Oliver Wyman se muestra contundente con las previsiones sobre el impacto del coronavirus en la banca europea. La consultora ha realizado un análisis con duras conclusiones entre las que destaca que las entidades de la región se enfrentan a pérdidas por impagos derivados de la pandemia de hasta los 830.000 millones de euros a finales de 2022 si hay un fuerte rebrote. En caso de una 'segunda oleada', la morosidad media se dispararía por encima del 10% en este periodo de tres años.
La consultora, encargada de hacer la evaluación que determinó el 'rescate' a la banca española a finales de 2012, cree que, bajo este escenario adverso, el sector no logrará recuperar los beneficios de 2019 hasta más allá de 2022. Y ni siquiera eso. Los cálculos recopilados por la firma apuntan a que las entidades europeas analizadas ganaron 566.000 millones de euros en 2019.
Las cifras para dentro de tres años apuntan a 535.000 millones. Es decir, al sector aún le faltarán 31.000 millones para volver a los niveles pre-covid. Eso en el peor de los escenarios. Pero el central tampoco deja buenas perspectivas para la industria.
Si las medidas funcionan...
Desde al consultora creen que si los gobiernos logran evitar la temida segunda ola del virus y la recuperación económica toma tracción, los bancos analizados se enfrentarían a más de 400.000 millones de euros en pérdidas crediticias en los próximos tres años, una cifra que según sus datos duplica los niveles recientes, aunque supone "menos de la mitad de los observados durante la anterior crisis financiera mundial".
Bajo ese escenario algo más 'benévolo' para las economías y, por tanto, para el sector, un 70% de los bancos de la Unión Europea y de Reino Unido lograrán mantener un nivel de capital CET 1 superior al 12% con una morosidad media del 7%, "lo que puede considerarse un éxito para el sector teniendo en cuenta el choque económico sufrido".
Pero cuidado. En ese mismo escenario, los expertos de Oliver Wyman aseguran que solo el 17% de la industria será capaz de generar rentabilidad (medida con el ROE-return on equity) superior al 8% en 2022, el nivel que según explican sería suficiente para amortiguar una recesión futura. "La mitad del resto de la industria se encontraría en el limbo, con suficiente capital pero con retornos débiles, y el resto estará en verdaderos problemas o se enfrentará a un largo proceso de restructuración", advierte la consultora.
"La combinación de pérdidas crediticias, préstamos morosos e ingresos más débiles irá reduciendo de forma gradual los beneficios que, combinado con mayores activos ponderada por riesgo, impactará en los coeficientes de capital en una media estimada de 120 puntos básicos durante tres años", indican los analistas.
En este sentido, lanzan un balón de oxígeno al sector al reconocer que pese a la erosión de las ratios de capital, la banca tiene margen reconstruir su colchón, también a través de la retención de dividendos. Para los accionistas, eso sí, "la imagen es más sombría, con un rendimiento medio sobre el capital que se ha derrumbado este año y no se recuperará para 2022", advierten.
Esta estimación del mejor de los escenarios incluye en el cálculo el éxito de las medidas de apoyo implementadas por los Gobiernos que, según indican los expertos, "han sido un soporte para evitar hasta un tercio de potenciales impagos corporativos, reduciendo las pérdidas crediticias esperadas y retrasando el momento del aumento de los préstamos morosos". A su juicio, las medidas de apoyo, también las implementadas por el Banco Central Europeo (BCE) también han generado confianza entre las empresas y los bancos cotizados.
Consejos para no quedarse atrás
En su análisis, los expertos de Oliver Wyman indican que la banca se enfrenta a un escenario de bajo crecimiento en el que será necesario reducir costes y mejorar los ratios de capital. "Este no es un tema nuevo para las entidades, pero se puede establecer un nuevo nivel de ambición en la eficiencia operativa", aseguran desde la firma.
Sus cáculos apuntan a que los bancos considerados "en el limbo" necesitan reducir costes en un 15% para alcanzar, al menos, una rentabilidad del 8% sobre el capital. Del mismo modo, consideran que el modelo de banca tradicional está agotado y "será sostenible solo para un puñado de jugadores". Más allá, "se necesitarán decisiones de participación más creativas" para sobrevivir.
Liderazgo para las fusiones
En términos de eficiencia, Oliver Wyman apunta directamente a las fusiones y a la necesidad de que los Gobiernos y los bancos centrales sumen apoyos para favorecer este tipo de operaciones. En este sentido, solicitan que se dé el tiempo de transición requerido para crear "un sistema regulatorio más eficiente" que elimine los elevados costes de su cumplimiento y desde fórmulas tan sencillas como la automatización del mismo, "asegurando la proporcionalidad de la supervisión basada en el riesgo de las distintas actividades".
Los expertos consideran que el ansiado proceso de consolidación de la banca europea y de la unión del mercado de capitales avanzaría a un ritmo mucho mayor "con hitos comprometidos" de forma específica. En este sentido, reclaman "el liderazgo de los niveles más altos para superar una Europa con más de 300 instituciones bancarias, reguladores nacionales, reguladores a nivel europeo, bancos centrales y responsabilidad política fragmentada".
En este sentido, la consultora considera que los bancos españoles cuentan con una margen "medio" para llevar a cabo operaciones de consolidación, solo por detrás del margen "alto" de bancos alemanes e italianos, mientras que para el resto de países analizados Oliver Wyman considera que el margen de consolidación es "bajo".
"España ha demostrado cómo se puede lograr una reestructuración completa a un nivel más sistemático después de la crisis inmobiliaria en 2008. El sector bancario se consolidó en solo 12 bancos medianos y grandes desde más de 40 en un período de cinco años", señala la consultora, destacando que el proceso de consolidación en el país ha demostrado ser más eficaz que la resolución forzada de entidades en dificultades y ha ayudado a reducir en más del 50% una densa red de sucursales y recortar más de 3.000 millones de euros en costes.