiencia de las calderas de condensación anteponiendo la mayor eficiencia de almacenamiento. Es un aspecto clave en este contexto porque, como indica ‘El biometano y el almacenamiento estacional de energía’, es capaz de elevar la eficiencia global de la cadena de valor hasta el 85%.
Además, otra de las ventajas clave que el biometano pone sobre la mesa a nivel de costes e inversión, es que no es necesario cometer ningún tipo de transformación adicional en lo que respecta a las instalaciones de los clientes y las infraestructuras; dicho de otro modo, este gas renovable es absolutamente compatible con las redes y las calderas ya existentes.
Y además de estos aspectos, el origen de este tipo de combustible también marca la diferencia respecto al combustible fósil. El biometano se produce a partir de la descomposición de materia orgánica, lo que reduce al mínimo las emisiones y, de paso, permite aprovechar materiales que de otro modo quedarían relegados a permanecer sin uso. Esta forma de generar energía también ayuda a impulsar la economía circular, porque algunos de estos residuos pueden valorizarse al finalizar el proceso en forma de abono para la agricultura, por ejemplo.
Son aspectos que redundan en la conveniencia de este combustible para el suministro de los edificios, algo que el estudio concluye indicando que, dado el estudio de las diferentes alternativas consideradas para el proceso de descarbonización, esta es la que ofrece un menor coste por unidad de energía.
El reto de la capacidad renovable
La apuesta por el biometano, además, tiene otra consideración, que es el impulso del ecosistema global de las energías renovables en España. No obstante, si bien las energías solar y eólica lideran el sector, para cubrir todas las necesidades de los edificios de energía renovable la producción aún tiene que enfrentarse a retos como el de la capacidad de generación. Actualmente, la capacidad renovable instalada en España solo cubre un tercio de la energía firme necesaria para electrificar el consumo de los edificios.
Para satisfacer la demanda eléctrica de los edificios a lo largo de todo el año sin necesidad de almacenamiento, sería imprescindible multiplicar la capacidad instalada. En concreto, se necesitarían 397 GW de energía solar y 323 GW de eólica, lo que equivale a casi cuadruplicar y sextuplicar la capacidad actual de estas tecnologías. Este escenario ilustra las inversiones requeridas, además de los desafíos logísticos y ambientales asociados a la expansión masiva de estas infraestructuras.
Otro aspecto relevante sobre el que redunda el informe es el aumento de la demanda eléctrica en invierno, lo que también afectaría de manera significativa en caso de electrificación total. Así, mientras que en los meses de verano el incremento sería de solo un 5%, en diciembre la demanda eléctrica podría crecer hasta un 60%. Este desequilibrio requeriría, según el documento, no solo una mayor producción de electricidad renovable sino también inversiones significativas en la capacidad de transporte y distribución, adaptadas a los picos de consumo invernal.
Concientizar sobre las energías renovables
Estas son algunas de las conclusiones del informe de Frontier Economics publicado por Fundación Naturgy, cuyo análisis pone en valor las ventajas del biometano a nivel de eficiencia y de costes. Pero igualmente supone un llamamiento para abogar por un futuro energético sostenible en el que se equilibren los objetivos de descarbonización con la viabilidad técnica y económica.
Por eso, al margen de impulsar este tipo de trabajos, la Fundación Naturgy también tiene entre sus líneas de actuación el “transferir conocimientos especializados sobre las nuevas tecnologías energéticas y las claves de la transición hacia un sistema de energía más sostenible, así como divulgar valores de preservación del medio ambiente y el consumo responsable de energía”.
Por eso, tanto este informe como el resto de sus publicaciones están recogidas en el Centro de Conocimiento que la entidad tiene alojada en su web y que suponen un complemento al abanico de iniciativas a nivel social que lleva a cabo la Fundación.