La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha dado el visto bueno a la fusión de CaixaBank y Bankia, pero le ha impuesto una serie de condiciones en aras de mantener la competencia en las zonas en las que la nueva entidad quedará "en una situación de monopolio".
El organismo que dirige Cani Fernández ha elaborado un análisis localidad a localidad para identificar la situación en la que quedaría el mercado de servicios financieros y si la nueva entidad, que será líder por cuota de mercado en todos los segmentos de banca minorista, tendrá el monopolio en alguno de ellos.
En el caso de la banca minorista, el exhaustivo análisis de la CNMC se ha realizado a nivel local, de código postal a código postal. Como resultado del análisis, la autoridad de Competencia concluye que en 86 códigos la entidad resultante quedará bien en una situación de monopolio (la nueva entidad será la única entidad bancaria presente en 21 códigos postales) o en situación de duopolio expuesta a débil presión competitiva en un radio de 1,5 kilómetros desde la sucursal (algo que ocurre en otros 65 códigos postales). Por ello, le ha impuesto una serie de condiciones para garantizar la competencia.
Elevado poder de mercado
"Se ha concluido que la nula o reducida presión competitiva en estas zonas otorgará a la entidad resultante un elevado poder de mercado que podría influir en su comportamiento, con posibles efectos adversos para los consumidores ubicados en dichos códigos postales", apunta la CNMC en un comunicado.
Es por eso que la autoridad de Competencia impone a la nueva entidad una serie de condiciones. Por una parte, la entidad se compromete a no abandonar ningún municipio en el que actualmente esté presente o bien CaixaBank o bien Bankia para evitar la exclusión financiera.
Además, en los 21 códigos postales en los que CaixaBank tendrá monopolio deberán mantener a los clientes de Bankia las actuales condiciones de sus productos durante tres años. En las zonas en las que se detecta duopolio, deberá mantener a los clientes de Bankia sus condiciones o no empeorarlas respecto a las que ponga a las que ofreza en los tres códigos postales con mayor exposición de CaixaBank durante el mismo plazo.
En esos 86 puntos conflictivos, durante ese tiempo el banco no podrá cobrar comisiones a los clientes procedentes de Bankia por realizar operaciones en ventanilla si esa operación era gratuita cuando eran clientes del desaparecido banco.
A los clientes de Bankia deberá informarles sobre su nueva situación, las nuevas comisiones que les afecten, los productos de CaixaBank que sean iguales o mejores que los que tenían en Bankia, sus derechos de reclamación y otros detalles.
Además, la nueva CaixaBank deberá identificar qué clientes de Bankia pueden ser titulares de su cuenta de pago básica y ofrecerles el cambio. El nuevo banco se compromete a mantener las condiciones iguales o mejores de esta cuenta de pago básica.
Asimismo, la nueva CaixaBank deberá garantizar que los clientes de otras entidades que podían sacar dinero gratis de los cajeros de Bankia lo seguirán haciendo tras la fusión.
Sin amenaza a la competencia
Al margen, la CNMC considera que la operación no supone una amenaza para la competencia efectiva en banca corporativa, banca de inversión, factoring, tarjetas, TPV, producción y distribución de seguros y gestión de fondos y planes de pensiones, dado que en estos mercados "o bien las cuotas resultantes no son preocupantes o bien la adición de Bankia es reducida, por lo que no se produce una modificación relevante de la estructura competitiva de mercado previa a la operación y existe presión competitiva suficiente en todos ellos".
Esta autorización era uno de los últimos asuntos pendientes de cara a la integración legal de ambas entidades, que se producirá el próximo viernes, 26 de marzo.