Semana clave para los bancos europeos, y no solo por la ola de resultados empresariales que ya incluirán los peores meses de la pandemia. El Banco Central Europeo (BCE) hará público este martes los resultados de los nuevos test de estrés que evaluarán la capacidad del sector para hacer frente al impacto del coronavirus… y todas las miradas se dirigen a una posible recomendación sobre el dividendo.
Ya se sabe que estas nuevas pruebas no reflejarán datos concretos de cada entidad ni por países, con la firme intención de que los inversores no establezcan comparaciones y las cotizaciones del sector se vean aún más perjudicadas.
Además, la información recopilada por el organismo 'solo' pretende conocer cómo afrontarán las entidades las nuevas previsiones macro del pasado mes de junio, con un escenario central en el que el PIB de la zona euro caerá un 8,7% en 2020, frente a la estimación de crecimiento del 0,8% estimado en marzo.
El desplome sería del 12,6% en el peor de los escenarios (con una segunda ola de contagios que obligue a nuevas medidas de confinamiento), con una lenta recuperación que apenas alcanzaría el 3,3% en 2021.
En principio, y al coincidir con la temporada de resultados, las propias entidades darán a conocer estos días sus previsiones de negocio de aquí a final de año, ante una mayor visibilidad que la que había hace unos meses frente al impacto del Covid en la economía.
Pero no por eso el mercado va a dejar de estar más atento al organismo comandado por Christine Lagarde, porque de los resultados del test, y de los datos individuales que maneja la institución, dependerá la decisión del BCE sobre la extensión del veto a los dividendos, muy criticado por las entidades españolas al considerar que “meter en el mismo saco” a todo el sector resta atractivo a sus cotizaciones.
La decisión está tomada y todo apunta a que el organismo hará oficial el 'veto', al menos, hasta enero de 2021. Así lo aseguraba la agencia Bloomberg hace unos días, indicando que algunos miembros del organismo monetario habrían abogado ya por ampliar la 'prohibición'. Según la agencia, la decisión podría ir desde vetar todo tipo de ‘premios’ para el accionista hasta dejar la opción a los bancos de apostar por el pago en acciones en vez de en efectivo para evitar dañar el capital.
Objetivo: salvar el capital
Lo cierto es que la abstención en los pagos ha permitido a los bancos españoles ‘ahorrar’ 30.000 millones de euros de capital para destinarlos a prestar a las empresas afectadas por la pandemia, según el propio BCE.
Pero algunas entidades ya han mostrado su reticencia a continuar con la medida más allá de octubre. Desde patronales como la Asociación Española de Banca (AEB) han defendido siempre que en estos casos no vale el ‘café para todos’, insistiendo en que si un banco está dando crédito y tiene un buen balance, no tiene sentido cancelar su dividendo. “Las recomendaciones generalizadas ayudan a los peores bancos, pero perjudican a los mejores… hay que analizar caso a caso”, explicaba el presidente de la AEB José María Roldán.
Aunque se supone que la recomendación del BCE es de aceptación voluntaria, la presión sobre el sector es máxima. De hecho, desde el organismo han llegado incluso a amenazar con medidas legales si los bancos no cumplen con lo que se les pide. Y ahí está el verdadero problema para el sector, que lleva semanas reclamando libertad para acordar los pagos, defendiendo que quien no pueda hacerlos, no los hará. De hecho, algunas entidades como CaixaBank, Santander o Bankia ya se adelantaron a la petición del BCE retrasando o suspendiendo sus políticas de dividendos días antes de la primera recomendación del BCE.
En este sentido, algunas firmas de análisis ya han hecho sus propias apuestas. Aunque todo apunta a que el BCE apostará por extender su veto a los dividendos para todo el sector hasta finales de año, los expertos apuntan a CaixaBank y Bankinter como las dos entidades mejor preparadas para recuperar los pagos, frente a Santander o BBVA, que preferirían no tocar su capital hasta que pase lo peor de la crisis.