El Euríbor va cambiando poco a poco su tendencia a la baja, pues está a punto de cerrar marzo con su segunda subida consecutiva, pero sigue dando buenas noticias a los hipotecados. El índice se encuentra aún en un nivel tan bajo que los clientes a los que les toque revisión de cuota este mes experimentarán una rebaja, pues hace un año, cuando recalcularon el interés por última vez, el Euríbor se encontraba mucho más alto.
Este índice, al que está referenciada la mayoría de las hipotecas, cerrará este mes en un nivel cercano al -0,486%, lo que supondría una subida respecto al registro de febrero. Con todo, es más bajo que el registrado por estas fechas el año anterior, que fue del -0,266%, por lo que a quienes se les revise en abril su cuota pagarán menos este año que el pasado.
En las hipotecas variables, las cuotas mensuales se actualizan periódicamente, en la mayoría de los casos con carácter anual. Esto ocurre así porque, cuando se firma el préstamo, no se establece un tipo de interés fijo, sino cambiante, lo que permite tanto a bancos como a clientes beneficiarse de un precio mejor o peor, según el momento.
Cuando llega la revisión, el banco recalcula el importe de la cuota mensual de la hipoteca en función del nuevo valor del índice al que está referenciada, que en la gran mayoría de los contratos vigentes es el Euríbor.
Durante los últimos años, especialmente los transcurridos desde febrero de 2016, en los que el este índice ha experimentado una caída libre dentro del terreno negativo, estas revisiones no han hecho más que dar buenas noticias a los clientes hipotecados, que han visto, año a año, cómo cada actualización del Euríbor les dejaba una cuota inferior a la anterior.
Equilibrio banca-cliente
Como las hipotecas se vinculan a este índice, una subida representa un beneficio para los bancos, que ven cómo se incrementa el interés que los clientes deben pagarle por la hipoteca. Y, al contrario, cada vez que baja implica una mejora para los clientes, cuyas cuotas se reducen.
Aquellos que tengan que revisar esta cuota en abril, por tanto, deben estar contentos, pues el importe será inferior a que han pagado durante este último año, en el que el interés de su hipoteca ha estado referenciado a un Euríbor a -0,266%, el nivel registrado en marzo de 2020. El mes que viene se les vinculará a un -0,486%.
Para una hipoteca de unos 150.000 euros de capital pendiente a un plazo de 25 años con un precio de Euríbor +1% y revisión anual, esta nueva caída supone un ahorro de unos 14,5 euros al mes (174 euros al año). Para el caso de las revisiones semestrales, la rebaja de la cuota mensual sería de unos 4,73 euros (56,76 euros al año).
Eso sí, los hipotecados que tengan que revisar la cuota en abril experimentarán una rebaja inferior a la de los que actualizaron el interés en febrero, puesto que el Euríbor marcó un mínimo histórico el pasado mes de enero, en el -0,505%.
La hipoteca fija conquista terreno
Tras cinco años en negativo, el índice ha comenzado a cambiar de tendencia precisamente en el momento en el que ha tocado el -0,5%, el nivel en el que los expertos situaban hace unos meses el posible suelo del índice. Este umbral viene determinado porque es el interés que el Banco Central Europeo (BCE) fija para los depósitos de los bancos.
Este tipo de hipotecas, las variables, han ido perdiendo peso durante los últimos años en favor de las fijas, que son cada vez más habituales. De hecho, las hipotecas concedidas para viviendas a tipo fijo ya son más de la mitad, un 51,2% del total, mientras que hace cinco años, cuando el Euríbor comenzó su caída libre, representaban únicamente el 10,5%, según revelan los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Detrás de esta evolución, que podría parecer ilógica debido a que las variables están siendo, a priori, más beneficiosas para los clientes, se esconde el esfuerzo que han hecho los bancos durante los últimos años para favorecer la concesión de hipotecas fijas, que les aportan mayor beneficio a corto plazo en un contexto en el que están muy necesitados de rentabilidad.
El inicio de la caída libre del Euríbor se convirtió, precisamente, en la chispa que prendió el interés de los bancos por desincentivar la concesión de hipotecas variables, uno de sus productos estrella. A principios de los años 2000, el Euríbor se situaba en torno al 4% o 5% y vincular entonces un préstamo variable a este índice salía muy rentable para los bancos, que podían permitirse ofrecer diferenciales por debajo del 1% y seguir obteniendo mucha rentabilidad.
Sin embargo, el índice sufrió una abrupta caída entre 2008 y 2009 como consecuencia de la crisis económica. Tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria empezó el declive del Euríbor, que ha supuesto un verdadero quebradero de cabeza para los bancos.
Con todo, las hipotecas variables siguen representando la mitad de las concedidas, pues, aunque a priori sean menos rentables para los bancos, las entidades no renuncian a ellas, aunque solo sea porque les facilitan la vinculación con los clientes. Eso sí, si se acuerda desde la firma un interés fijo, con el Euríbor en mínimos para los bancos mejor que mejor.