El sector bancario se encuentra en plena transformación. Con la pandemia como contexto y la digitalización como telón de fondo, la mayoría de las grandes entidades españolas ha puesto en marcha fuertes procesos de reestructuración que se van a llevar por delante miles de empleos y oficinas. Y, a pesar de todo, las entidades siguen sin lograr un nivel de eficiencia que les permita ser verdaderamente rentables.
Así lo consideran los expertos de Alvarez & Marsal, que estiman en un 45% el umbral de eficiencia a partir del cual los bancos pueden alcanzar la rentabilidad objetivo del 10%, es decir, en línea con el coste de capital. Tras analizar la información financiera correspondiente al segundo trimestre, concluyen que al mismo no llega ninguno de los once principales bancos españoles, a pesar de los procesos de ajuste que están poniendo en marcha durante los últimos meses.
Dos bancos se acercan a ese nivel de eficiencia, aunque se sitúan igualmente por encima. Se trata de Bankinter (45,2%) y BBVA (49%) que, al igual que la mayoría de las entidades, han visto empeorar su eficiencia en el segundo trimestre del año, pues ambas se encontraban previamente en el umbral del 45% o por debajo del mismo.
Las cifras del resto de los grandes bancos les revelan como menos eficientes. La métrica de Santander se encuentra en el 49,4%, la de CaixaBank en el 56,5%, la de Sabadell en el 57,1% y la de Unicaja en el 59,%, de acuerdo con los datos proporcionados por Alvarez & Marsal.
Las peores ratios se registran en Cajamar, con un 67,9% pese a haber conseguido reducir su nivel en el último trimestre, y Abanca, cuya eficiencia se sitúa en el 61,7%. El nivel medio de todo el sistema está en el 53,7% al cierre del primer semestre del año.
La eficiencia es una de las ratios que más quebraderos de cabeza está provocando a los bancos españoles, que operan con desconcierto desde hace años en un entorno de tipos de interés negativos que lastra sus márgenes y su rentabilidad. Mientras, los supervisores envían constantemente a las entidades el mensaje de que deben reducir su "exceso de capacidad", es decir, seguir ahondando en los cierres de oficinas y los recortes de plantilla.
La rentabilidad, con todo, mejoró en el segundo trimestre del año, acercándose a niveles precovid, como ya contó Invertia, algo que se debe en parte a una ralentización de las provisiones por las mejores perspectivas de la economía y el fuerte esfuerzo realizado ya en los primeros meses de la pandemia. La media del sistema se queda en el 8,1%, por encima de los meses anteriores pero aún por debajo del 10%, umbral en el que se sitúa el coste de capital de la banca.
Mejora la productividad por oficina
Donde sí están teniendo un impacto significativo los fuertes ajustes que está llevando a cabo el sector, que están dejando por el camino unos 17.000 puestos de trabajo eliminados y unas 4.000 sucursales cerradas, es en la productividad por sucursal. La explicación es sencilla: a menos sucursales, más negocio para cada una de ellas.
A nivel agregado, el volumen de negocio por oficina bancaria creció en el segundo trimestre hasta los 137,7 millones de euros, frente a los 128,2 millones anteriores. La diferencia es de un crecimiento del 7,4%.
El banco que más ha aumentado esta ratio es Santander, que fue de los primeros que puso en marcha su reestructuración tras la pandemia. El banco pactó con los sindicatos un ERE para 3.572 empleos y el cierre de 1.033 oficinas. Consecuentemente, su volumen de negocio por oficina creció hasta 232 millones de euros (+35,4%).
Por detrás se encuentran Bankinter, con 223 millones por oficina (+4,4%); BBVA, con 159 millones (+2%); y Sabadell, con 148 millones (+3,5%), todos por encima de la media del sistema.
Ibercaja (71 millones por oficina), que puso en marcha su ajuste tras la pandemia hace ya unos nueve meses, se encuentra entre los bancos con menor negocio por sucursal, un grupo en el que están también Cajamar (79 millones), Unicaja (94 millones) y Liberbank (109 millones).
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