CaixaBank afronta este viernes una de las juntas de accionistas más tensas que se recuerdan. La asamblea llega en plenas negociaciones de la dirección con los sindicatos sobre el Expediente de Regulación de Empleo (ERE), que implicará la salida de 7.791 empleados, y los sindicatos se han unido para dar la batalla y manifestar su repulsa contra el despido colectivo.
Las posturas de los representantes de los trabajadores y la dirección están totalmente distanciadas desde el inicio de las negociaciones sobre el ajuste de empleo, una situación que choca con la "paz social" que ha reinado entre ellos durante años, en los que también se han negociado otros procesos de este tipo.
El orden del día de la junta incluye la aprobación de las remuneraciones del consejo de administración, contra las que los sindicatos han prometido votar. "Desde SECB ya anunciamos nuestro firme voto en contra, no vamos a ser cómplices de esta vergonzosa propuesta", apuntan desde esta agrupación de trabajadores, que, al igual que el resto, rechaza de pleno los sueldos fijados para la cúpula de la entidad, especialmente los del consejero delegado, Gonzalo Gortázar, y el presidente, José Ignacio Goirigolzarri.
De acuerdo con la propuesta que el consejo ha llevado a la junta, el primer directivo obtendrá una remuneración fija anual de 2,26 millones de euros (la misma que en 2020), mientras que la de Goirigolzarri será de 1,65 millones. A estas cantidades se les se suma la posibilidad de cobrar un bonus de hasta 708.800 euros para Gortázar y 200.000 para Goirigolzarri, así como de recibir acciones del banco en el marco del plan de incentivos anuales.
Se da la circunstancia que el sueldo fijo que obtendrá Goirigolzarri equivale a tres veces el que percibía en Bankia (500.000 euros), donde su remuneración estaba limitada por la regulación debido a que la entidad había recibido ayudas públicas.
A pesar de que desde el sector se defiende que se trata de un sueldo en línea con sus competidores, esta circunstancia ha sentado como un jarro de agua fría a los sindicatos, que se encuentran en plenas negociaciones para que salgan de la entidad 7.791 trabajadores y no todos de forma voluntaria.
Es por eso que manifestarán su repulsa durante la junta de accionistas, lo que se une a las acciones que han emprendido ya, como programar concentraciones para el próximo día 20. Además, bajo el lema #TodxsSomosCaixabank, numerosos trabajadores de la entidad han ido mostrando en redes sociales su rechazo al ERE durante las últimas semanas y, en la tarde del jueves, también imágenes de su viaje hacia Valencia para asistir a la junta de accionistas del banco de forma presencial.
Las dudas del FROB
A las críticas que recibirá CaixaBank por parte de los sindicatos se une una segunda derivada que añade tensión a la asamblea. El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), representante del Estado en el capital del banco con un 16%, deberá pronunciarse sobre las propuestas que el consejo ha llevado a la junta y, entre ellas, sobre los sueldos de la cúpula.
Ninguna de las tres opciones que tiene el organismo estará exenta de polémica. Existe la posibilidad de que elija el no en coherencia con el discurso contrario a los "altos sueldos" de los directivos de banca emitido durante las últimas semanas por miembros del Gobierno, entre los que se encuentran la vicepresidenta económica, Nadia Calviño ("se trata de unas remuneraciones que no se corresponden en absoluto con la situación económica de nuestro país"), y el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez ("no creo que sea aceptable y necesitamos dar una respuesta fuerte").
Esta opción, que agradaría a los sindicatos, que pidieron por carta su voto en contra, sería coherente con estos discursos, aunque sembraría la desconfianza en la relación que el Gobierno mantiene con sus socios en CaixaBank, que hasta ahora había sido muy positiva, como ya contó Invertia. El Ejecutivo apoyó desde el primer momento la fusión de CaixaBank.
El sí tampoco sería fácil de defender, pues un apoyo específico a las remuneraciones pondría contra las cuerdas al Gobierno tras sus críticas a los sueldos de la cúpula de CaixaBank. Es por eso que la opción menos problemática para el FROB sería la abstención.
Con todo, el voto del FROB no es determinante para cambiar ninguna de las propuestas por sí solo, dado que su participación asciende únicamente al 16%. Quien tiene algo más de poder es la Fundación Bancaria La Caixa, con un 30%, si bien ya tiene claro que votará a favor, como también contó Invertia.
Pase lo que pase con el FROB, si algo está claro es que la tensión reinará durante toda la junta de accionistas, en la que los primeros ejecutivos del banco deberán dar la cara ante las críticas que lleguen por parte de los trabajadores.