El temor a perder el trabajo, a experimentar una bajada de sueldo o, en general, a tener menos ingresos por el deterioro económico que ha traído la pandemia y por la incertidumbre sobre el futuro de la situación macroeconómica ha impulsado el llamado "ahorro del miedo" en España.
Los expertos de BBVA Research han cuantificado el importe al que asciende este dinero que los españoles han guardado para evitar sustos en el acumulado de todo 2020 y estiman que se situó en unos 20.000 millones de euros, lo que supone un tercio del total del ahorro extraordinario del año.
Las medidas puestas en marcha para frenar la sangría empresarial, como los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), no han sido suficientes para inducir confianza a los individuos más aversos al riesgo, que han preferido ser precavidos y ahorrar ante posibles eventualidades relacionadas con sus ingresos. No en vano, según BBVA Research la Seguridad Social cerró el año con 830.000 cotizantes menos de los que habría en ausencia de la crisis sanitaria.
Ahorro impuesto
Los otros dos tercios del ahorro extraordinario corresponden a un fenómeno propio de la situación excepcional que ha supuesto la pandemia y que supone un elemento diferencial respecto a crisis previas. Se trata del denominado "ahorro forzoso", que es el dinero que los españoles han ido acumulado al no poder gastarlo en servicios en los que lo hacían habitualmente, como el ocio o la restauración, por las restricciones sanitarias.
Por este concepto, los españoles guardaron hasta 40.000 millones de euros en todo el año, de acuerdo con los cálculos de BBVA Research. La mayor parte de este ahorro se acumuló, como es lógico, durante el segundo trimestre del año pasado, tras lo cual disminuyó en el tercero por la relajación de las medidas sanitarias, pero volvió a aumentar en los últimos meses del ejercicio.
En total, la bolsa de ahorro extraordinaria del año (frente al nivel precrisis de 2019) se situó en unos 60.500 millones de euros, un dato que, según estos expertos, se encuentra en línea con la reducción que ha experimentado el valor añadido de los sectores más afectados por la pandemia, principalemente el comercio, el transporte y la hostelería.
De hecho, dentro de la zona euro, España fue el país que registró un mayor incremento pese a un contexto en el que se redujeron los ingresos de las familias. La tasa de ahorro de los hogares cerró 2020 en el 14,7% de su renta disponible (108.800 millones) y más que dobló los registros de 2019, cuando este ahorro se situó en 60.800 millones.
Repunte del consumo
A futuro, la previsión es que estos ahorros se vayan liberando en forma de consumo, tanto por la mejora de la situación económica como por la apertura de la actividad de los sectores más afectados por la pandemia gracias a la relajación de las restricciones.
Desde BBVA Research estiman que así debería ocurrir, si bien explican que la "excepcionalmente elevada" incertidumbre, tanto por el origen del ahorro como por el hecho de que se concentra en las personas mayores y con un nivel de renta alto, hacen difícil adivinar cuál será la evolución.
Con todo, el servicio de estudios estima que si todo este "ahorro forzoso" se liberase en forma de gasto, el consumo podría acelerarse dos puntos más de lo que ya se prevé, es decir, hasta un 8%.
De hecho, como informaba Invertia hace unos días, el consumo ha empezado a rebotar con fuerza tras el levantamiento del estado de alarma y donde más se ha notado el cambio es en la actividad de ocio y restauración.
Más concretamente, en la primera semana tras el fin del estado de alarma el consumo presencial de las familias repuntó un 12% y el realizado en bares, restaurantes y actividades de ocio lo hizo un 11%, frente a la tímida subida (1%) que registraba apenas una semana antes, cuando aún estaba vigente, de acuerdo con los datos de CaixaBank Research.
Desde el servicio de estudios de BBVA consideran, no obstante, que, aunque repunte, el consumo en ocio, turismo y restauración, el que más ha caído durante la crisis sanitaria, "es improbable que compense la caída de 2020 a corto plazo", con el riesgo, además, de que se haya producido un cambio de preferencias en los ciudadanos y este gasto se vea reducido en el futuro. Con todo, admiten que "estos efectos son difíciles de predecir dada la excepcionalidad de esta crisis".