El consejero delegado de Banco Santander, José Antonio Álvarez, ha reconocido que la entidad cántabra cerrará el año en pérdidas contables, tras los ajustes llevados a cabo durante el primer semestre de 12.600 millones de euros que han derivado en unas pérdidas atribuidas de 10.798 millones de euros en el periodo.
Así lo ha adelantado el directivo durante la presentación de resultados de la entidad, insistiendo en que, pese a las pérdidas en libros, el banco seguirá generando un beneficio ordinario (excluyendo los ajustes) que, previsiblemente, superará los 2.000 millones de euros alcanzados de enero a junio. "Es lo que hay. Ahora estamos en -10.800 millones y no espero generar beneficios equivalentes en los próximos trimestres, con lo que contablemente habrá pérdidas", ha explicado Álvarez ante la insistencia en las preguntas de los periodistas.
El consejero delegado confía, sin embargo, en que la actividad ordinaria del banco crecerá a ritmos como los actuales o superiores en la medida en que la economía vaya abriéndose "de forma razonable", para lo que no está contemplando una situación "normal" pero tampoco de vuelta a los confinamientos. En sus modelos internos, la entidad maneja una caída del PIB similar a la del Fondo Monetario Internacional (FMI), que en el caso de España estima en el 12,8%.
El peor momento del año
"Pensamos que este es el peor momento de laño y a partir de aquí deberíamos ver una mejora en las distintas variables", indican desde la entidad. Durante la presentación de resultados, Álvarez ha señalado se ha esmerado en explicar las pérdidas contables derivadas de fondo de comercio, básicamente en Reino Unido y EEUU, y de los activos fiscales diferidos (DTA) en España.
El directivo ha adelantado que no prevén aumentar esos 12.600 millones de euros en ajustes ya llevados a cabo, que incluyen un empeoramiento de la perspectiva macro sobre esas economías como consecuencia de la pandemia.
Del mismo modo, ha querido matizar que este ajuste en libros no tiene nada qué ver con la evolución de la actividad de sus filiales.
"Reino Unido está en el punto más bajo de generación de resultados y mejorará en los próximos trimestres y en EEUU también hemos doblado resultados en los últimos dos años", defiende Álvarez, insistiendo en que "una cosa es la valoración histórica en los libros y otra la dinámica de negocio".
Más ajustes en Europa
Banco Santander también ha reconocido que la nueva situación que ha dejado la pandemia sí obligará a la entidad a revisar el plan de ahorro de costes presentado en su último Investors Day, con el objetivo de ser más eficientes. En aquel momento, se planteó un ahorro de 1.000 millones de euros en Europa en tres años."Hasta ahora hemos llevado a cabo un ahorro de costes de 300 millones, que se suman a los 150-200 millones del pasado año" en Reino Unido, España, Portugal, Polonia y, en su momento, Consumer Finance que también se incluía en Europa.
Ahora, esa cifra tendrá que ampliarse. Y muy probablemente esos ahorros de costes pasen por un nuevo recorte en oficinas, aprovechando el proceso de transformación tecnológica que la entidad pretende liderar en el sector.
Respecto a esta posibilidad, Álvarez ha explicado que "este proceso de transformación para ser más eficientes se intensificará con los aprendizajes que hemos tenido durante la crisis, sobre todo en la forma de operar de los clientes, que será la que determine los medios que usaremos" para esa reducción de costes. En este sentido, reconoce que la oficina física ha perdido importancia, con una caída del 8% en las transacciones anuales en ese canal físico frente a la subida en los canales digitales.
"De lo único que tenemos que estar seguros es de que los clientes reciben en todo momento el servicio que merecen", indica Álvarez. Así, considera que en este proceso de adaptación de medios, "la plantilla disminuirá en unos sitios y crecerá en otros", adaptando "el número y, sobre todo, el tipo de oficinas" a ese objetivo.
Actualmente la entidad tiene un 10% de su red de sucursales cerradas (unas 700 oficinas), pero Álvarez no cree que ese porcentaje se pueda ligar a un cierre definitivo, pues muchas de las oficinas permanecen así no solo por el 'coronavirus', sino por un mero movimiento de rotación de plantilla por las vacaciones de verano.