Si hace unos años era inimaginable pagar una barra de pan con tarjeta, ahora está a la orden del día renunciar a usar dinero en efectivo aunque sea para importes inferiores a un euro. Así lo demuestra el impulso del uso de los terminales de punto de venta (TPV), que marca récords tanto en número de dispositivos instalados en establecimientos (comercios, bares, autopistas, supermercados...) como en operaciones e importes pagados a través de este sistema.
En el primer trimestre del año, el número de operaciones registrado en España por los TPV creció un 15,2%, hasta acumular 1,26 millones de transacciones tan solo en tres meses, según revelan los registros del Banco de España. Y eso que en ese periodo aún no había despertado el consumo por la permanencia del estado de alarma, como sí está haciendo una vez levantado, tal y como adelantó Invertia. Estas operaciones, además, se suman a las 4.350 millones registradas al cierre de 2020, lo que constituye el máximo de la serie histórica.
El avance del uso de los TPV ha ido en ascenso desde su puesta en marcha y se ha visto impulsado por la pandemia, en la que se ha favorecido un menor uso del dinero en efectivo por motivos sanitarios, aunque no hubiera evidencias científicas de que el pago con monedas y billetes aumentara los contagios.
Adiós al cartel de "pago mínimo"
Lo cierto es que muchos comercios y bares que antes no permitían el pago con tarjeta o lo restringían a determinados importes se han animado a universalizar su uso y retirar los carteles en los que se anunciaba la necesidad de abonar un importe mínimo para poder pagar con un plástico. Durante el año pasado, las operaciones avanzaron menos que en años anteriores, pero experimentaron crecimiento (un 4,4%) en un año en el que los comercios y negocios de hostelería sufrieron duras restricciones de apertura.
En el primer trimestre, el importe global de las operaciones en TPV también aumentó (+6,4%), aunque en menor medida que el número de operaciones. "Cada vez pagamos tiques más pequeños. No solo crece el uso de los TPV, sino que, además, usamos más las tarjetas para pagar importes más pequeños", explica a Invertia Verónica López Sabater, consultora del área de Economía Aplicada y experta en medios de pago de Afi.
En los últimos años, el ascenso del uso del TPV ha sido considerable. Así lo revelan los registros del Banco de España, según los cuales el número de dispositivos instalados en establecimientos es 2,6 veces superior al que había hace veinte años, mientras que los cajeros, después de expandirse durante años, están ya en fase de retroceso y se acercan a los niveles en los que estaban a principios de la década de los 2000.
De cara al futuro, "esa tendencia va a seguir creciendo, pues quedan muchos puntos de venta que no aceptan aún el pago con tarjeta", añade la experta de Afi.
A esta evolución ha acompañado el descenso en las tasas que cobran los bancos a los establecimientos por cada operación. De los registros del Banco de España se desprende que la tasa por operación ha caído en los últimos años, especialmente en el pequeño comercio, donde lo ha hecho un 45% (tanto en tarjetas de débito como de crédito) y en los restaurantes, donde ha descendido un 49% en tarjetas de débito y un 45% en las de crédito.
Si bien es cierto que este dato solamente recoge la tasa por operación y no el alquiler del TPV u otros cargos, desde la pasada crisis financiera la oferta de las entidades para este servicio se ha ampliado, con la incorporación de tarifas planas y otras adaptadas a cada tipo de comercio, como explica López.
El TPV avanza, el cajero retrocede
Este avance del uso de los TPV es totalmente opuesto a la evolución experimentada por las retiradas de dinero en efectivo de los cajeros. En pleno declive, estas máquinas han registrado una caída del 20,4% en el número de operaciones efectuadas en el primer trimestre del año (las de los TPV subieron más de un 15%), tras haber disminuido más de un 31% en 2020 y un 2,8% en 2019.
"El pago con tarjeta o móvil es mucho más limpio, tienes menos riesgo de contagiarte si no tocas tantas cosas. Y uno ya no quiere llevar tantas cosas encima y tenerlo todo concentrado en el móvil es más atractivo, sobre todo para los jóvenes, que es a los que más les gusta innovar", apunta, por su parte, Elisabet Ruiz Dotras, profesora de Estudios de Economía y Empresa de la UOC y experta en banca electrónica.
Precisamente a través del móvil, otra de las herramientas a través de las cuales la hostelería se ha abierto al pago digital ha sido Bizum, la aplicación de transferencias instantáneas para particulares diseñada por los bancos españoles que en apenas cinco años ya tiene 15 millones de usuarios.
Sin embargo, esta misma semana, como adelantó Invertia, Bizum ha reducido el número de transferencias que un usuario particular puede recibir al mes de 150 a 60. Una diferencia que los particulares apenas notan pero que a quien afecta realmente es a los comercios y bares que habían decidido utilizar irregularmente este servicio para aceptar pagos.
Aunque el límite impuesto ahora por los bancos persigue precisamente impedir que los comercios y bares utilicen el Bizum de particulares irregularmente, lo cierto es que esta herramienta ha llevado a clientes y establecimientos a perder el miedo a los pagos que no son en efectivo.
"¿Y si me roban el móvil? El tema de la seguridad es lo que más limita a la hora de usar estas aplicaciones, pero al final será igual de seguro utilizar el móvil que sacar dinero en efectivo, porque este te lo pueden robar en el mismo cajero. Hoy en día los robos van en otra línea. El phising se hace desde otro sitio (ordenador, correo electrónico...), pero menos desde el móvil", añade Ruiz, de la UOC.
De cara al futuro, este auge de los pagos con tarjeta y digitales frente al efectivo seguirá en ascenso, según pronostican ambas expertas. "Es un hábito que es muy difícil que se revierta. Una vez que uno acostumbra a pagar con tarjeta ciertas cosas, que es más cómodo e higiénico, es muy difícil volver atrás. Poder pagar con tarjeta puede ser un elemento que haga a la gente optar por comprar un producto en un lugar o en otro. Vamos a seguir viendo estas tendencias crecientes en los próximos trimestres y años", apunta López, de Afi.
Una circunstancia que irá acompañando a la lenta desaparición del efectivo que muchos expertos predicen. "Eliminar el efectivo resuelve un problema muy grave en nuestro país, que es el pago en negro. A la larga todo será digital seguro, pero en cuántos años dependerá de cómo evolucione todo. La gran cuestión a resolver es cuándo se implantará la tecnología blockchain en los pagos", añade la experta de la UOC.
En definitiva, los españoles, en parte animados por las circunstancias de la pandemia, están adoptando cada día más los pagos con tarjeta y con móvil, lo que está dando alas a la expansión de los TPV frente a los cajeros, que son víctimas, además, de las reestructuraciones de las redes de sucursales de los bancos. Falta tiempo aún para que esta tendencia se lleve por delante el uso del dinero en cash, pero, al menos de momento, los pagos sin efectivo van conquistando cada vez más territorios.