Una oportunidad. Los neobancos nacidos al calor de la revolución fintech han visto en la crisis del coronavirus la gran ocasión para seguir arañando cuota de mercado a la banca tradicional.
El obligado confinamiento y la limitación de la asistencia física a las sucursales bancarias ha obligado a muchos clientes que hasta ahora eran más reacios a la operativa online a meterse de lleno en este segmento que, en un principio, era terreno solo apto para los colectivos más jóvenes.
En este escenario, los expertos coinciden en que los grandes bancos del país, y pese al esfuerzo realizado en los últimos años, sigue muy atrasados en materia de digitalización, algo que los neobancos pueden aprovechar para aumentar el número de clientes, aunque su actividad también se ha visto resentida en las últimas semanas como consecuencia de la crisis.
Objetivo: reinvertarse
Por eso, el objetivo del sector es volver a reinventarse. “En las últimas semanas sí hemos registrado crecimiento de clientes, pero menos movimientos en la parte de las tarjetas, por la reducción del gasto que se está produciendo. Eso, evidentemente y como al resto del sector, nos afecta a nivel de facturación”, explica a Invertia Carles Marcos i Guàrdia, director de Qonto en España.
La compañía francesa, fundada en 2016, cuenta ya con más de 65.000 clientes del sector empresarial, especialmente pymes y autónomos.
Otras como Bnext ya sobrepasan los 350.000 clientes, mientras que N26 ha superado los 4,5 millones en sus cuatro años de vida. Por su parte, Revolut supera los 8 millones de clientes en los países donde opera.
La posibilidad que ofrecen estas entidades de hacer todas las gestiones a través de sencillas aplicaciones móviles, como abrir una cuenta o agregar las de otros bancos, se suma a las bajas o inexistentes comisiones por operaciones como transferencias o el uso de las tarjetas como atractivo para los clientes.
Medidas frente al coronavirus
Cada uno de ellos está aplicando distintas estrategias para no perder el terreno ganado en los últimos años en un momento en el que el negocio se ve afectado por el parón económico y empresarial. N26, por ejemplo, ha lanzado un nuevo servicio de "tarjeta digital" para ayudar a sus clientes europeos a operar de manera inmediata nada más abrir una cuenta o solicitar una nueva tarjeta, sin necesidad de esperar a que llegue la tarjeta física.
“Ante el agravamiento de la crisis del Covid-19, hemos observado durante las últimas semanas un aumento de la demanda de soluciones de pago a través del móvil”, aseguran desde el sector.
En este sentido, Georgina Smallwood, directora de producto de N26, explica que “queríamos acelerar esta nueva función para que los clientes puedan utilizar sus nuevas cuentas de forma inmediata, así como asegurar que aquellos clientes que hayan perdido o le hayan robado la tarjeta, puedan seguir operando sin problema”.
Del mismo modo, apuntan a que una de las oportunidades que ahora se abre para los neobancos llega desde la España vaciada. “Las tarjetas digitales pueden ser especialmente útiles para las regiones menos pobladas, afectadas duramente no solo por el confinamiento sino también por la falta de oficinas y sucursales bancarias”, indican desde la firma.
Según los datos de la entidad, el drástico cambio en los hábitos del consumidor desde que comenzaron las medidas de confinamiento ha provocado una fuerte caída en las retiradas de efectivo en cajeros, no sólo en España o Italia, donde la caída alcanza el 68% y 54%, según sus cálculos, sino también en el resto de países europeos, donde se han aplicado medidas bastante más laxas y tardías.
“Esperamos que esta tendencia continúe y potencialmente tenga un efecto duradero en el tiempo”, señala Francisco Sierra, director general de N26 España. “En este sentido, veremos cómo un número cada vez mayor de consumidores de todos los grupos de edad se irá acostumbrando a lo fácil, conveniente y seguro que son los pagos online o móviles”, concluye el directivo.
El segmento empresarial
Incluso quien lo tiene más complicado se busca las castañas para no perder cuota de mercado. Es el caso de Qonto cuyo negocio está centrado en una actividad empresarial prácticamente paralizada por la crisis.
“Nuestros servicios siguen funcionando con normalidad y las aplicaciones están disponobles”, explica Carles Marcos i Guàrdia. “El principal problema que ahora tienen las empresas es la urgencia de liquidez y nosotros, al ser una entidad de pago, no podeos ofrecer financiación, pero hemos reforzado nuestro servicio de atención al cliente, con respuesta en menos de 15 minutos”.
Según un estudio realizado por la firma en el sector empresarial, un 23% de las pymes consultadas afirma trabajar con algún neobanco desde hace tiempo. Y un 43% de los que no lo hacen reconoce que les gustaría trabajar con ellos a corto plazo. Todas ellas aseguran haberse planteado cambiar de banco en los últimos seis meses, y en torno al 70% considera cambiarse a un neobanco.
“Estamos viviendo momentos difíciles en la economía y las fintech tenemos la responsabilidad de aportar soluciones. Estar cerca de nuestros clientes y facilitarles su labor profesional es fundamental”, indica el director de Qonto en España.
“Para ello, la tecnología juega un papel clave y su uso durante esta crisis sanitaria está permitiendo identificar a los actores que no están preparados para los cambios que se avecinan, pero también ha acelerado la penetración de los neobancos, al ser capaces de dar una respuesta a necesidades reales de empresas, autónomos y clientes particulares”, explica.