El BBVA ha dirigido un escrito al juez de la Audiencia Nacional que investiga la relación de la entidad con el comisario encarcelado José Manuel Villarejo en el que desmiente que haya maniobrado para impedir que el exdirectivo Antonio Béjar colaborara con la investigación judicial.
Béjar, exdirector de riesgos del banco y luego presidente de Distrito Castellana Norte, la empresa controlada por el BBVA encargada de la operación Chamartín, fue objeto de un despido disciplinario el pasado julio, en coincidencia con las fechas en las que decidió prestar declaración como investigado ante el juez García-Castellón en vez de seguir la estrategia de silencio adoptada por otros implicados en la pieza 9 el caso Tándem.
El pasado día 14, Béjar y el banco llegaron a un acuerdo en el Juzgado de lo Social número 10 de Madrid que evitó la celebración del juicio. El banco le pagó 1,7 millones de euros a cambio de que desistiera de la demanda de despido sin reserva de acciones y de que aceptara no competir con la entidad durante dos años.
A petición de la Fiscalía Anticorrupción, el juez reclamó a BBVA la documentación relacionada con la demanda por despido de Béjar, así como los datos del acuerdo. El banco ha entregado lo solicitado y, además, ha efectuado unas alegaciones en las que defiende que las actuaciones disciplinarias emprendidas contra el exdirectivo no fueron "una medida arbitraria ni mucho menos una decisión espuria para buscar un chivo expiatorio".
"Se incumplieron normas internas"
La entidad que preside Carlos Torres recuerda al juez que, "con la información de la que hasta la fecha disponemos", no considera que "ningún empleado o directivo" haya cometido delitos, "pero sí nos parece innegable que se incumplieron normas y protocolos internos".
Eso fue lo que, según sostiene, ocurrió con el expresidente de DCN. "El señor Béjar parece haber optado por una estrategia de defensa basada en la confrontación con BBVA y en negar hechos que son incontrovertibles", afirma el banco, que advierte al juez de que Antonio Béjar está realizando afirmaciones "que son inciertas".
Así, subraya que Béjar sostiene que supo por primera vez de Cenyt, la empresa de Vilarejo, en 2009 tras resultar infructuosas las investigaciones sobre el patrimonio de clientes morosos inicialmente encomendadas a la agencia Kroll.
No es cierto, dice el banco, que ha entregado al Juzgado un mail que la secretaria de Béjar el envió el 3 de octubre de 2008 con el siguiente texto: “Antonio, te remito el scan que me has pedido”.
El documento escaneado era un brochure de Cenyt hablando de su división de inteligencia y de que es una empresa "dirigida y coordinada por miembros de seguridad del Estado en situación administrativa de disponibilidad".
Los contratos con Cenyt
Béjar también ha negado haber intervenido en la negociación de los contratos con Cenyt. Tanto en la demanda laboral como en sus declaraciones judiciales, el exdirectivo ha manifestado que su posición jerárquica en el banco no le permitía negociar esos acuerdos.
"Esto es incierto, como se observa en los emails sobre la modificación de los contratos relativos a Luis Portillo y Fernando Martín", dice BBVA. Se refiere a correos electrónicos que Béjar intercambió con el número dos de Villarejo, Rafael Redondo, en el que le indicaba: “Rafael, hablado con Julio [Corrochano, ex jefe de seguridad del banco], estaríamos conformes en modificar los contratos de acuerdo a lo comentado ayer. Te ruego le envíes a Julio un anexo con las modificaciones comentadas”.
Redondo lo hizo y escribió a Corrochano: "Julio, de acuerdo con lo hablado con Antonio, acompaño para tu consideración borrador de anexo al contrato suscrito”. Fue el texto finalmente firmado por el ex jefe de seguridad en nombre de BBVA.
Esas modificaciones fueron relevantes porque permitieron a Cenyt cobrar una prima de éxito por la localización de los bienes sin necesidad de que estuvieran trabados, como se exigía en el contrato inicial.
En el nuevo acuerdo, bastaba la localización del bien por Cenyt para percibir un 1,5% del valor de ese bien, "aunque el banco no recuperara ni un céntimo, como así ocurrió", destaca el escrito del BBVA.
"No parece que pueda mantenerse que Béjar no negoció el contenido de este contrato y que su posición jerárquica en el banco le inhabilitaba para esa gestión. Es más, acordó la modificación de los contratos en perjuicio del banco, sin que hubiera una justificación, lo que supuso reconocer a Cenyt un pago inmediato de 1,2 millones de euros", afirman los abogados la entidad.
"Finalidad oculta"
El escrito contesta también las manifestaciones que Béjar hacía en su demanda laboral relativas a la "finalidad oculta" del despido disciplinario, ya que el pliego de cargos se le notificó el 26 de julio pasado, fecha en la que estaba citado a declarar ante García-Castellón.
"Esta teoría de la conspiración no puede ser más ilógica", afirma el banco, que explica que "como cualquiera puede imaginar, el pliego de cargos llevaba tiempo preparándose y no se improvisó en la mañana del 26 de julio". De hecho, la documentación aportada al Juzgado pone de manifiesto que el despido de Béjar se comenzó a preparar diez días antes.
El 16 de julio se celebró un consejo de administración extraordinario del Banco con el objeto de informar de los hallazgos relevantes encontrados en la investigación forensic. Entonces se acordó que se siguieran los procedimientos internos para evaluar la actuación de todos los directivos y empleados que seguían vinculados a BBVA y tuvieron relación con los hechos investigados. Esos procedimientos de evaluación dieron lugar a medidas disciplinarias -como la adoptada con Béjar- o de idoneidad, como en el caso de Eduardo Arbizu.
BBVA añade que desconocía que Béjar fuera a prestar declaración el 26 de julio y que, una vez que se ha tenido acceso al procedimiento, ha sabido que el exdirectivo decidió prestar declaración ante la petición de una fianza por los fiscales, petición que no se debía a su posible intervención en la relación con Cenyt sino a una denuncia anónima sobre la destrucción de documentos en DCN, "cuestión ésta en la que BBVA no tiene absolutamente nada que ver".