Protegerse contra la morosidad en un momento de incertidumbre como el actual es una de las prioridades de las entidades financieras. Para ello, una de las vías que están tomando los bancos es intentar atraer a sus hipotecas a clientes nuevos con ingresos elevados o que aporten un capital inicial alto, de forma que les transmitan una cierta seguridad en que el crédito se va a pagar.
En los últimos meses están potenciando esta tendencia y algunos lo hacen a través de rebajas en el tipo de interés o bonificaciones, mientras que otros directamente ofrecen mejores condiciones a las hipotecas de importes altos, a partir de 200.000 euros.
De esta forma, "los bancos están emprendiendo algunas acciones para intentar captar a clientes prime o con solvencia mayor que la media", explica Miquel Riera, responsable de Hipotecas de Help My Cash, a Invertia.
El hecho de que los bancos busquen a clientes con una mejor solvencia "pasa desde hace años" tras la crisis financiera, una vez que las entidades asumieron la nueva regulación de las autoridades europeas y una mayor protección frente al riesgo crediticio. No obstante, como expone Riera, "en los últimos meses hay más bancos que buscan este perfil".
Endurecimiento de los requisitos
Los datos de la última Encuesta de Préstamos Bancarios del Banco de España así lo corroboran. La publicada en abril de este mismo año ya reflejaba un endurecimiento de los criterios de aprobación a la hora de dar préstamos a las familias para la compra de vivienda.
El hecho de que ahora estén siendo más estrictos a la hora de conceder crédito y, más concretamente, el hipotecario, no es casualidad. El deterioro económico que ha traído la pandemia y, especialmente, la amenaza de un aumento de la morosidad que pende sobre las entidades financieras están detrás de esta menor aversión al riesgo.
"Se debe principalmente a la situación económica. El cliente prime es el que les asegura [a los bancos] la devolución de la hipoteca y más en una situación como la de ahora, en que no saben cómo afectará la pandemia", apunta Riera.
Por su parte, Patricia Suárez, presidenta de Asufin, explica que esto "está ocurriendo a raíz de la pandemia y de la crisis económica que ha llevado aparejada".
Por el momento no existen previsiones oficiales sobre a cuánto podrá ascender la tasa de morosidad una vez dejen de aplicarse las medidas tomadas por el Gobierno y por el sector para frenar la sangría empresarial. Esto se refiere a las moratorias y los conocidos como créditos ICO, que cuentan con aval del Estado, pero también los ERTE, tras los cuales el empleo se verá impactado y, con él, los recursos de los ciudadanos para hacer frente a sus deudas.
Desde el sector financiero no quieren hacer estimaciones sobre el devenir de la morosidad y se limitan a defender que han dotado ya las provisiones necesarias para afrontar las consecuencias de esta crisis, aunque el Banco de España sigue presionando para que refuercen este escudo protector.
Distintas vías
A la hora de priorizar a estos clientes prime, los bancos están tomando distintas vías. "En general, hay dos segmentos de clientes que se están priorizando. Por un lado, el de banca personal, que normalmente, y esto puede variar según la entidad, equivale a tener unos ingresos por unidad familiar por encima de los 60.000 euros.
Obviamente, a estos ingresos van asociados viviendas por un capital superior a los 200.000 euros. Por otro lado, el de los funcionarios. Este segmento es el más buscado en estos momentos por las entidades financieras y lleva aparejados beneficios como la concesión del 100% del capital", explica Suárez a este periódico.
Por su parte, desde Help My Cash ejemplifican que Santander ha decidido rebajar el tipo de interés a los clientes que puedan aportar un mayor volumen de ahorros a la hora de pedir la hipoteca, en torno a un 30% o un 40% frente al 20% que es habitual.
Además, entre las condiciones para recibir una bonificación del interés se encuentra también tener una nómina de 2.400 euros mensuales, algo que también ocurre en Kutxabank, pero con 3.000 euros, como explica Riera.
Ibercaja, por su parte, lanzó recientemente una nueva hipoteca fija con un interés del 1,30% (TAE del 1,50%), pero únicamente destinada a clientes con ingresos de más de 2.500 euros al mes, para importes de 200.000 euros en adelante y con un plazo de veinte años.
Precisamente, esta última es otra de las vías más generalizadas, la de bonificar parte del interés de la hipoteca a los clientes que puedan pagarla en menos tiempo, lo que requiere abonar cuotas mensuales más altas que no todos los clientes pueden permitirse.
Más allá de estos últimos movimientos, los bancos siempre han tenido mayor querencia por los clientes con mayores posibilidades de devolverles los créditos, como es lógico. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el importe medio de las hipotecas ha pasado de 105.500 euros en 2015 a los 137.700 euros de marzo de este año (dato provisional).
Desde Asufin explican que entre los requisitos más habituales se encuentran exigir al cliente un ahorro mínimo del 30% del valor de tasación o compraventa, unos ingresos superiores a tres veces la cuota mensual del crédito y tener un trabajo indefinido con cierta antigüedad.
Esta prioridad tiene consecuencias sobre el resto de clientes. "En estos momentos de endurecimiento de las condiciones, hay un perfil de la población que directamente no está teniendo acceso al crédito. Nos referimos al consumidor más vulnerable, que está sufriendo los procesos de ERTE o tiene contratos temporales", explica a Invertia la presidenta de Asufin.
Las fijas, más baratas
Los precios, en todo caso, están mejorando en el caso de las hipotecas fijas, en las que los bancos están centrando ahora su atención debido a que el euríbor continúa en terreno negativo y no hay muchas perspectivas en el horizonte de que cambie su evolución. Los de las hipotecas variables, sin embargo, están subiendo por esta misma circunstancia.