El sector financiero está llamado a ser un actor clave en la transición hacia una economía más sostenible por su capacidad para canalizar grandes inversiones y, en este contexto, Sabadell se está abriendo a las inversiones ASG (ambientales, sociales y de gobernanza corporativa) en el sector asegurador.
A través de su joint venture con Zurich, ha dado el salto a la inversión de impacto con la inyección de un millón de euros de fondos propios en Q-Impact, un fondo que invierte en compañías en fase de crecimiento y expansión enfocadas a favorecer la inclusión laboral y la transición ecológica.
La operación se enmarca en la estrategia de sostenibilidad en la que la joint venture de Sabadell y Zurich lleva dos años trabajando con el objetivo de que los criterios ASG formen parte de las decisiones estratégicas de la compañía. Su último paso ha sido dar el salto hacia la inversión de impacto, es decir, invertir con el foco puesto en el impacto positivo que las compañías generan en la sociedad y en el medioambiente con sus modelos de negocio, sus productos y sus servicios.
Más allá de la ISR
Como explica a EL ESPAÑOL-Invertia Clara Armengol, directora de Sostenibilidad de la joint venture de seguros de Sabadell y Zurich, desde la firma buscan "ir más allá" de la gestión de los fondos con criterios de inversión socialmente responsable (ISR). Al tratarse de su primera vez, han decidido recurrir a un fondo de inversión y canalizarla a través de Q-Impact.
"Para nosotros es una novedad. Estamos ilusionados y apasionados con este tema", confiesa a este periódico Armengol, que explica que no se trata de mera filantropía, dado que a través de esta operación también se busca obtener una rentabilidad financiera.
De hecho, "este tipo de inversión está en los estándares de rentabilidad del grupo. Cumple con todos los requisitos de rentabilidad y de análisis financiero y ha pasado por todas las validaciones", añade la directiva. Como anécdota, señala que a las reuniones sobre este tipo de inversiones "no solo van los [directivos] financieros, sino también van los de la parte social, por lo que se genera un debate muy bonito".
Y es que, más allá de la rentabilidad financiera, la entidad busca también que sus inversiones con criterios socialmente responsables sean coherentes con la cultura de la compañía. "Promover la diversidad e inclusión es un pilar fundamental en nuestra cultura de compañía, estamos apostando muy fuerte ahí", explica Armengol, que cita también la formación del talento juvenil y los criterios medioambientales.
Este tipo de "rentabilidad social" es más difícil de medir, pero, según explica Armengol, en este caso concreto cada una de las empresas en las que se invierte tiene un objetivo concreto. "Todo está muy medido, nos encantó la propuesta", añade.
Siete empresas en crecimiento
La inversión de este millón de euros se va a destinar a apoyar a unas siete empresas que en su mayoría facilitan la inserción de jóvenes en el mercado laboral para coadyuvar a paliar una de las mayores lacras de la economía española, el paro juvenil.
Además, fomentan la inclusión de personas con diversidad funcional y los colectivos vulnerables y les ayudan en su día a día con productos adaptados y servicios de teleasistencia. Se trata, en todo caso, de compañías que ya están creadas y la entidad las apoya, de esta forma, en su crecimiento (capital growth).
Entre estas compañías, se encuentran Uninicio, que busca la incorporación al mercado laboral de jóvenes pertenecientes a colectivos vulnerables, concretamente en el sector de la hostelería; Talento y Experiencia, que tiene un objetivo similar pero de personas con diversidad, o Robotics, que también se dedica a la inclusión al mercado laboral aplicando soluciones digitales.
De las siete compañías, la gran mayoría (70%) tiene como objetivo la inclusión social de distintos colectivos o la promoción de la educación, y el resto (30%) se dedica a proyectos medioambientales (agricultura orgánica, tecnología sostenible, financiación del autoconsumo...).
El papel del sistema financiero es clave en esta transición hacia una economía más sostenible para llegar adonde no alcanzan los Estados. Como explica Armengol, tras la adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Acuerdo de París, "se estima que para la transición a una economía hipocarbónica para evitar el calentamiendo de la tierra se necesitan unos 200.000 millones de euros anuales de inversión", un volumen que no pueden soportar las arcas públicas.
Marcando el paso
Las inversiones de impacto, con todo, son un tema incipiente dentro del sector asegurador. Si bien las compañías de seguros ya llevan un tiempo aplicando criterios de inversión socialmente responsable, lo cierto es que en el mercado español la inversión de impacto solamente la llevan a cabo en torno al 2%, de acuerdo con el estudio 'La inversión de impacto en España: Oferta de capital, segmentación y características', elaborado por Esade.
De cara al futuro, la entidad se encuentra definiendo su plan de inversión para los próximos tres años. El objetivo para este ejercicio era iniciarse en la inversión de impacto, cosa que ya ha hecho con esta operación, y a partir de ahora buscará seguir apostando por esta línea tras recibir "feedback de este proyecto" y no solamente a través de inversión de impacto, sino también con bonos verdes y otras alternativas.