Los tipos negativos y el proceso de saneamiento siguen pasando factura a las cuentas de Bankia, que el martes presentó una caída del 23% en su beneficio de 2019 hasta los 541 millones de euros. Es más, si se baja la vista a los datos del cuarto trimestre, la entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri registró pérdidas de 34 millones de euros, reduciendo su ratio de rentabilidad del 5,6% al 4,2%. Es lo que supone ‘sacrificar’ el beneficio para dotarse de mayores provisiones. 

Hace meses que la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) puso ‘patas arriba’ el Plan Estratégico 2020 que Bankia presentó en febrero de 2018. Por aquel entonces, la entidad se comprometió a cerrar este 2020 con un beneficio de 1.300 millones de euros. Pero la evolución a la baja del euríbor obligó a revisar en julio de 2019 estos objetivos. 

En 2019, las elevadas provisiones que han mermado la cuenta de resultados lograron, al menos, una reducción de los activos improductivos (créditos dudosos y activos adjudicados) en 8.400 millones de euros en dos años, con lo que la tasa de NPA netos ('non performing assets') se ha reducido al 3,3%. La cifra se sitúa ya muy cerca del 3% prevista para final de 2020. Sin embargo, la tasa de morosidad total es del 5%.

A falta de un año para cerrar su Plan Estratégico, muchos inversores y analistas dudan ahora de la capacidad de la entidad para cumplir con otros objetivos más allá de las ganancias. Frente a ellos, los directivos del banco se escudan en su fortaleza comercial para defender los números que manejan. 

CLIENTES DIGITALES 

La entidad sí ha dado pasos firmes en su apuesta por la digitalización de los clientes, un punto clave para ayudar a cerrar 2020 con mejores cifras de ingresos al tratarse de perfiles más rentables, más vinculados y, sobre todo, con menor riesgo de ‘fuga’. 

En concreto, los clientes digitales de Bankia suponen un 53,3% sobre el total. La idea es que la cifra se sitúe en el 65% a finales de 2020, pero las ventas digitales del grupo ya han batido el 35% estimado en el Plan Estratégico, al representar en 2019 el 36% del total. 

En este sentido, la comercialización de fondos de inversión se han convertido en la punta de lanza de la entidad para mejorar sus ingresos por comisiones y, por tanto, su margen bruto, que a cierre de 2019 seguía mostrando debilidad. Bankia lideró las captaciones en este segmento de negocio el pasado año, con la entrada de 1.500 millones de euros en productos del banco, lo que implica un 22% del total de las suscripciones netas registradas en la industria. El objetivo es mantener el ritmo si quieren despedir el año en el objetivo del 7,2%, desde el 7% actual. 

Lo mismo ocurre con la facturación de tarjetas, con una cuota del 8,6% frente al 9% fijado para finales del presente ejercicio. Sin embargo, la ‘pata’ que la entidad pretende impulsar con más fuerza este año es la comercialización de hipotecas, que en 2019 se mantuvo prácticamente invariable con la formalización de 2.922 préstamos a un tipo medio del 1,5%. El 33% se firmaron con nuevos clientes. Del importe total, un 48% fueron hipotecas a tipo fijo.

OBJETIVO: CAMBIAR EL MIX DE LA INVERSIÓN

Durante la presentación de resultados de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri explicó que la entidad necesita “cambiar el mix de la inversión y desarrollar más la financiación al consumo y de empresa”. En concreto, Bankia se había fijado una cuota de mercado en 'stock' financiado en consumo del 6,6% para finales de 2020 y el dato se sitúa actualmente en el 5,8%, tras crecer moderadamente desde el 5,58% del cierre de 2018. 

En el apartado de empresas, Bankia sí que ha logrado su objetivo de alcanzar el 7,7% de stock financiado un año antes de lo esperado. En concreto, la cifra se situó en el 7,75% en noviembre de 2019, últimas cifras disponibles. 

DUDAS CON EL DIVIDENDO

La actividad comercial es, sin duda, el gra apoyo de Bankia en un entorno de tipos de interés en mínimos. Sin embargo, su margen de intereses sigue sin despegar y el mercado duda, y mucho, de la capacidad de la entidad para cumplir con su promesa de dividendo.

Firmas como Bank of America o JP Morgan ya han puesto en duda los planes del banco para repartir 2.500 millones de euros comprometidos en un plazo de tres años, entre 2018 y 2020, a pesar de que los directivos del banco siguen mostrando su “total compromiso” con esta hoja de ruta. Sobre todo porque con un beneficio tan mermado, resulta difícil confiar en la capacidad para generar el capital necesario para cumplir con los accionistas. Al menos en el plazo establecido. 

La entidad ya ha aprobado el reparto de 700 millones con cargo a las cuentas de 2018 y 2019 y, a cierre de 2019, su exceso de capital se situaba en 795 millones de euros sobre ese mínimo del 12% 'CET 1 fully loaded'. Durante la conferencia con analistas previa a la presentación de resultados ante la prensa, los directivos del banco reconocieron que, sobre esos datos, Bankia debe generar 100 puntos básicos de capital al final de este año, después de los 63 puntos básicos generados en 2019 hasta situar la ratio en el 13,02%. 

Goirigolzarri considera el objetivo es "alcanzable". Pero solo si los factores externos acompañan. Desde la entidad reconocen que una sentencia desfavorable sobre el IRPH –a la que Bankia está expuesta con 1.600 millones de euros- supondría revisar toda la política de retribución de la entidad.

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