Commerzbank, en el que el Gobierno germano mantiene una participación ligeramente superior al 15%, obtuvo un beneficio neto atribuible de 391 millones de euros en los seis primeros meses de 2019, lo que representa una caída del 26,6% en comparación con las ganancias de la entidad en la primera mitad del año pasado, según informó el banco alemán, que ha advertido de la dificultad de cumplir sus objetivos para el ejercicio tras el resultado contabilizado en el primer semestre y la incertidumbre geopolítica.
"En general, el banco espera un ligero aumento interanual en el beneficio neto consolidado del ejercicio fiscal 2019, aunque este objetivo se ha vuelto significativamente más ambicioso dado el desarrollo de las ganancias en la primera mitad del año, el notable empeoramiento de la situación macroeconómica y la situación geopolítica cada vez más incierta", ha explicado la entidad.
La cifra de negocio del segundo mayor prestamista de Alemania disminuyeron entre los meses de enero y junio un 2,5% interanual, hasta 4.285 millones de euros, a pesar de incrementar un 9,5% los ingresos por intereses netos, hasta 2.505 millones, gracias a la suma de 232.000 nuevos clientes particulares y 11.400 empresas en Alemania, mientras que los ingresos por comisiones cayeron un 3,7%, hasta 1.507 millones.
En el segundo trimestre, Commerzbank registró un beneficio neto atribuible de 271 millones de euros, un resultado en línea con el contabilizado en el mismo periodo de 2018, mientras que los ingresos de la entidad alemana cayeron un 2,2% interanual, hasta 2.129 millones.
"Seguimos nuestra senda de crecimiento y estamos realizando progresos significativos. A pesar de los éxitos, los retos siguen aumentando", señaló el consejero delegado de la entidad, Martin Zielke, quien apuntó que la entidad está llevando a cabo una evaluación de la necesidad de nuevas inversiones en su actual revisión estratégica.
Commerzbank cerró el primer semestre de 2019 con una posición de capital básico CET1 del 12,9%, dos décimas por encima de la ratio registrada al finalizar el primer trimestre.
A finales del pasado mes de abril, Deutsche Bank y Commerzbank, los dos mayores bancos de Alemania, dieron por terminadas las conversaciones entre ambas entidades con vistas a una eventual fusión al considerar que la operación no iba en interés de los accionistas ni de otras partes interesadas.