Los accionistas de los bancos cotizados empiezan a ver la luz al final del túnel. El Banco Central Europeo (BCE) dejó entrever el miércoles que finalmente levantará las restricciones al pago del dividendo a partir del 10 de diciembre, fecha en la que el organismo hace públicas sus nuevas previsiones macro.
Fuentes conocedoras del proceso explican a Invertia que, además de la presión de otros países como EEUU o Reino Unido donde ya está casi decidido el fin del veto a las retribuciones, el BCE cuenta para actuar con un firme compromiso de los bancos para mantener políticas de ‘pay out’ (parte del beneficio que se destina a dividendo) adaptadas a la crisis.
Esto no quiere decir que los dividendos vayan a ser menores en todos los casos. Simplemente que las decisiones sobre los pagos las tomará cada entidad según la evolución de sus ganancias y, sobre todo, del colchón de capital para cumplir los requisitos regulatorios, incluidos aquellos que se ‘flexibilizaron’ durante la crisis para permitir que el sector destinase el máximo posible a trasladar crédito a la economía real.
Objetivo: mantener el colchón
“Si el BCE ha tomado la decisión de levantar su recomendación de no pagar dividendos es porque el sector le ha trasladado el mensaje de que serán extremadamente cautelosos para no poner en peligro el capital”, indican desde una consultora nacional. “Todas las entidades cuentan con capital suficiente para poder abonar dividendos, evidentemente, bajo unas políticas de remuneración ajustadas a su posición de capital”, defienden los analistas de Renta 4 Banco.
“El mercado espera que los ‘pay out’ de cara a 2020 -2021 sean inferiores a los niveles previos a la crisis, para luego ir mejorándolos hasta alcanzar niveles similares a antes de la pandemia”, explica Nuria Álvarez, analista de la firma. “En todo caso, será una recuperación gradual, y todo condicionado a una mejora del entorno macro y, por lo tanto, de la cuenta de resultados”, añade.
En el mismo sentido se manifiestan desde una gestora de fondos con fuerte presencia en este tipo de valores, donde recuerdan que la tendencia sería distinta a la del año pasado cuando, pese a la caída de beneficios, los grandes bancos mantuvieron el reparto de dividendos con cargo a 2019 prácticamente invariable, con lo que el ‘pay out’ volvió a elevarse, de media, a cifras cercanas al 54%.
“La idea es que el sector sí se ajuste ahora a la caída de beneficios, con lo que el porcentaje de ganancias destinada a retribuir a los accionistas bajaría, según nuestros cálculos, del 50% de media”, explican las fuentes consultadas.
Un pacto 'no escrito'
Es probable que las entidades tengan colchón suficiente de capital para pagar incluso más, pero el pacto ‘no escrito’ con el BCE está claro: si no quieren volver a sufrir restricciones, tendrán que ajustarse, al menos en 2020, al devenir de la crisis. Y si la recuperación económica se estanca, algunas entidades más ajustadas en estos términos podrían tener dificultades para los pagos si, como ha dejado claro el regulador, el apoyo a la economía marca la hoja de ruta del sector.
Expertos, analistas, reguladores, supervisores y el propio sector bancario han defendido durante estos meses que su posición de capital es lo suficientemente holgada como para hacer frente a la crisis sin necesidad de eliminar los dividendos.
Sin embargo, la incertidumbre sobre el riesgo de impago en 2021 obliga a ser prudentes. Así lo consideran los expertos consultados incluso con entidades como BBVA, que ya anunció hace unos días que su intención es mantener un ‘pay out’ de entre el 35% y el 45% cuando recupere los pagos. Y es el rango que también manejaría si finalmente se concreta la absorción del Sabadell.
Es cierto que la venta de su filial en EEUU generará un exceso de capital de 294 puntos básicos, equivalente a unos 8.500 millones de euros que, sumado a la ratio actual, implica que la entidad dispone de casi 600 puntos básicos para asignaciones.
Con esa base, BBVA podría comprar Sabadell y cumplir con la promesa de un plan de recompra de acciones para ‘compensar’ al accionista, aunque el plan tendría que ser algo inferior al inicialmente previsto.
Pero cuidado. Los analistas recuerdan que este capital ‘extra’ no llegará hasta verano de 2021, con lo que todo dependerá de que la mejora macro se concrete en esos meses para mantener, además, el ‘pay out’ inalterable. Especialmente después de las fuertes provisiones de este año que han llevado a pérdidas a la entidad, con lo que el beneficio del próximo año se espera aún muy ajustado.
Requisitos del regulador
De momento, todos los bancos del Ibex siguen cumpliendo con los requisitos mínimos de capital exigidos por el regulador. Y de sobra, con lo que no tendrían problema para recuperar el pago del dividendo. Por ejemplo, el regulador exige un 8,78% a CaixaBank y su ratio se situó muy por encima, en el 12,7% al cierre del tercer trimestre.
El director financiero de Bankia, Leopoldo Alvear, también explicó esta semana a sus accionistas que la nueva CaixaBank, resultante de la fusión entre ambas entidades, pagará un dividendo con cargo a 2020 en efectivo en cuanto se cierre la operación. Y habló de un 50%. Cifra que en los corrillos rebajan, al menos, al 30% al menos hasta que haya una mayor visibilidad sobre la recuperación.
La prueba de fuego sobre la capacidad de pago la tendrá Banco Santander a partir del próximo 11 de diciembre, justo cuando el BCE podría levantar de forma definitiva el veto a todo el sector. Será entonces cuando los accionistas recibirán los 0,10 euros en acciones aprobados en junta como cupón complementario del ejercicio 2019. Más adelante llegarán los 0,10 euros en efectivo y con cargo a 2020.
La entidad generó 14 puntos básicos más de capital en el último trimestre (33 puntos básicos en el año) con su ratio CET1 en el 11,98%, también por encima del requisito regulatorio del 9,7% establecido para este año.