El Banco de España acaba de publicar su Memoria de la Supervisión Bancaria de 2019, un año en el que se cumplieron cinco desde la puesta en marcha del Mecanismo Único de Supervisión (MUS).
En una carta incluida en el documento, el gobernador Pablo Hernández de Cos, reconoce que “la pandemia del coronavirus y los efectos de las medidas necesarias para evitar su propagación están teniendo un impacto profundo sobre nuestras sociedades y economías”.
En este sentido, asegura que “la contribución del sistema bancario debe ser esencial para permitir que las empresas, los autónomos y las familias acomoden las pérdidas transitorias de ingresos y puedan recuperar los niveles previos de actividad, consumo e inversión lo más rápidamente posible”.
Desde la institución mandan un mensaje de cal y otro de arena para el sector. Por un lado, Hernández de Cos asegura que la banca española “está mejor capitalizada y en una buena posición de partida para desempeñar su papel de propiciar una pronta recuperación de la economía española una vez que finalice la emergencia sanitaria”.
Pero por otro, asegura que todavía existe margen de mejora para aumentar su fortaleza “y su capacidad para competir y prestar servicios a los clientes en un entorno cambiante y muy competitivo” que, según advierte, “será un desafío para las entidades”.
Toque de atención
Bajo este escenario, el Banco de España vuelve a emplear su Memoria para dar un toque de atención sobre las políticas de dividendo de algunas entidades. Y ese toque se produce justo después de que Banco Santander haya decidido suspender su retribución de 2020 para garantizar recursos en la lucha contra el coronavirus.
“La política de distribución de beneficios de las entidades debe ajustarse al principio de cautela y ha de estar orientada a mantener en todo momento un adecuado nivel de capitalización”, advierten desde la institución.
Cada año, el BCE realiza una recomendación al sector sobre estas prácticas. Y desde el Banco de España explican que el organismo monetario distingue entre tres situaciones de cara a 2020. Primero, las entidades que a 31 de diciembre de 2019 ya habían alcanzado sus ratios de capital en cumplimiento pleno. Todas ellas, y según el propio BCE, “deben fijar la distribución de dividendos durante 2020 basándose en criterios conservadores”.
En segundo lugar, mencionan a los bancos que a cierre del pasado año cumplían sus exigencias de capital, pero que no habían alcanzado aún ratios en cumplimiento pleno. Estas entidades “deben fijar la distribución de dividendos basándose en criterios conservadores, asegurando además, al menos, una trayectoria lineal hacia el cumplimiento pleno respecto al período transitorio de la NIIF 9 previsto en el artículo 473 bis del CRR para aquellas que hayan decidido acogerse a él”.
Y, por último, las entidades que no cumplían a cierre del pasado año sus exigencias de capital que, en principio, no deberían distribuir dividendos.
Por lo general, el conjunto de los grandes bancos españoles cumple desde hace meses con las exigencias de capital del BCE para 2020, presentando excesos en todos los casos frente a los requerimientos mínimos prudenciales. Sin embargo, aunque cumplen con el regulador, el capital medio de máxima calidad (CET 1 'flly loaded' sigue por debajo de la media europea, que ronda el 14,5%.