La recuperación económica se retrasa, después de un primer trimestre que ha defraudado las expectativas del Banco de España, como avanzó en gobernador, Pablo Hernández de Cos, en el I Simposio Observatorio de las Finanzas de EL ESPAÑOL e Invertia, antes de rebajar sus previsiones de crecimiento para este año al 6% en el escenario central.

Este deterioro de la economía impactará de forma indeterminada en la morosidad del sector financiero español. Sin embargo, tanto los gestores como los supervisores de la banca consideran que las entidades están bien preparadas para afrontar esta recta final de la pandemia sin sobresaltos. Eso sí, siempre que se prorroguen las medidas de estímulo que se han ido lanzando en los últimos meses para sostener al tejido productivo.

Desde que la Covid-19 provocó un shock en la economía, las entidades financieras han querido presentarse "como parte de la solución", en contraste con los problemas que generaron los excesos del sistema financiero global en el origen de la crisis de 2008.

En los próximos meses, la banca tendrá que seguir demostrando que ha interiorizado ese rol, ya que para que las empresas españolas viables que tienen dificultades por las restricciones a la movilidad salgan adelante, el sector tiene que jugar un papel destacado. Y lo mismo ocurre con el reparto de los fondos europeos. Sin aprovechar la capilaridad de un sector que tiene oficinas en "cada esquina", España puede perder eficiencia y eficacia en la distribución de estas ayudas. 

Esto es algo que el Gobierno reconoce y de hecho, como avanzó este martes la secretaria de Estado de Economía en el I Observatorio de las Finanzas de este periódico, Ana de la Cueva, el Ejecutivo pretende contar con el sector bancario para repartir estos fondos.

Para impulsar la recuperación, "es esencial la colaboración público privada y el sector financiero tiene un papel relevante que jugar. Es esencial para la transmisión de las políticas económicas por su capilaridad, su conocimiento... Es un gran activo para poner en marcha las medidas", reconoció De la Cueva después de escuchar los testimonios del vicepresidente y consejero delegado del Santander, José Antonio Álvarez, el consejero delegado de BBVA, Onur Genç, o la consejera delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa.

La banca tiene interés en jugar ese papel: por el bien de sus clientes (que son esenciales para su negocio) y de la recuperación económica (que les permitirá volver a crecer y evitar que la mora se dispare en un entorno endiablado por los tipos de interés).

De hecho, el interés del sector en participar en el reparto de los fondos europeos ya se ha concretado en propuestas claras. Algunas de ellas, las resumió este martes el consejero delegado de BBVA al recordar que Next Generation Europe (NGUE) "es una grandísima oportunidad para España, si los fondos se canalizan bien".

Observatorio de las Finanzas /Onur Genç

"Los bancos podemos ser un agente distribuidor de los fondos, un motor de análisis y amplificar su impacto a través de nuestro capital", afirmó Onur Genç. De hecho, si el sector financiero se implica en levantar inversión para los proyectos estratégicos que ponga en marcha España, el impacto multiplicador de esas ayudas se dispararía.

También María Dolores Dancausa se pronunció sobre estas ayudas advirtiendo del peligro que puede suponer que el plan se ejecute mal. "Si los fondos europeos no van al destino correcto, si la política nos lleva a la desunión y a una sociedad del rencor, la recuperación va a ser muy lenta", afirmó la consejera delegada de Bankinter.

Que estas ayudas funcionen puede ser vital para que la recuperación, que José Antonio Álvarez retrasó "uno o dos trimestres" en un entorno en el que el sector no solo tiene que lidiar con la situación sanitaria, sino que tiene que gestionar también los bajos tipos de interés.

Observatorio de las Finanzas / José Antonio Álvarez Álvarez

A la espera de ver si la vacunación vuelve a tomar un ritmo adecuado en España y el resto de la Unión Europea, la cautela sobre la evolución económica para los próximos meses es compartida por todo el sector financiero que ha congregado el Simposio de este periódico esta semana.

Mientras, desde el Gobierno, De la Cueva ya retrasó ese escenario de crecimiento al segundo semestre del año, coincidiendo con el momento en el que las vacunas habrían generado inmunidad a buena parte de la población.

En este contexto, el sector financiero se ve afectado de forma heterogénea por una crisis que es asimétrica, ya que ha golpeado a unos sectores de la economía más que a otros y ha tenido un impacto desigual por zonas geográficas.

En este momento, nadie en el sector se atreve a predecir hasta dónde llegará la tasa de mora, como reconoció el presidente del ICO, José Carlos García de Quevedo.

"La morosidad va a subir, pero con qué intensidad depende de la recuperación", afirmó por su parte Álvarez.

Más concreta fue Dancausa al asegurar que en ningún caso tocará el pico de la última década.

"La mora va a subir, pero no a los mismos niveles que en la crisis de 2008 porque las empresas y familias son más solventes y los bancos hemos sido más prudentes al conceder crédito", advirtió la ejecutiva.

Reestructuraciones

Gestionar los impagos es otro de los retos que afronta el sector financiero en los próximos meses. Sin embargo, una vez conocidas las condiciones del paquete de ayudas de 11.000 millones de euros aprobado por el Gobierno (en el que se incluye una partida de 3.000 millones de euros para reestructuraciones), las entidades consideran que son capaces de gestionar la situación.

De hecho, el sector considera positivo que exista un Código de buenas prácticas, pero no una imposición para asumir quitas generalizadas.

"Hay que quitar hierro a las reestructuraciones de deuda porque son parte del negocio financiero", afirmó en el foro el presidente de la AEB, José María Roldán.

Junto a este mensaje, los ponentes que participaron en esta jornada también destacaron que es importante "ganar tiempo" antes de abordar las quitas para que la situación económica se normalice y permita que las empresas puedan empezar a devolver sus deudas sin recurrir a reestructuraciones.

"En una empresa grande, el tema de las reestructuraciones está avanzado. Esto no es aplicable a la empresa pequeña y al autónomo. Pero, en cualquier caso, hay que hacerlo cuando las empresas operen con normalidad. Hasta entonces, hay otras fórmulas, como la carencia", afirmó José Antonio Álvarez.

El Banco Santander prevé que este proceso durará entre dos o tres años. Algo que coincide con las previsiones macroeconómicas apuntadas por distintos agentes que han ido participando en las dos primeras jornadas de este foro. Todos retrasan la recuperación completa hasta el año 2023.

Vuelta del dividendo

Hasta que la economía retome el pulso, los accionistas de los bancos están pendientes de su dividendo y los gestores de las entidades lo saben. Sobre este asunto, Roldán fue muy claro al afirmar que no se entiende la prohibición repartir dividendos en el sector bancario, teniendo en cuenta que no existe una exigencia similar para otros sectores.

Mientras, Genç sacó pecho al afirmar que BBVA tiene "mucha munición" para poder mejorar su retribución al accionista, tras haber cerrado operaciones exitosas como la venta de su filial en Estados Unidos.

También Álvarez reclamó poder retribuir a sus accionistas y recordó que la intención del Banco Santander es volver a su política de payout de entre el 40-50%, aunque "primero hay que generar el resultado", remachó. 

Por su parte, Dancausa destacó el valor que generará para los accionistas la salida a Bolsa de Línea Directa, una operación autorizada por el BCE horas antes de que la consejera delegada acudiera al Simposio de EL ESPAÑOL e Invertia.

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