Banco Sabadell se ha marcado el objetivo de demostrar a los inversores que será capaz de seguir caminando en solitario, al menos de momento, mediante un nuevo plan estratégico que presentará a principios del próximo año y con nuevas alianzas de negocio que permitan compensar la ruptura de la fusión con BBVA.
Desde hace meses la entidad trabaja con Goldman Sachs y otros asesores para buscar alternativas que mejoren su eficiencia, en un entorno de tipos negativos y miedo al repunte de la morosidad empresarial que ha castigado especialmente a la entidad de origen catalán durante la pandemia. El mercado ha dudado, y mucho, de su supervivencia sin una fusión, afectado también por un negocio en Reino Unido que no acaba de repuntar.
Mientras sus asesores deciden cómo llevar a cabo la venta de su filial TSB y otros negocios internacionales como México, y si merece la pena hacerlo, fuentes consultadas confirman que el banco está volviendo a sondear el apetito inversor por los activos tóxicos de la banca.
Objetivo: limpiar balance
Estas operaciones quedaron prácticamente paralizadas por la crisis y, ahora, podrían suponer una ventana de oportunidad para un sector que busca limpiar balance ante el repunte de la morosidad que se espera para 2021, incluso en el mejor de los escenarios.
La Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), lleva meses advirtiendo a la banca de la necesidad de retomar estas ventas ante un escenario macro que dificultará, y mucho, la reducción de la mora a partir de la segunda mitad de 2021. Un escenario que preocupa especialmente en entidades con fuerte exposición a pymes como es el caso del Banco Sabadell. La agencia de rating S&P estima, de hecho, que la banca española sufrirá un incremento del 10% en sus activos tóxicos en 2021.
El propio sector lleva meses deseando impulsar estas operaciones, solo que no pueden hacerlo si los descuentos que deben aceptar por parte de los fondos interesados para cerrar las ventas son excesivos. Por un lado, se quitarían tóxicos de balance. Pero por otro, una reducción significativa de los precios impactaría en provisiones y, por lo tanto, en posibles pérdidas en las entidades.
En este sentido, fuentes financieras apuntan a que Sabadell ha puesto de nuevo la máquina a trabajar para ir deshaciendo su volumen de dudosos (NPL, non performing loans) a corto plazo. “Hay apetito inversor, pero tienes que ofrecer un producto atractivo para convencer a los fondos”, explican fuentes del mercado en alusión a esa necesidad de vender sin que los descuentos supongan un problema posterior.
Apetito sí, pero con descuento
Precisamente, Banco Sabadell protagonizó el mes pasado la primera venta de una gran cartera de activos morosos, de unos 1.000 créditos de pymes con garantía inmobiliaria, durante la crisis del coronavirus.
La operación se cerró en la misma semana en la que la entidad presentó sus cuentas de los nueve primeros meses del año, con una ratio de morosidad bastante controlada en el 3,81%, pero que, si se incluye TSB, sube al 4,5%. Según su informe trimestral, los activos problemáticos de la entidad se situaban a cierre de septiembre en 7.647 millones de euros, de los que 6.127 millones corresponden a dudosos y 1.520 millones a adjudicados.
La cobertura de activos problemáticos se sitúa en el 52,3%, siendo la cobertura de dudosos del 56,5% y la de los adjudicados del 35,6%. Y el plan es que los descuentos que puedan aceptar por la venta de cartera tóxica no superen en exceso esas coberturas. De ahí la importancia de crear carteras atractivas para los fondos interesados en volver a este mercado.
Según datos de la consultora de negocio Axis Corporate, el sector bancario español arrastraba a cierre de 2019 un stock de activos tóxicos valorado en 85.259 millones de euros. Una cifra que hace unos meses situaban en unos 180.000 millones como consecuencia de la crisis.
Ante este escenario y con una abundante liquidez en el mercado, parece evidente que se irán generando ventanas de oportunidad que Sabadell podría aprovechar para complementar su ‘foto finish’ de cara a posibles alianzas o, por qué no, retomar las negociaciones para una posible fusión en el futuro.