BBVA Research estima que el crecimiento económico se habría mantenido "estable" en el primer trimestre del año, con un avance próximo al 0,5%, si bien avisa de que aumenta la incertidumbre sobre la magnitud de los efectos negativos derivados del Covid-19, lo que supone un "claro sesgo a la baja" que se empezará a notar desde marzo.
Así lo señala en el observatorio de actividad del servicio de estudios de la entidad del mes de marzo, que apunta que los datos observados hasta febrero indican que el PIB habría crecido a una tasa próxima al 0,5%, consistente con una estabilización de la demanda y el empleo en cotas bajas.
En concreto, con cerca del 50% de la información disponible para el primer trimestre del año, el modelo MICA-BBVA señala que el crecimiento trimestral del PIB se ha mantenido relativamente estable en el arranque del año, aunque por debajo del observado desde el inicio de la recuperación (0,7% en promedio).
De cumplirse esta estimación, el avance de la actividad se situaría en la cota superior de las previsiones presentadas a principios del trimestre (entre el 0,3% y el 0,5%), lo que daría "cierto margen positivo" al escenario de BBVA Research para 2020 (1,6%). Así, los datos observados sugieren que los efectos procedentes de la expansión del Covid-19, y de la incertidumbre económica que se está generando al respecto, se dejarían notar desde marzo y hacia delante.
Los indicadores de gasto y expectativas de los consumidores del primer trimestre, junto con los registros del mercado laboral, respaldan un crecimiento moderado del consumo privado, inferior al progreso medio observado durante el segundo semestre del año pasado. Asimismo, los datos de ejecución presupuestaria sugieren una ralentización del ritmo de avance del consumo público hasta niveles algo menores que los observados hasta diciembre.
En lo que atañe a la inversión, los indicadores parciales de coyuntura señalan que aquella destinada a maquinaria y equipo podría aumentar levemente, tras la fuerte caída observada el pasado trimestre, mientras que la residencial se moderaría marginalmente, después del repunte del cuarto trimestre de 2019.
De su lado, tras el repunte observado en el cuatro trimestre de 2019, las exportaciones de bienes podrían desacelerarse al inicio del año. Asimismo, y aunque podrían volver a terreno positivo durante el primer trimestre del año, se mantiene la atonía de las ventas de servicios al exterior. En particular, el sector turístico podría retroceder lastrado por factores estructurales, a lo que se suma la presión a la baja que la propagación global del Covid-19 ejercerá hacia delante.
Aumento del 0,4% del empleo
Las estimaciones de BBVA Research indican que el número de afiliaciones a la Seguridad Social habría avanzado en torno a las 36.000 personas corregido de factores estacionales y el efecto calendario (CVEC) en febrero, 13.000 más que en enero.
Así, el ritmo de creación de empleo mejoró, y se situó en línea con el observado en 2019 (32.500 personas, en promedio mensual), pero siguió siendo modesto cuando se compara con el registrado en 2018 (46.200 personas, en promedio mensual). Por su parte, el número de parados disminuyó inesperadamente (-17.000 personas CVEC) tras los datos decepcionantes observados hasta enero.
De no interrumpirse abruptamente estas tendencias en marzo, BBVA Research estima que el primer trimestre podría cerrar con un crecimiento del empleo entre el 0,4% y el 0,5% CVEC, y el paro registrado habría retomado su tendencia a la baja (-0,6% CVEC).
Por último, la estimación avance publicada por el INE sugiere que la inflación general disminuyó en febrero, hasta el 1,1%, y las previsiones de BBVA Research apuntan a una estabilización de la subyacente en torno a l1%.
De esta forma, el crecimiento de los precios, probablemente, se habría mantenido por debajo del registrado en el conjunto de los países de la UE, tras cerrar enero con un diferencial de -0,2 puntos porcentuales tanto para el caso de la inflación general como para el de la subyacente.
Hacia delante, estima que la caída reciente en el precio del petróleo y los sesgos negativos en la demanda pueden presionar a la baja las expectativas de inflación que, hasta enero, apuntaban hacia una estabilización, tanto de la general como de la subyacente, en torno al 1% en media para 2020.