Plan estratégico, junta de accionistas y, ahora, resultados del primer trimestre del año. En apenas tres semanas y media Banco Santander ha tenido dos encuentros con sus inversores, en los que la entidad ha desvelado su nueva hoja de ruta y los objetivos financieros para los próximos años. No sería extraño pensar que la entidad no aportará grandes titulares en su presentación de cuentas del primer trimestre este martes. Pero nada más lejos de la realidad.
El banco presidido por Ana Botín llega a esta nueva cita con el reto de mantener la confianza de unos inversores que siguen teniendo dudas sobre el impacto de la integración del Popular en las cuentas del grupo. Además del coste de los litigios derivados de la resolución del Popular, la entidad cántabra advertía la pasada semana de las “dificultades y obstáculos” en el proceso de integración, reconociendo que los beneficios, costes y sinergias de la operación podrían no alcanzar las estimaciones previas, por lo que su efecto podría notarse en los resultados de este trimestre.
Banco Santander despidió 2018 con un beneficio de 7.810 millones de euros, un 18% más que el año anterior. Sin embargo, las previsiones de los analistas son algo más moderadas para este trimestre. En concreto, el consenso de Thomson Reuters apunta a un beneficio de 1.930 millones de euros, un 6% menoso que los 2.054 millones registrados de enero a marzo de 2017.
Integración del Popular
El ‘efecto’ de la integración del Popular será clave en las cuentas del banco, que volverán a apoyarse en los resultados cosechados en España y Brasil para mantener la confianza del mercado. En España, el consenso estima un beneficio de 442 millones de euros en el primer trimestre, un 3% menos que en el mismo periodo del año anterior, pero un 2% por encima de la cifra cosechada en el cuarto trimestre de 2018.
Respecto a Brasil, los analistas anticipan un beneficio de 697 millones de euros, un 5% más que el trimestre anterior y un 3% superior al primer trimestre de 2018. El mercado latinoamericano se ha convertido en palanca de crecimiento para el Grupo, tal y como ya han dejado claro en sus últimas intervenciones públicas los directivos del banco.
No es para menos. La región representa ya un 48% de los beneficios del grupo. Solo Brasil supone el 26%. La propia Ana Botín dejó claro durante el último Día del Inversor celebrado el 3 de abril en Londres que Santander “es un banco latinoamericano, lo que nos da una oportunidad única de crecimiento estructural”. La entidad también acaba de anunciar una oferta de compra sobre el 25% de su filial mexicana. Una operación que el banco espera cerrar en la segunda mitad del año y que fue muy bien acogida por el mercado, con subidas en bolsa que llevaron al valor a cotizar en máximos desde septiembre de 2018 tras el anuncio.
La entidad, que el pasado año perdió un 27% en bolsa, ha logrado recuperar más de un 13% este año. Y los expertos sitúan su precio objetivo en 5,19 euros, lo que implica un potencial alcista del 15,5% respecto a los 4,49 euros en los que el valor despidió la sesión del viernes.
La entidad espera que la operación en México, entre otras, sirvan para acercar su ratio de capital de máxima calidad CET 1 fully loaded al 12% que el banco se ha marcado como objetivo para este año, desde el 11,3% en el que despidió 2018, según sus últimos resultados.
Los datos de rentabilidad no solo dependerán dela evolución de los tipos de interés, del éxito de estas operaciones corporativas o de la venta de activos improductivos. También de la cantidad de provisiones que el Santander destine a cubrir los posibles costes por litigios que, este año, podrían ir más allá del ‘caso Popular’. La entidad cántabra se enfrenta también al conflicto legal desatado por la marcha atrás en su decisión de fichar a Andrea Orcel como nuevo consejero delegado. Aunque el Santander espera alcanzar un acuerdo, el banquero suizo busca una indemnización que puede costar muy cara al bolsillo del banco.